sábado, 28 de mayo de 2016

MIS CUENTOS: "LOS CERROS QUE CONVERSAN"

 CUENTO: "LOS CERROS QUE CONVERSAN
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)

En una casita muy apartada de un pueblo lejano, vivían don Jacinto y doña Rosario en compañía de sus hijos que todos eran varones, quienes habían nacido y crecido en ese lugar. Los padres eran humildes campesinos que se dedicaban a la agricultura y a la crianza de animales, los cuales eran su sustento de la familia.
Habían pasado muchos años, todo era normal, los hijos para matizar la monotonía de cada día trataban de intercambiar de actividad de lunes a domingo; eran muy unidos y se estimaban mucho porque los padres les había inculcado amor, afecto, respeto, obediencia, honestidad, veracidad, justicia, laboriosidad, comprensión; es decir, cada uno de ellos era el complemento del otro. Los padres se sentían felices al ver que sus hijos iban creciendo y estaban alcanzando su mayoría de edad. La preocupación de los padres era que, cada uno de sus hijos logre formar su propia familia, pero, lo inconveniente era que en ese lugar no había ninguna joven con quienes podían formar un nuevo hogar. Iba transcurriendo los días, los padres preocupados conversaban en las noches en su aposento  y se preguntaban:
-      ¿Cuál será el destino de nuestros hijos?,
Así, pasaban los días, los meses y los años, hasta que un día lunes muy de madrugada su hijo Raúl, le dice a sus padres y hermanos:
-      ¡ No tenemos leña, voy a coger y traer del cerro “Rayhuán”, estaré de regreso por la tarde!.

Raúl partió con dirección al cerro “Rayhuán” llevando sus asnos para cargar y traer la leña; cuando había caminado bastante lejos y se encontraba cerca del cerro “Rayhuán”, observó que a cierta distancia venía una persona, pero, conforme iba acercándose pudo notar que era una bella dama y justamente en el medio del cerro “Rayhuán” llega a encontrarse frente a frente. De inmediato la joven dama le pregunto al joven:
-      ¿A dónde vas?,
Raúl le contestó:
-      ¡Voy a recoger leña aquí en el cerro!,
Por su parte Raúl le preguntó a la bella dama:
-  ¿Usted a dónde se dirige?,
A lo que, la hermosa joven le contestó:
-  ¡Voy a la casa de don Jacinto, voy llevando un encargo de mi padre!,
Entonces Raúl le dice:
-      ¡Yo soy hijo de don Jacinto!,
Por lo que, la bella doncella le propone:
-      ¡Te espero para ir juntos!.
Raúl, frente a la respuesta de la joven, quedó atónito y confundido, luego aceptando la propuesta de la joven. Raúl empezó a coger la leña, pero, por encanto la leña aparecía por montones. Al ver la joven que Raúl había cogido gran cantidad de leña le propuso que descansara, y le dijo:
- ¡Traigo un suculento fiambre!, ¿podemos compartir?,
A lo que Raúl aceptó y se sentaron a compartir el ágape. Conforme iban compartiendo y saboreando, Raúl se sentía cada vez más impresionado de la joven, ya que irradiaba una hermosura angelical indescriptible, a punto que quedó extasiado (alucinado, deslumbrado, maravillado) perdiendo el conocimiento. Raúl al volver en sí, se dio cuenta que estaba en un lugar desconocido, ¡era un palacio!; y la joven le dijo:
- ¡No temas, este era el encargo que tenía para don Jacinto!.
Luego, la joven comprendiendo que Raúl estaba ilusionado de ella, le propuso ser su esposa y le dijo:
- ¡Aquí viviremos juntos tu y yo y haremos felices a tus padres!. Además le dijo: ¡Toda la leña que has cogido y mucho más, esta noche estará en la casa de don Jacinto!.
