jueves, 14 de junio de 2012

MIS CUENTOS


XXI CONSURSO NACIONAL DE EDUCACIÓN
Horacio 20012
TÍTULO DE LA OBRA:
“EL CUENTO COMO ESTRATEGIA DIDÁCTICA PARA DESARROLLAR LA COMPRENSIÓN LECTORA EN LOS NIÑOS”

EJE TEMÁTICO: LITERATURA

ÁREA 3: CUENTO

AUTOR: HIPÓLITO GILBERTO YÁNAC RIVERA


LIMA – PERÚ

2012

INTRODUCCIÓN

Siendo el cuento una: fábula, leyenda, ficción, invención, novela, tradición, jácara, quimera, mito, etc; se puede utilizar como una estrategia didáctica para el desarrollo de la comprensión lectora de los niños; es decir, a través de la lectura de cuentos se pude inducir a los niños para que utilizando su imaginación, su fascinación, su reflexión puedan comprender el desenlace del trama del cuento, fortaleciendo su desarrollo personal, social y la práctica de valores, consecuentemente ir desarrollando así su comprensión lectora.

A continuación se presenta una serie de cuentos que han sido escritos por el autor teniendo como fuente de imaginación y fantasía, realidades de los pueblos andinos, la idiosincrasia de sus pobladores y los poderes mágicos de la naturaleza para darles vigencia como si fueran hechos reales. A través de la lectura de los cuentos, también se pueden trabajar un conjunto de valores que en el desenlace del cuento se va evidenciando, a fin de impactar en el lector un cambio de actitud e inducirlos al hábito de la lectura, mejorar su capacidad de asertividad en la comunicación.

La lectura de los cuentos pueden desarrollarse en el aula en diferentes momentos del proceso enseñanza - aprendizaje:

1.    Antes de iniciar las clases para inducirle a los estudiantes al hábito a la lectura.
2.    Como una dinámica de motivación para el desarrollo de una sesión de aprendizaje de cualquier área curricular en forma transversal.
3.    Como una actividad inherente al desarrollo de una sesión de aprendizaje del área de comunicación.
4.    Durante la Hora de Lectura o como parte de las acciones de la Hora de Tutoría” para inducir (incitar, provocar, estimular, promover, influir) en los estudiantes a la práctica de valores o normas de comportamiento en su vida cotidiana, en base al mensaje del cuento.
La lectura del cuento como estrategia didáctica para el desarrollo de la “Comprensión Lectora”, debe inducirle al estudiante a un análisis comprensivo del texto, creando en él un hábito a la lectura.

Este proceso de hábito a la lectura se logrará en base a la constancia y la perseverancia del estudiante con el acompañamiento, supervisión, control y evaluación del profesor. Lo que significa que el estudiante debe sentir un gozo, deleite y placer al momento de realizar la lectura del cuento.

Asimismo, el proceso del hábito a la lectura significa entusiasmo, disciplina, responsabilidad, trabajo, constancia y dedicación, como dice William Faulkner: “Para ser grande hace falta 99 por ciento de talento, 99 por ciento de disciplina y 99 por ciento de trabajo”. O como dice Ovidio: “La gota abre la piedra, no por su fuerza sino por su constancia”. O como dice: P. E. Ureña: “El hábito y el amor a la lectura forma al niño para abrir el mundo de la cultura universal”.

Para la lectura del cuento y su comprensión, debemos utilizar ciertas estrategias como:
·         El subrayado
·         Extraer las ideas principales
·         Identificar el trama y el desenlace del cuento
·         Identificar las palabras nuevas

Así como también, el estudiante debe tomar sentido de la lectura desde el título hasta la última palabra del texto. Para lo cual, es necesario que los estudiantes lleven consigo y utilicen el diccionario como instrumento de apoyo para que en todo instante puedan consultar el significado de las palabras que desconocen y así puedan comprender mejor el mensaje del cuento.

