sábado, 16 de mayo de 2020

REFLEXIONES ANTE EL CORONAVIRUS -COVID 19



REFLEXIONES ANTE EL CORONAVIRUS – COVID 19

La pandemia Coronavirus - COVID 19, está cambiando el curso de la historia de la humanidad con la muerte de miles de personas en todo el mundo, como si fuera la maldición divina, habiéndose expandido a nivel mundial, deteniendo todas las actividades comerciales, financieras, de turismo, educativas; encontrándonos confinados en nuestros propios hogares; cuyas consecuencias fatales ha afectado a todos a nivel de todo el mundo, sin distinción del poder económico, político, social y cultural, como si se estuviera cumpliéndose los escritos de la Biblia: “Con la misma vara que mides serás medido”.
Es decir, todos estamos padeciendo el rigor de su furia sin distinción de raza, color, credo, religión, ideología, ciencia, tecnología y cultura como si fuera la maldición de Dios. Estamos sometidos a prueba, habiendo llegado al arrepentimiento y las lamentaciones, es como si se cumpliera el adagio popular: “Dios castiga sin palo ni piedra”; o pareciera  a la trama de una novela: “Hasta los ricos lloran”.

Por otra parte, nos está haciendo reflexionar en diferentes formas de nuestra convivencia social; es así que, a consecuencia de sus efectos a diario se vienen desenmascarando actos de corrupción a nivel mundial; se están produciendo los éxodos a nivel de todo el planeta; es decir, ha rebasado fronteras, haciendo que retornen a su natal de origen, como si una canción hubiera profetizado lo que iba suceder: “Todos vuelven a la tierra que nacieron …”.

Las consecuencias del COVID 19, ha llegado a trastocar el fondo de nuestros corazones, haciendo fluir nuestros sentimientos de solidaridad, fraternidad, de amor al prójimo, valores que habían desparecido de la faz de la tierra. Con este enemigo invisible ha resurgido con el accionar de nuestros hermanos médicos, enfermeras, personal técnico, policías, miembros de las fuerzas armadas, personal de limpieza pública, etc. A consecuencia de la furia de este mal, están ofrendando sus vidas, constituyéndose en mártires de la humanidad. Martín Luther King, tenía razón al haber manifestado: “Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos, con amor, unidos como hermanos”.

El COVID 19, nos ha puesto en prueba, para meditar que la vida  no vale nada; las medicinas  no tienen efecto curativo, los científicos no pueden descubrir un antídoto, ni una vacuna para contrarrestar  la ira de esta epidemia. Mucha gente a nivel mundial al morir se enterraba  con carrozas de lujo, con ceremonias fúnebres y en mausoleos de mármol. Ahora morimos sin el abrazo del último adiós de despedida, sin un presente floral, sin el responso del párroco; como si los que escribieron la Biblia se proyectaron a los sucesos  fatales del COVID 19: “De polvo naciste y en polvo te convertirás”. Se han obviado los cementerios, los nichos, se han reemplazado por la zanja común, donde todos somos iguales; es decir, hasta en la muerte nos han igualado. Lo que nos debe hacer reflexionar, para asimilar muchas enseñanzas para cambiar de actitud y al mismo tiempo cambiar el curso de la historia de la humanidad.


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