Raúl, ya no regresó a casa de sus padres, la bella joven por encanto le había introducido dentro del cerro “Rayhuán”, pero, la joven cumplió con su palabra, haciendo que el día siguiente cuando don Jacinto, doña Rosario y sus hijos al levantarse, encontraron en el patio gran cantidad de leña conjuntamente con los asnos que había llevado Raúl. La familia se preguntaba:
-      ¿Qué le habrá sucedido a Raúl, posiblemente alguien lo ha inquietado y se ha vuelto ir?,
Pasaron los días y no regresaba Raúl. Los padres y los hermanos lloraron muy amargamente por la partida de Raúl, pero, cada cierto tiempo aparecía en el patio gran cantidad de leña. Entonces la familia comprendió que Raúl se había ido a otro lugar y regresaba solo de noche para dejar la leña y no ser visto.
Un día martes muy de madrugada, su hijo César les dice a sus padres:
-      ¡Voy ha ver el ganado que se encuentra en el cerro “Cuntuyoj”, vayan preparando el desayuno que regreso!.

Así, partió César con dirección a su cometido, pero, al llegar al cerro “Cuntuyoj”, divisó a la distancia que una hermosa joven iba juntando el ganado de don Jacinto, al acercarse a ella, la joven le dijo:
-      ¡El ganado de don Jacinto se ha pasado a los pastizales de mi padre, por eso los estoy regresando!.
César, que nunca había visto una joven tan hermosa se quedo impresionado y estupefacto (absorto, turulato, extrañado, pasmado, boquiabierto) por la belleza deslumbrante de la joven; circunstancias en la que, la hermosa dama le propuso a descansar, sentándose juntos en una piedra plana como si fuera un sofá.
La joven empezó a contarle a César que, su padre tenía gran cantidad de ganado de tras del cerro “Cuntujoj” y que ella era la hija única de la familia y que además sus padres tenía grandes extensiones de terrenos de cultivo. Por su parte  César, le manifestó que eran siete hermanos varones y vivían junto con sus padres y que todos los ayudaban en las labores del campo y en el cuidado del ganado. Conforme iban platicando las horas iban pasando y la conversación era cada vez más amena y entre ambos empezaba a nacer un romance y de pronto César le propuso darle un beso como prueba de su amor hacia ella, a lo que la joven aceptó. César apasionadamente le dio un beso en la mejilla y en ese instante perdió el conocimiento y cuando volvió en sí, César se encontraba en un palacio, en un lugar desconocido que todo era de oro. La joven al ver su desconcierto de César, le prometió que todo lo que veía iban a ser de los dos. La  hermosa dama por encanto le había introducido dentro del cerro “Cuntuyoj”.
Al ver que no regresaba César, don Jacinto, doña Rosario y sus demás hermanos, lloraban desconsoladamente por la desaparición inusitada de César, pero, para su consuelo el ganado de don Jacinto, permanentemente era cuidado por un joven y una bella dama y luego desaparecían, por lo que pensaron que posiblemente se haya casado con la hija del vecino. A partir de esa fecha el ganado de don Jacinto iba aumentando en grandes cantidades habiendo mejorado inclusive de raza. Para tranquilidad de la familia, César, les revelaba a sus padres en sus sueños que, él se encontraba en un palacio habiéndose casado con la hija de un Rey y que el palacio era todo de oro. Asimismo, en su revelación les decía que en las mañanas al abrir la puerta de la casa encontrarían objetos de oro como prueba de que él se encontraba en un palacio muy bien atendido y que no se preocuparan; y, así fue transcurriendo los años.
Habiendo aumentado las chacras de cultivo de don Jacinto, el agua empezó a escasear para su riego en toda la estancia, su hijo Miguel al comprender la magnitud del problema, le dijo a su padre:
-       ¡Voy al cerro “Milphoj “, allí hay una pequeña laguna y voy a percatarme si es factible hacer una irrigación para traer el agua a nuestra estancia!

Don Jacinto, aplaudió la gran idea  de su hijo, y le manifestó:
-       ¡Que maravillosa idea, piensas como un gran ingeniero, lamento no haberte educado porque éramos pobres, pero comprendo que en tu cerebro y en tu corazón hay una gran riqueza!