El presente trabajo está dirigido a todos los docentes que tenga la inquietud de poner en práctica la lectura del cuento como estrategia didáctica para el desarrollo de sus sesiones de aprendizaje.
El Autor


ENCANTO DE LOS CERDOS
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
En una ocasión, en un pueblo alejado de la capital de la provincia, luego de una jornada de trabajo un grupo de amigos decidieron agasajarle a su entrañable amigo Ricardo, compañero de estudios de la universidad. Para lo cual, se reunieron en horas de la noche para degustar un pequeño ágape y escuchar música, ya que, eventualmente se encontraban y por esa satisfacción decidieron compartir momentos de alegría.
La reunión era muy amena, conforme iban transcurriendo las horas bajo la luz resplandeciente de la luna llena que iluminaba un paisaje indescriptible e incomparable; cuyo panorama se podía observar desde el balcón de la vivienda.
 El frío penetrante de la noche y el efecto de las bebidas que habían ingerido provocaron a los amigos la necesidad de orinar y como la habitación no contaba con servicios higiénicos tenían que salir a un lugar aparente para hacer sus necesidades biológicas. La vivienda estaba ubicada al costado de un campo de fútbol y colindante con un cementerio. Es así que, los integrantes de la reunión, uno tras de otro salían hacer sus necesidades biológicas sin ningún percance y todo se desarrollaba normalmente.
La noche había transcurrido cuando aproximadamente dos de la madrugada Ricardo bajó del segundo piso y se dirigió al campo de fútbol para hacer sus necesidades; y, luego de haber terminado de miccionar se detuvo para contemplar la belleza del paisaje bajo la luz resplandeciente de la luna y el fulgor de los nevados que circundaban la población; cuando de pronto se le aparecieron unos cerdos gigantes color candela con los colmillos sobresalientes y gruñendo se abalanzaron sobre él; quien tratando de defenderse pudo llegar hasta las escaleras de madera que conducía al segundo piso de la vivienda y en un esfuerzo sobrehumano trató de voltear la escalera cayendo encima de los cerdos ahuyentándolos y perdiéndose éstos por medio del campo de fútbol, quedando Juan atontado por el susto sin poder hablar. Al escuchar el ruido salieron inmediatamente el resto de los amigos, encontrándolo aturdido por la impresión y el susto ocasionado por los cerdos. Al ser preguntado qué es lo que le había sucedido, Ricardo contó con lujo de detalles cómo había sido embestido por unos cerdos enormes color candela con una ferocidad increíble. Lo que había percibido es que no se traba de cerdos normales, sino que, eran cerdos gigantes fuera de lo normal, tenían unos colmillos sobresalientes, sus ojos grandes relucientes de color rojizo, unas orejas grandes y puntiagudas y de sus hocicos  salían chispas como fuego infundiendo terror.
La pequeña reunión que había sido planeada por los amigos con tanto entusiasmo, terminó casi en una desgracia por la influencia de seres malignos que ocasionalmente suelen suceder por influencia de la naturaleza, la hora avanzada de la noche y lo inhóspito de la población.
Al día siguiente al contar lo sucedido, la gente de la población pudo confirmar que en ese lugar las personas foráneas eran tentadas por espíritus malignos en época de luna llena. Lo interesante es que, el carácter fuerte de Ricardo contribuyó para que no sucediera algo funesto; podría haberlo aventado al río que pasaba por un costado del pueblo, desaparecerlo o amanecer muerto como había sucedido en otras ocasiones.

