viernes, 6 de mayo de 2016

HOMENAJE A MI QUERIDA MAMÁ FELICITA RIVERA


FELIZ DÍA MAMÁ

RÉQUIEM  A FELÍCITAS MI MADRE


Al recordar tu santo nombre,
no puedo soportar el dolor
que albergo en mi corazón,
recordando de niño las caricias
que me distes en tu pecho.

Al recordar tu imagen,
imploro al Hacedor para que,
allí en el cielo, te dé su bendición;
yo de aquí, elevo mis plegarias
deseándote la paz eterna.

Al recordar tus enseñanzas,
hoy de adulto, valoro tus sabidurías,
las que alimentaron mi ser:
así como tus caricias,
son las que sensibilizaron mi alma.

Este réquiem de dolor, te ofrendaré,
hoy, mañana y siempre, aún cuando
estemos juntos en la mansión eterna;
ya que como madre, eres un ser
que existirás por toda la eternidad.

Tu hijo, Hipólito.

A MI QUERIDA MADRE FELÍCITA
(Autor: Hipólito G. Yánac Rivera)


Feliz día madre querida,
cuánta alegría siento al recordar tu memoria,
y cuanto dolor siento en mi corazón,
al no tenerte a mi lado por tu partida a la eternidad.

En tu día y por los días que Dios me dé vida,
elevo tu santo nombre ante el altar de Dios,
para que el Divino Hacedor, te bendiga,
y te tenga en su reino lleno de bendiciones.

A pesar que el tiempo haya trascurrido,
desde tu partida a la mansión de Dios,
en mi corazón y en mi pensamiento,
tu imagen está presente a todo instante.

En mi soledad y en mis sueños,
también estás presente,
guiándome por el camino correcto,
inculcándome siempre con el ejemplo.

A través de mis plegarias, madre querida,
quiero recompensar todo tus sacrificios,
sé que nunca llegaré a recompensar tus desvelos,
pero, por lo menos déjame implorar,
para la tranquilidad de mi alma.
¡Gracias mamá…que Dios te bendiga eternamente!

(Tu amado hijo Hipólito)


A FELÍCITAS MI  MADRE
(Autor: Hipólito G. Yánac Rivera)

Mamá Felícitas,
tú que supiste cobijarme en tu pecho,
alimentándome con amor y ternura,
con paciencia me diste tus caricias,
forjando en mí, el hombre del mañana.

Mamá Felícitas,
años y años pasamos juntos,
tardes y meriendas llenas de juegos y acertijos,
éramos compañeros de batallas y de ensueños,
en esa aventura de moldear nuestras vidas.

Mamá Felícitas,
por eso te escribo este poema,
por que fuiste un manantial de amor y dulzura,
fuente inagotable de sabiduría maternal,
porque representas al ser que más amo en la vida.

Mamá Felícitas,
nuestras hazañas y nuestra felicidad,
están grabadas desde puris hasta pusgoj,
Lauricocha y Joncococha testigo de mi infancia,
en donde todos tus hijos hemos crecido.

Chuchuhuilca, Quitapuquio, y Agurragra,
Huaylancana, Mayush, Antaquirca,
Chiraumarca, Pata Pata, grandes parajes,
que marcaron el Siglo de Oro de Daniel y Felícitas.

¡Mis padres a quienes adoro eternamente!

(Tu amado hijo Hipólito)

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