Miguel, con la aprobación de su padre una mañana partió hacia el cerro “Milphoj”, al caminar hacia la laguna iba haciendo un pequeño trazo por donde podría hacerse la irrigación e inclusive iba poniendo pequeños hitos de piedra hasta llegar a la laguna. Pero fue tan grande su sorpresa que al momento de acercarse a la compuerta de la laguna, encontró sentada a una joven hermosa de cabellos dorados que le cubría todo el busto; y ella muy risueña le dijo:
-   ¿A dónde se dirige apuesto joven?,
A lo que, Miguel le contestó:
         - ¡Vengo a ver esta laguna y ojala pueda llevar sus aguas mediante una irrigación a la estancia de mi padre, porque el agua ha escaseado!
La bella joven, le respondió:
-   ¡El dueño de esta laguna es mi padre, pero, yo puedo interceder para que te autorice y puedas llevar sus aguas a la estancia de tu padre!
Miguel, muy cortésmente le contestó:
-   ¡No tengo como agradecerle, pero, mis padres les hará legar sus plegarias, deseándoles muchas felicidades!
La joven doncella le contesto:
-   ¡Te aseguro que tus sueños de tener una irrigación en tu estancia se hará realidad, porque mi padre tiene gran cantidad de trabajadores y ellos lo harán en el tiempo más corto posible!; además agregó:
-   ¡Las aguas de esta laguna son deliciosas y son muy frescas, si gusta puedes probarlo!
Miguel, ni corto ni perezoso, se agachó y probó las aguas y en el acto perdió el conocimiento y cuando recobró el conocimiento se encontraba en una hermosa hacienda con praderas llenos de flores, de exuberante vegetación, cascadas, cataratas y un hermoso río que contorneaba toda la hacienda; así, como gran cantidad de peones trabajando en las chacras de la hacienda. La bella joven se acercó donde estaba Miguel y le dijo:
-   ¡Esta es la hacienda de mi padre, pero a partir de hoy todo esto será tuyo y mío!, ¡Tu proyecto de hacer una irrigación y hacer llegar el agua a las chacras de tu padre se hará realidad convirtiéndose en otra hacienda igual como el de mi padre!
Miguel, no salía de su asombro, entonces le dijo:
-   ¿Por qué me prometes tantas cosas, si yo soy un humilde campesino?, a lo que, la bella joven le dijo:
-   ¡Quiero que tu seas mi esposo y nos casemos!,
Miguel como estaba en cierto modo atrapado y en un lugar desconocido aceptó casarse. La bella dama de inmediato dispuso que todos los peones de la hacienda de su padre en el acto empiecen hacer la irrigación por el trazo y los hitos que el joven Miguel había hecho en su viaje hacia la laguna. Como los trabajos de la irrigación estaban en plena ejecución, la doncella, le dijo a Miguel:
-   ¡Vamos a darle la noticia a tus padres que, la irrigación está cerca de su estancia y que pronto se convertirá en una gran hacienda!
A lo que, Miguel aceptó, dirigiéndose ambos a la estancia de don Jacinto, al llegar Miguel a su casa le presentó a sus padres a la joven doncella, manifestándole que se habían casado  y que por eso no había regresado de inmediato. Don Jacinto y su esposa y el resto de los hermanos se alegraron y le ofrecieron una pequeña fiesta. Entonces la bella joven, dijo:
- ¡Mire, don Jacinto la irrigación ya está aquí, los peones de mi padre están trabajando día y noche, los sueños de su hijo Miguel se harán realidad!
Don Jacinto al mirar hacia el cerro “Milphoj”, pudo observar que cientos de personas estaban trabajando. Así llegó la irrigación a la estancia de don Jacinto convirtiéndose en una gran hacienda igual que del padre de la joven, pero, Miguel y su esposa decidieron regresarse a la hacienda de la doncella.