FIN

TOMÁS EL DIABLO
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
Tomás era un hombre aproximadamente de unos cuarenta años. Tenía la cara desfigurada por la huta (enfermedad producida por la picadura de un insecto, el que se infectaba y a consecuencia de ello se iba destruyendo la dermis y epidermis de la piel, localizándose generalmente en la cara, la nariz, la oreja), motivo por el cual a Tomás le llamaban el “diablo” porque tenían el rostro totalmente desfigurado, dando la impresión que era un diablo.
Nadie sabía cual era la procedencia de Tomás, según dicen que hizo su aparición de un momento a otro y asentándose solo en una quebrada totalmente inhóspita, vivía en una cueva sin provisiones, que de vez en cuando solía aparecer en la población haciendo derroche de dinero y embriagándose hasta quedar inconsciente y estar tirado en las calles del pueblo. Todos le tenían miedo, por lo que, nadie le conversaba, más por el contrario se burlaban de él llamándole “Tomás el Diablo”
Luego de su derroche en la población desaparecía en forma imprevista, retornando a su refugio. Lo insólito del caso era que en su asentamiento hacía proezas sorprendentes que cualquier humano no podía hacer. Hacía irrigaciones desviando el agua para llevar a pequeñas parcelas de tierra firme para cultivarlos, sin ninguna herramienta y por lugares inaccesibles, movía rocas inmensas a fuerza bruta sin ayuda de nadie.
Por ese paraje, sólo existía un camino muy antiguo que era de los gentiles (personajes de tiempos inmemoriales que según dicen procedían del demonio o el diablo) y cuando alguna persona ocasionalmente intentaba pasar por allí, “Tomás el Diablo” aparecía sentado sobre una roca en lo alto del cerro, conforme el visitante proseguía su camino “Tomás el Diablo” aparecía por arte de magia sentado en otra parte del cerro. Lo que sucedía es que “Tomás el Diablo” tenía unos pasadizos subterráneos que se intercomunicaban de un lugar a otro, como si fuera una vizcacha.
.”Tomás el Diablo”, también tenía poderes de adivino, quien con lujo de detalles explicaba en la plaza del pueblo cuando hacía sus apariciones repentinas. Tenía la facultad de predecir hechos o acontecimientos que iban a suceder después de un tiempo, si el año iba ser lluvioso o iba haber sequía. También en sus peroratas anunciaba que iba haber enfermedades  que arrasaría con todas las poblaciones y habría muchas muertes; así como también pronosticaba que iba haber tempestades, temblores, eclipses. Después de transcurrido un determinado tiempo, efectivamente se cumplía sus pronósticos tal cual había anunciado.
“Tomás el Diablo” poco a poco fue asentándose en el lugar convirtiendo el pequeño valle en un lugar próspero, ya que, debido al clima cálido de dicha zona en los terrenos que había dotado de agua, sembraba camote, yuca, ají, árboles frutales como mango, plátano, paltos, manzanos; cuya producción era cuantioso fuera de lo normal, convirtiéndose en un fruti cultor exitoso; semanalmente bajaba cajones sobre cajones de estas frutas a la carretera para ser embarcados hacia la costa para su comercialización. Es así que, “Tomás el Diablo” con su esfuerzo, tenacidad y constancia hizo que mejorara su condición económica acumulando una pequeña fortuna.
En vista de haberse convertido en un próspero negociante, empezó a contratar peones para producir en mayor escala y cada vez mejor; para sacar sus productos mandó construir su carretera propia, en vista que el pequeño valle  estaba muy cerca de la carretera troncal que pasaba por la zona. Compró un camión para transportar todo sus productos directamente al mercado mayorista con chofer propio, por tanto, ya no tenía que estar bajando los cajones de fruta a fuerza bruta. Asimismo, mandó instalar energía eléctrica de la central hidroeléctrica que funcionaba a un kilómetro del lugar; por otra parte, hizo construir un chalet para su vivienda y uso propio, y para sus peones mandó construir pequeñas viviendas a un extremo de su pequeño fundo, instalando todos los servicios básicos que toda población necesita, convirtiéndose en un valle prodigioso y bello.
“Tomás el Diablo”, siempre mantenía su intimidad de manera reservada, teniendo como compañía a su perrita, a la que le vestía como si fuera una dama y le tenía todas las consideraciones del caso. La perrita por su parte le obedecía todo lo que le decía “Tomás el Diablo”; así cuando le decía:
-       ¡“siéntate”!, la perrita se sentaba,
-       ¡“baila”! y bailaba,
-       ¡“camina en dos patitas”!, caminaba en dos patas;
También, le obedecía mandatos u órdenes que le daba su dueño, cumpliendo como si fuera una hija. Al ver todo esta transformación, la gente creía que Tomás era un verdadero diablo.

