martes, 14 de junio de 2016

MIS CUENTOS: "LAS LAGUNAS ENCANTADAS"


LAS LAGUNAS ENCANTADAS
                (Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)

A tres leguas (quince kilómetros) del pueblo existía una laguna melliza, una chica que era la laguna hembra y otra más grande que era la laguna macho, estaban conectados por un pequeño riachuelo de diez a quince metros de longitud.

Estas lagunas eran visitadas constantemente por personas que hacían camping y por estudiantes que iban de excursiones de paseo por el paisaje hermoso donde se encontraba ubicada y la gran cantidad de aves silvestres que cobijaba en sus aguas y pantanos o lodazales; en sí era un atractivo turístico impresionante

Lo curioso de estas lagunas es que tenían un comportamiento extraño y especial: Si las personas visitantes eran mujeres, la laguna hembra empezaba agitar sus aguas formándose olas que golpeaban las orillas donde se encontraban dichas personas, tratando de mojarlas y ahuyentarlas. Y si las personas persistían observando por más tiempo, las aguas de la laguna empezaban a cambiar de color, generando un ruido raro que infundía en las personas cierto temor, miedo; por tanto, no podían soportar tal manifestación de la naturaleza, por lo que, decidían retirarse inmediatamente. Por su parte, la laguna macho frente a las mujeres tenía un comportamiento diferente mostrándose tranquila; de sus aguas brotaba una brisa fresquista, tenue dando una sensación de frescura y tranquilidad haciendo apacible al visitante. En la superficie de la laguna se podía notar una pequeñísimas olas que corrían de este a oeste y de norte a sur, produciendo un sonido armonioso: shasssss..., shusssss…, shisssss…, haciendo que las visitantes pasaran momentos de solaz (esparcimiento, distracción, entretenimiento, regocijo, o pasatiempo) como invitándole a un descanso placentero.

Por el contrario, la laguna macho, si eran varones los visitantes se comportaba agresivo, haciendo que sus aguas se salieran a las orillas como alejando a los visitantes; pero, si eran mujeres mantenía tranquila sus aguas dejándoles contemplar su belleza y el griterío de las aves silvestres.

Si el visitante tenía conocimiento del comportamiento de estas lagunas, acudía a ellas llevando sus regalos u ofrendas, que tenía que depositarlos en el ojo de cada laguna. El ojo de las lagunas estaba localizado en el ingreso de la corriente de agua en cada una de ellas, notándose que había un remolino en forma circular, de donde salía burbujas de agua espumante acompañadas de una melodía impactante e inquietante, que hacía más atractivo a los visitantes. Mientras que otros visitantes duchos o expertos solían realizar otros ritos u ofrendas con coca y cigarrillo nacional, tenían que bolear o chacchar (masticar la coca haciendo un bolo dentro de la cavidad bucal, fumar dos o tres cigarrillos invocando a los seres mágicos de la laguna para que les ayuden a pescar y cazar; esparcían el ron por las orillas de la laguna. Luego los visitantes pescaban gran cantidad de truchas, cazaban patos silvestres y huachhuas, retornando a casa contentos porque la caza y la pesca les había ido bien.


Otras de las incógnitas que encierran estas lagunas es que, en épocas de invierno cuando la zona está anublada, si algún animal se acercaba al ojo de la laguna, el animal era atraído mágicamente por este ojo y desapareciéndolo el animal al interior de la laguna. De igual forma si una persona pasaba cerca de la orilla de la laguna ignorando su comportamiento, la persona era atraída mágicamente por el ojo de la laguna introduciéndolo dentro de sus aguas para siempre.

En las épocas de luna nueva y luna llena, las lagunas tenían su forma peculiar de comportarse: En las noches de luna nueva, bajo su luz tenue, del ojo de la laguna hembra salían una manada de ovejas blancas a comer pasto verde que, luego de aplacar su hambre se regocijaban dando alaridos y brincos por toda la pradera para luego introducirse a la laguna.

De igual forma del ojo de la laguna macho, bajo la fulgurante iluminación de la luna llena, salía un toro color  gris grande muy robusto que mugiendo (bramando) se daba la vuelta por el contorno de las lagunas, como dando que entender que él era el dueño de dichas lagunas, luego de culminar su recorrido se introducía en el ojo de la laguna macho.
En las noches de las fiestas de carnavales, cuando el reloj empezaba a marcar las doce de la noche, del ojo de cada una de las lagunas salían comparsas cantando y bailando música muy melodiosa y melancólica que, en la soledad del paraje se llegaba a escuchar a varios kilómetros confundiéndose con la música de los pastores de las estancias vecinas que solían festejar en los carnavales como ofrendas a sus ganados, para que éstos puedan aumentar para el año siguiente.

En el mes de mayo, las lagunas tenía otra forma de comportamiento como anunciando la temporada de las heladas y el inicio de la cosecha de papas. Una noche de viernes a las doce en punto, antes que los gallos de las estancias empiece a cantar, aparecía del ojo de la laguna macho un gallo ají seco que al compás del relampaguear de las tempestades de la helada empezaba a cantar: Kikiri ki…, Kocoro ko……, Kikiri ki…, Kocoro ko……, como quien decir: ha empezado un nuevo amanecer, alístense que la cosecha de papas va ser abundante. Esta escena se repetía casi por espacio de una semana alertado a la población.

Entre los meses de Agosto y Septiembre, sucedía otro acontecimiento muy importante entre las dos lagunas. A media noche cuando los moradores de las estancias dormían placenteramente y el silencio reinaba en el paraje, repentinamente salían del ojo de las lagunas dos comparsas integradas por hombres y mujeres, empezando a bailar y a cantar en competencia al frente de cada laguna. Si la comparsa de la laguna hembra era la ganadora la cosecha de trigo iba ser abundante y la cosecha de maíz iba ser mala. Pero, si ganaba la comparsa de la laguna macho la cosecha de maíz iba ser abundante con las cuales podían elaborar la jora de maíz y con ella elaborar la chicha de jora, bebida muy apreciado por los hombres.

Este modo de comportamiento de las lagunas marcaba el desarrollo de la vida social y económica de los pueblos de la región, quienes les daban sus ofrendas en el mes de Julio con ocasión de las fiestas patronales del pueblo.

FIN




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