martes, 5 de abril de 2016

TRADICIONES CAJATAMBINAS: AUGURIOS NEFASTOS O SUPERSTICIONES


TRADICIONES CAJATAMBINAS

AUGURIOS NEFASTOS O SUPERSTICIONES

EL “AULLIDO” DEL PERRO AL VER EL ESPÍRITU DE LA PERSONA QUE VA FALLECER.



Los animales, así como las personas tienen sus propias peculiaridades con la diferencia de que los animales no tienen la capacidad del sentido de la razón y si es que la tienen, es muy rudimentaria; pero tienen otras facultades o instintos más desarrollados que el hombre (como la vista, el olfato, etc.)

El perro, el animal más fiel y amigo del hombre, es capaz de premunirnos de algunos acontecimientos que se han arraigado dentro de las creencias de los pueblos cajatambinos.

En el caso del “aullido” o “ladrido” del perro es una forma de anticipar la muerte de una persona. Generalmente estos “aullidos” o ladridos suceden a altas horas de la noche, muy esporádicamente se puede escuchar de día dichos “aullidos”. La diferencia está, que de noche el animal se expresa con profundo dolor, de sufrimiento casi agonizante; en cambio si es de día es más leve y breve.

Dentro de la tranquilidad y el sueño apacible de los pobladores empieza el “aullido” de un perro “guauguau….! ¡guauguauuuuu……! !guaguauuuuuuuu…..! y cada vez más prolongado hasta que el animal queda extasiado (atónito, pasmado, sin aliento), como si alguien le estuviera atacando ¡guaguauuuuuuuuuuuuuu……..! y dándole una tonalidad sepulcral que al final pareciera desfallecer, preciso momento que el animal ha logrado avistar el espíritu (o alma) de la persona que va fallecer (presunto difunto o difunta); que generalmente empieza muy cerca de la vivienda o el lugar donde el presunto difunto frecuenta. Y cuando ya haya pasado el espíritu (o alma), el perro deja de aullar y empieza ladrar como si estuviera pasando una persona por el lugar; momentos en que los demás perros que se encuentran por la calle central a dos o tres cuadras adelante empiezan a “aullar” ¡guauguauuuuuuuu……!, ¡guauguauuuuuuuu……..!, lo que hace suponer que el espíritu continúa con su recorrido hacia el cementerio, por donde se conduce el “féretro”; y así, sucesivamente hasta aproximarse al puente del río “tabín” cerca del cementerio.

Momento en que los perros de toda la población empiezan a “ladrar” en forma conjunta y natural como si estuvieran persiguiendo a una persona:¡guauguau, guauguau!, ¡hap, hap!.

Luego, las personas al despertarse y escuchar toda la escena de los “aullidos” y “ladridos”, comentan que el “alma” está pasando, ya llegó a la “Capilla”, ya está cerca del puente, se dirige al cementerio.

El “aullido” y el “ladrido” de los perros, es sepulcral, que infunde terror (miedo, pánico) como si uno estuviera viendo al mismo espíritu (o alma). Y cuando uno es niño, es mucho más impresionante y terrorífico, uno trata de acurrucarse dentro de su cama buscando la protección de alguien.

Después de un tiempo, al mes o dos meses del aullido del perro, se produce el fallecimiento de una persona, confirmándose el presagio del animal. Lo curioso del caso, es que hay personas que según el tipo de “aullido” del perro pueden diferenciar si la próxima víctima va ser varón o mujer; y que en verdad no es simple coincidencia, por lo que, se ha hecho tradición.



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