FIN
EL ENCANTO EN UN PANTANO O LODAZAL
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
Era una vez, época de una fiesta costumbrista en un pueblo de la serranía. Daniel, un padre de familia, luego de haber espectado la fiesta costumbrista de su pueblo, decidió viajar a su “estancia” (un lugar o paraje en la puna donde tenía su choza). Daniel, salió del pueblo cabalgado de su yegua “Chimba”, aproximadamente siendo las cinco de la tarde, con dirección a su estancia donde tenía una manada de ovejas que estaba al cuidado de su familia.
Para llegar al lugar de su destino, tenía que recorrer un camino largo y abrupto, cruzar diferentes parajes, así como debía cruzar diferentes  riachuelos y ríos. El viaje se le hacía ameno e iba tarareando la música que había escuchado, recordando los pasajes y las mudanzas realizados por los bailarines o danzantes de la fiesta.
La yegua “Chimba” era conocedora del camino, un animal muy noble y hábil, además tenía la habilidad de detectar cualquier elemento extraño o la presencia de algún animal en su camino. Daniel, confiado en su yegua “Chimba”, conforme iba anocheciéndose empezó a cantar y silbar para alegrar la soledad de la noche y lo inhóspito del camino, acompañado de la fulgente (brillante, resplandeciente, luminoso, radiante, esplendoroso) luna llena que iluminaba toda la pradera como si fuera de día.
            Daniel, casi cerca de su destino, tenía que cruzar un riachuelo que se encontraba en una hoyada larga para luego empezar a subir una pequeña cuesta. Y cuando estaban casi por culminar la cuesta, de pronto la yegua “Chimba” se puso nerviosa, haciendo que sus orejas empezaran a oscilar hacia adelante y atrás y produciendo un ronquido  con sus fosas nasales, plantándose y golpeando el suelo con el casco de su pata delantera; por lo que, Daniel decidió apearse y jalando a “Chimba” con las riendas logró culminar la subida.
Daniel, cuando la luminosa luna llena con todo su esplendor iluminaba la planicie de la puna, al fijar su mirada hacia los pantanos o lodazal lleno de totorales que estaba al costado del camino, se percató que aproximadamente ocho cerdos (chanchos) enormes de color rojizo se encontraban comiendo, que, al sentir la presencia de Daniel como de su yegua “Chimba”, inmediatamente se introdujeron en el pantano gruñendo con el rabo levantado y expulsando chispas por sus fosas nasales y luego desapareciéndose entre el totoral; y, al mismo tiempo que los totorales empezaron a crujir con un sonido estruendoso, haciendo que Daniel se quedara estupefacto; quien atinó cabalgarse de “chimba” y galopar hasta llegar a su estancia que estaba muy cerca del lugar de los hechos, llegando a su choza arrojando espuma por la boca por el susto que le había ocasionado los enormes cerdos.
El caso hubiera sido fatal, si Daniel hubiera sido sorprendido primero por los cerdos; éstos los hubiera atacado introduciéndole dentro de los totorales desapareciéndole para siempre o de lo contrario le hubieran chupado la sangre abandonando su cuerpo sin dejar huellas de haber sido maltratado, lo que demostraría que su sangre habría sido succionado por seres mágicos o endemoniados.
Lo curioso del caso es que, en el lugar nadie  criaba cerdos, por lo que, era extraño la presencia de estos animales; pero, Daniel indagando llegó a comprobar por la referencia de los vecinos que, en ese lugar se producían encantamientos y que allí existían seres endemoniados que las personas débiles de carácter que pasaban por ese lugar eran motivo de diferentes tipos de encantamientos.
FIN