         Por otra parte, como la estancia de don Jacinto se estaba convirtiéndose en una gran hacienda y en un pueblo próspero, era necesaria la construcción de una carretera que una la hacienda de don Jacinto con la capital. Samuel, el hijo de don Jacinto, le propuso a su padre viajar a la capital para gestionar ante las autoridades para que construyan una Carretera como una vía de acceso a toda la zona. Es así que, Samuel, emprende el viaje y en el trayecto tenía que cruzar el cerro “Shanock”, de donde se podía observar la belleza de toda la hacienda de don Jacinto y para contemplarla Samuel hizo una parada en el camino, cuando de pronto apareció en el camino una gran comitiva dirigida por una hermosa dama, quien le preguntó a Samuel:
-       ¿Dónde queda la hacienda de don Jacinto que, toda la gente comenta que es muy hermosa que tiene su propia irrigación con cataratas, cascadas y un estupendo río?. A lo que, Samuel le respondió:
-       ¡Todo lo que ve al frente es la hacienda de mi padre, precisamente estoy viajando a la capital para gestionar la construcción de una carretera para hacerle muy famosa!.
Y la joven verdaderamente al contemplar toda la pradera del frente comprendió lo hermoso que era la hacienda de don Jacinto, entonces dijo:
- ¡De razón, todas la autoridades de la provincia están decididos en construir una carretera a este lugar, por eso nos hemos constituido para dar testimonio de ello, por tanto, ya no es necesario llegar hasta la hacienda de don Jacinto!
Samuel, por su parte, emocionado le puso de manifiesto que:
-       ¡Precisamente me estaba constituyendo a la capital de la provincia para hacer las gestiones para la construcción de la carretera a la hacienda de mi padre!
Entonces, la bella dama,  jefe de la comitiva le dijo:
-       ¡Ya no es necesario que nosotros lleguemos hasta el lugar, mejor sería que usted nos acompañe a la provincia!
La comitiva, dio media vuelta conjuntamente con Samuel y en el trayecto se hizo noche y la comitiva se desvió del camino correcto y lo condujo a un lugar desconocido, llegando a un gran palacio, allí es presentado ante el rey, quien inmediatamente ordena que todas las maquinarias, los ingenieros y los técnicos empiecen la construcción de la carretera que, en el término de ciento ochenta días la carretera debería estar completamente terminado. Pero, la bella dama, le propone a Samuel,  para que todo ello, se lleve a cabo tenían que casarse con ella, a lo que, tuvo que aceptar Samuel.
         Conforme iba pasando los días, los padres de Samuel estaban desesperados y llorando por su ausencia; pero, en las noches Samuel les revelaba que la carretera estaba construyéndose aceleradamente y que dentro de ciento ochenta días estaría totalmente lista la carretera. Mientras tanto, en verdad las autoridades de la provincia estaban avocados en la construcción de dicha carretera y justamente coincidía con la fecha en que llegaría la carretera. Pasaron los días, las semanas y los meses y en el tiempo previsto llegó la carretera a la hacienda de don Jacinto, fijándose la fecha de la inauguración para el domingo primero de noviembre, día de todos los santos.
         Al convertirse la estancia de don Jacinto en una gran hacienda era urgente y necesario contar con una central hidroeléctrica para equipar la hacienda de energía eléctrica para implementar y equipar de todos los servicios necesarios de acuerdo a los adelantos de la ciencia y la tecnología: Nicanor, el hijo de don Jacinto, le propone a su padre inspeccionar la catarata de “Shapil” para ver la posibilidad de construir una planta hidroeléctrica y así viajar a la capital para gestionar ante las autoridades para que construya dicha Central Hidroeléctrica.
Con la aprobación de su padre, se dirige a la Catarata de “Shapil” caminando por toda la orilla del río que contorneaba las chacras de la hacienda y así logró llegar a la catarata, pero como estaba demasiado cansado se hecho a un costado de la catarata y se quedó dormido y al despertarse a su costado estaba sentada una hermosa joven de cabellos rubios color candela. En ese instante, la joven le dijo al joven:
-       ¡He venido a dar un paseo y contemplar la catarata, ya que de tras de este cerro mi padre tiene un palacio!, pero me doy con la sorpresa de encontrarlo dormido.
La bella dama, a Nicanor le invitó dar un paseo por la catarata, a lo que, Nicanor aceptó la invitación y conforme se iban acercando más a la catarata y en contacto con la brisa de las aguas de la catarata, de repente se abrió una gran puerta ingresando los dos a una ciudad totalmente iluminada, jamás visto por él, a lo que aprovechó la bella dama para decirle:
- ¡Que ese era el palacio de su padre y si él le prometía casarse le haría dueño de todo el palacio!