EL ENCANTO DE LAS OVEJAS BLANCAS
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
En un paraje o lugar inhóspito (agreste, deshabitado, solitario), llamado estancia vivían unos pastores de ovejas, que por su ubicación infundían melancolía (nostalgia, soledad, añoranza). Éstas personas vivían aisladas de la mayoría de la población, haciendo una vida de ermitaño (solitario); siendo su compañía sus ovejas, sus gallinas, el gallo que le daba la hora y que le anunciaba el anochecer y el amanecer de un nuevo día, sus perros eran fiel compañero que, ahuyentaban los malos espíritus y les protegía de las personas extrañas que les podían hacerle daño o podían robarle sus pertenencias, sus animales o ahuyentar a los zorros que iban a cazar sus ovejas para comérselos.
La vida de los pastores era monótona que, luego de tomar sus alimentos en las mañanas salían conjuntamente con sus ovejas para pastarlos. Éstas al salir del corral, empezaban a caminar buscando el pasto para su alimentación sin detenerse en un solo sitio, alejándose de la choza seguida por la pastora y sus perros.
En esta actividad del pastoreo las ovejas se desesperaban por dirigirse a los “oconales” (pequeñas praderas ubicadas en el ojo de los manantiales formando  unos pantanos o lodazales por la filtración de las aguas), buscando el pasto verde, mientras que las pastoras se encontraban entretenidas con su hilado o tejido. En éstos  oconales, pantanos o lodazales pocas veces se les permitía hacer el pastoreo porque estaban contaminados por larvas de la “alicuya” propagados por la orina y el estiércol del ganado caballar; en consecuencia las ovejas eran infectadas por estas larvas que se localizaban en el hígado del ganado aniquilándolo hasta la muerte.
Pero, por fuerzas de la naturaleza, coincidentemente con los movimientos de la luna llena, las ovejas mágicamente eran atraídas a esos pantanos o lodazales y se ubicaban alrededor de la fuente del manantial que, a la vez, la pastora por alguna fuerza mágica era distraída del cuidado de las ovejas quedándose dormida o algunas veces repentinamente se anublaba cubriendo de neblina toda la zona donde se encontraban comiendo las ovejas obstaculizando la visibilidad de la pastora; y preciso momento en que se producía el “encantamiento”, en que unas “ovejas blancas” como si fueran burbujas de agua, empezaban a salir del ojo del manantial unas tras de otras confundiéndose con las ovejas de la pastora, aumentando significativamente la cantidad de ovejas de la manada; cuya finalidad era confundirse con las ovejas de la pastora para luego introducirlos y desaparecerlo por el ojo del manantial.
Si éste fenómeno era percibido (visto, mirado u observado) por alguna persona extraña o por la misma pastora antes que las ovejas del encantamiento empezaran a retornar por el ojo del manantial; era preciso sorprenderlos arrojando  a la fuente del manantial cualquier prenda (ropa), a fin de que las “ovejas blancas” no pudieran retornar al ojo del manantial, evitando así que se llevaran a las ovejas de la pastora y lo desaparecieran dentro del manantial. Las “ovejas blancas” del encantamiento que no podían retornar dentro del manantial y que se quedaban como parte de la manada, posteriormente iban muriendo inesperadamente sin motivo alguno hasta  no quedar ninguno de ellos.
Pero, si las “ovejas blancas” por el contrario sorprendían a la pastora sin que ésta se diera cuenta, las “ovejas blancas” volvían a introducirse por el ojo del manantial llevándose consigo todas las ovejas de la pastora desapareciéndolas  para siempre.
En una ocasión, los dueños de la estancia al comprobar que algunas de éstas “ovejas blancas”, habían quedado como parte de la manada luego del encanto, trataron de sacrificarlos para comprobar si eran como las  ovejas verdaderas, dándose con la sorpresa que su lana no era como la de una oveja normal, ya que su lana era rara que no servía para el tejido; así como su carne era muy desagradable y de olor pestilente que no se podía comer.

FIN
LOS SUEÑOS, SUEÑOS SON

(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)

Juan, un joven campesino soñó una noche que caminaba por un extraño camino de un lugar desconocido que, ascendía por un cerro de exuberante vegetación en  cuya cima existía una hermosa casita blanca, rodeada de un jardín muy florido, al sentirse cansado por la caminata llamó a la entrada que, luego de unos minutos salió un anciano de barbas blancas, a quien le pidió que le diera posada y le brindara una taza de agua para mitigar su sed; y, al instante que le iba a dar la taza de agua se despertó Juan con la sensación que tenía mucha sed.
A partir de esa fecha el joven Juan soñaba todas las noches caminando por el mismo lugar y repitiéndose la misma escena, habiendo quedado grabado en su memoria los detalles de su sueño. Preocupado por el sueño persistente le contó a su padre todo lo que le estaba sucediendo; y el padre le respondió que posiblemente se acostaba con sed y su sueño era una respuesta a esa necesidad.
Después de un tiempo, el padre le dice a su hijo:
-   ¡Juan, tienes que viajar al pueblo vecino llevando un encargo y debes regresar lo más pronto posible!, por que tienes que hacer muchas cosas aquí en la casa.
Juan, obediente y respetuoso a las órdenes de su padre, le respondió:
-   ¡Padre, tus órdenes serán cumplidas y lo haré en un tiempo record!
Al día siguiente, el joven Juan muy de madrugada sale de su casa con destino al pueblo vecino y emprendió el viaje a todo dar. El joven Juan lleno de vitalidad, hizo todo lo posible de caminar velozmente, pero, por la excesiva vegetación y el calor del sol radiante, Juan iba sintiendo cansancio y sed, lo que le recordaba los pasajes de sus sueños persistentes; y así, prosiguió con su viaje, cuando de pronto empezó a subir el mismo camino de sus sueños y todo era parecido a los lugares que había soñado. De rato en rato, el joven, se sentaba a descansar y en su mente seguía recordando los sueños que había tenido. Casi agotado por el cansancio y la sed persistente, divisó una casita blanca en la cima del cerro, conforme se iba acercando al lugar, la casita se veía muy hermosa y el jardín tan florido, se parecía al que había visto en su sueño; al salir de un recodo (esquina, curva, rincón, vuelta) se dio con la sorpresa que estaba frente a una casita blanca, igual a la que había visto en su sueño; y como su sed era insoportable decidió tocar la puerta. Y al tocar la puerta, salió un anciano de barbas blancas, era el mismo anciano que le había alcanzado la taza de agua en su sueño. El joven Juan, aturdido por la sorpresa, solo atinó a decirle:
-   Por favor, ¿podría proporcionarme una taza de agua para aplacar mi sed?, luego sentándose debajo de un árbol.
El anciano muy  atento le dijo:
-   ¡No se preocupe, enseguida le alcanzo!. Entró a la cocina y sacó una taza con agua, y le dijo:
-   ¡Esto le va ha aplacar la sed y le va aliviar el cansancio!
Al momento de recibir la taza sintió que una fuerza magnética se apoderaba de su cuerpo, a pesar de ello, tomó el agua de la taza y conforme iba tomando el agua le vino un profundo sueño y se quedó dormido allí donde estaba sentado. Luego, el  joven Juan empezó a soñar. En su sueño el anciano le decía:
-   Te has equivocado de camino, abajo habrás notado hay un cruce, de allí se bifurcan dos caminos, uno que va al pueblo donde te diriges y el otro es el camino que conduce a esta posada. Esta casita hace muchos años que está abandonada desde que fallecí, en ella he tenido guardado mi tesoro de toda mi vida; tu suerte te ha guiado para llegar donde te has quedado dormido, ya que, debajo de la piedra que estas sentado está enterrado una alforja de cuero llena de oro; sácalos y llévalo donde tu padre, con ello podrán comprar todo lo que necesitan y serán muy felices!
El joven Juan se despertó asustado, y vio que la casita no era la misma que había visto, sino una casita vieja y derruida. Pero, para comprobar si era verdad que el anciano le había dicho, levantó la piedra en el que estaba sentado y en verdad encontró la alforja de cuero llena de oro; comprendiendo que era una revelación del anciano, cogió la alforja con el oro y se regresó a su casa. Al llegar a su casa contó a su padre todo lo sucedido y le mostró la alforja lleno de oro, así como también le manifestó que no había podido llegar al pueblo y dejar el encargo porque había tomado el camino equivocado.
            El padre y el joven Juan cumplieron con el encargo del anciano comprando todo lo que necesitaban y se convirtieron en una familia muy acomodada, gracias a su prudencia, honestidad, su trabajo constante y sus nobles sentimientos con sus prójimos.