Nicanor acepta casarse y le hace dueño del palacio. Pero, Nicanor a su vez le propone y le dice a su esposa:
-       ¡Cómo quisiera que la hacienda de mi padre se convierta en un palacio tan iluminado como este!
Entonces la joven doncella le dijo:
-       ¡Hoy en la noche vamos a salir del palacio y observaremos cómo la hacienda de tu padre estará iluminado tan igual o mejor que este palacio!
Salieron en la noche a contemplar la hacienda de su padre y efectivamente estaba  muchos más iluminada que el palacio de su esposa.
Cuando todo estuvo concluido, sucedió algo inesperado, los cerros aledaños a la hacienda de don Jacinto, donde sus hijos se encontraban encantados, empezaron a conversar y coordinar para la inauguración de la carretera, haciendo que sus voces se escucharan en toda la provincia y que ese día asistieran todos los habitantes de la provincia:
El cerro “Shanock” a las doce de la noche empezó a llamar:
-       ¡Hermano “Rayhuán”, el día domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la carretera de la hacienda de nuestro padre, debes  de enviar gran cantidad de leña para que nuestros padres con sus sirvientas puedan preparar el banquete para todos los invitados de la provincia, y para ese día debes estar presente con tu esposa!
El cerro “Rayhuán” por su parte empezó llamar:
-       ¡Hermano “Cuntuyoj”, el día domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la carretera de la hacienda de nuestro padre, debes mandar con tus siervos una docena de novillos para sacrificar para el banquete de todos los invitados de la provincia, y para ese día debes estar presente con tu esposa!
Por su parte el cerro “Cuntuyoj”, empezó a llamar:
-       ¡Hermano “Milphoj”, el día domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la carretera de la hacienda de nuestro padre, debes soltar gran cantidad de agua de la laguna para que de las cataratas, las cascadas y del río se produzcan hermosos arco iris adornando toda la hacienda, y para ese día debes estar presente con tu esposa!.
El cerro “Milphoj”, también empezó a llamar:
-       ¡Hermano “Shanock”, el día domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la carretera de la hacienda de nuestro padre, debes ordenar a todos los siervos del palacio de tu esposa para que se coloque a los costados de la carretera formando una guardia de honor y así hacer el recibimiento de toda la comitiva que vendrá  de toda la provincia, y para ese día debes estar presente con tu esposa!.
El cerro “Shanock”, complementó llamando:
-       ¡Hermano “Shapil”, el día domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la carretera de la hacienda de nuestro padre, debes ordenar a todos los siervos del palacio de tu esposa para que ilumine toda la hacienda, haciendo que la gente se sientan como en el cielo, y para ese día debes estar presente con tu esposa!.
Esta misma conversación durante toda una semana se volvió a escuchar, habiéndose informado toda la gente, así como don Jacinto, doña Rosario y el resto de los hermanos; entonces comprendieron que sus hijos estaban vivos y ellos eran los autores de todo el cambio producido en la hacienda para convertirlo en una gran hacienda.
         Cuando llegó el día de la inauguración, todo estaba listo no faltaba ningún detalle, toda la servidumbre de los palacios de sus hijos estaban a su disposición; y cuando llegaron la comitiva oficial se sorprendieron de la magnitud de los preparativos y lo hermoso de la hacienda que se vislumbraba con arco iris naturales que resplandecían de los ríos que contorneaban la hacienda; era una población mágica. Y al entrar la comitiva a la plazoleta (plaza, glorieta, plazuela) de la hacienda observaron que en cada una de las esquinas se encontraban cuatro carrozas de oro donde se encontraban sus hijos cada uno con sus esposas, luego empezando la fiesta con el agasajo y el baile que se prolongó toda la noche hasta el día siguiente.
La hacienda de don Jacinto se había convertido en una hacienda mágica nunca visto en toda la región.

FIN



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