FIN
LA  PIEDRA DEL DIABLO
(Autor: Profesor Hipólito  G. Yánac Rivera)
En el camino que conduce a las zonas andinas, a afueras de un pueblo, al pie de un peñasco (roca, peñón, peña), existía una piedra grande de forma rectangular parecido a un ataúd, en donde se podía notar una mancha roja, que tenía la apariencia de la figura de una persona con cuernos, orejas largas y patas de cabra, al que le atribuían que era la figura del diablo y por tanto, era considerado como morada (refugio, mansión) del diablo.
El caso era que, en ese lugar se producían ciertos encantos (hechizos, embrujos, magias, sortilegios, encantamientos, brujería), a los caminantes que transitaban por aquel camino, se le aparecía una hermosa dama con cabellos dorados; especialmente a los varones que solían ser enamoradores o mujeriegos, siendo éstos encantados por el diablo.
El encanto consistía en que, al caminante mujeriego, enamorador se le aparecía una mujer hermosa de cabellos rubios, dorados, quien trataba de seducirle con caricias y besos apasionados (ardientes, ardorosos, vehementes), despertando en el caminante su amor por la bella dama. Éste, segado por su instinto enamorador y mujeriego llegaba a ilusionarse y pretender como amante de la hermosa mujer.
Por su parte, la bella dama le ofrecía al caminante un tesoro escondido en el que contenía mucho oro; pero, para entregarle tenía que acompañarle a un lugar cerca del camino, momento en que, se abría un camino con hermosas rosas blancas, pero que, con engaños los lleva a las personas encantadas sin que se diera cuenta a un precipicio inaccesible para entrar y salir de ella. Pero, el caminante luego de quedar extasiado (atónito, pasmado, alucinado, maravillado) al volver en sí, y, al verse en un precipicio llegaba a trastornarse de desesperación y susto o de lo contrario aparecía muerto.
En otras ocasiones, en el mismo lugar donde se encuentra la piedra del diablo, a las personas que eran encantadas se les abría una puerta que le conducía a un lugar desconocido y muy hermoso. La persona encantada ilusionado y llevado por su codicia y ambición entraba sin medir las consecuencias que pudiera sucederle, es así que, cuando se daba cuenta la puerta se cerraba  desapareciendo la persona para siempre.
También en ese mismo lugar si la persona pasaba en horas de la noche o de madrugada, el camino real se le desaparecía y al tratar de proseguir con su viaje se le habría un camino que le conducía a otro lugar desconocido muy florido, entrando en trance (aprieto, apuro, dilema, peligro) la persona encantada; pero, al percatarse y volver en sí la persona aparecía  en un precipicio inaccesible. Esas personas aparecían muertas con rasgos de haber sido succionado (chupado, absorbido) toda su sangre, encontrándose unos pequeños agujeros alrededor del cuello.
En otros casos, cuando al pasar por el lugar de la “piedra del diablo”, al producirse el encantamiento, el camino se cubría de rosas blancas deteniendo al caminante y quien al tocarlos se daba cuenta que eran espinas, por lo que, algunas personas débiles de carácter quedaban trastornadas arrojando espuma por la boca.
En la misma senda o trayecto de ese mismo camino, más o menos a unos 100 metros de distancia de la “piedra del diablo”, existía un manantial de agua fría, cuyas aguas eran de sabor muy deliciosas, provocando al caminante a mitigar su sed. El caminante generalmente tenía que agacharse y tomar a sorbos dicha agua; pero, al levantarse se encontraba con la sorpresa que, todo su alrededor y el camino se encontraba cubierto de hermosas rosas blancas que, al tocarlas todas eran espinas; viendo interrumpido de esta manera su viaje, dejándolo idiotizado arrojando espuma por la boca.

FIN

LA CONVERSIÓN  EN SERPIENTES LAS RIENDAS DEL CABALLO.
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
Era época de fiestas en un pueblo, dónde se  festejaba la fiesta patronal de ese lugar  Por esos años, la carretera solamente llegaba hasta un determinado lugar y de allí, tenían que viajar a caballo o a pie para llegar al pueblo. La “Góndola” o ómnibus que los transportaban de la capital con destino a ese pueblo, llegaba entre 6 a 7 de la noche a una estación, debiéndose alojar los parroquianos en pequeñas habitaciones del lugar, para luego el día siguiente seguir su viaje a pie o a caballo con destino a dicho pueblo.
Pero, sucedió que un cuatrero (forajido, bandido, delincuente), al enterarse que sus familiares le habían enviado a la estación un caballo aperado y que le estaba esperando, éste que tenía fama de bandolero, mujeriego y abigeo y además acostumbrado a realizar esos viajes de noche por esas rutas, decidió emprender el viaje. Alrededor de las nueve de la noche enrumba su viaje a caballo con dirección al pueblo, enfrentándose a un camino bastante accidentado e inhóspito, siguiendo una quebrada por donde discurría un río y teniendo que pasar por unos socavones de carbón de piedra, donde se podía percibir solamente el ruido de las aguas del río y el zumbido de unos moscones propios de esa zona que daban la impresión de lugares tétricos y espantosos que infundía mucho miedo y terror. La noche estaba iluminada por el fulgor resplandeciente de la luna llena como si fuera de día. Cerca de las doce de la noche avistaba una antigua fundición en donde todavía existían casas antiguas, el horno de función de metales que utilizaba los antiguos pobladores. En dicho lugar vivían gente que se dedicaban al pastoreo de ganado ovino; que al aparecer el personaje o cuatrero era conocido por ellos, ya que, los perros al verlo empezaron a aullar y luego se callaron al reconocerlo que era amigo de sus dueños. El cabalgante, prosiguió su viaje sin alborotar a los perros; el caballo iba muy de prisa y muy sudoroso; por su parte, el cabalgante iba provisto de un poncho, un sombrero y de una chalina para amortiguar el frío, la helada de esa época, así como también de la altura, ya que, estaba ascendiendo la parte más alta de la cumbre. De un momento a otro, cuando se encontraba cerca de un manantial de aguas termales, de pronto, se le apareció por el camino una mujer blanca y hermosa de cabellos rubios, momentos que el cabalgante se sintió impresionado, y al encontrarse frente a frente, la bella dama le propuso que le acompañara a la estancia que acababa de pasar muy cerca del lugar. El cuatrero frente a tal invitación empezó a dudar, puesto que el conocía bien la zona, y en ese lugar no existía una mujer con las características de la dama que le estaba invitando; entonces, inmediatamente trató de rehusar dicha invitación; frente a tal rechazo, en esos instantes las riendas que tenía sujetando el caballo, en sus manos se convirtieron en dos serpientes que trataban de enroscarlo por la cintura; al ver que no podía sujetar el caballo, el cabalgante solo pudo vociferar palabras soeces y que en el acto desapareció la mujer hermosa de cabellos rubios.
Casi a punto de perder el control, el cabalgante recapacitó para utilizar sus espuelas, incrustando a cada costado del abdomen del caballo, haciendo que éste dé un brinco y saliendo del lugar velozmente totalmente confundido con los pelos en punta, pero, como nuestro cuatrero tenía carácter fuerte pudo imponerse al encanto de la mujer, haciendo que el caballo le llevara a todo dar. Conforme iba avanzando su camino no podía comprender lo sucedido, meditando que posiblemente era la maldición de las personas a quienes había hecho daño. Así, pudo llegar a su destino impresionado por lo sucedido en horas de la madrugada, contando lo sucedido a sus familiares que se quedaron impresionados.
El personaje que tenía la fama de mujeriego, de bandolero, y abigeo, muy conocedor de esa ruta por sus andanzas propio de sus actividades ilícitas, a partir de ese suceso, trató de enmendarse rectificándose de todas sus fechorías, sirviéndole de escarmiento.
FIN
LA MUJER CONDOR: PACTO CON EL DIABLO
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
En un pueblito lejano, había una pareja de esposos que no pudieron tener hijos dentro de su matrimonio o fuera de ella. Hacían su vida en forma normal. El esposo se dedicaba a las labores de la agricultura y a la vez tenían una estancia en la puna de ganado lanar y vacuno.
La esposa  de joven había conocido a una  matrona (comadrona, comadre, señora, dama) que nunca había tenido enamorado ni esposo, pero, según dicen que ella tenía un pacto con el diablo, siendo ella quien la enseñó todos los secretos del pacto con el diablo. En vista que ella estaba entregado al diablo de cuerpo entero (de alma y vida); para librarse de ese contrato tenía que entregar en canje a otra mujer; de no ser así al morir ella, el diablo tenía que llevárselo su cuerpo después que fuera enterrada en el cementerio. Este pacto, tenía resultados reales que, en casos similares del pacto con el diablo, las personas que morían, luego de ser enterrados esa misma noche su cuerpo era trasladado a la morada del diablo, quedando su sepulcro vacío y desparramado la tierra, lo que confirmaba su veracidad.
Al fallecer la matrona, la joven paso a ser la esclava del diablo para entregarse a los rituales diabólicos. La joven ya madura, cada luna llena después de las doce la noche, cuando el marido entraba en un profundo sueño, salía de su casa convertida en cóndor hembra y en raudo vuelo se dirigía con dirección a su estancia, llegando en veloz vuelo para dar dos vueltas por encina de la choza y luego dirigirse a un paraje ubicado cerca de la estancia (choza) donde existía una pequeña catarata dentro de una quebrada inhóspita, y agreste. Cuado llegaba a la choza era sentido por los perros y éstos ladraban como persiguiendo a personas extrañas, que  al sentir el ladrido de los perros, el pastor que era su compadre salía a ver que es lo que sucedía y siempre se percataba que un cóndor volaba con dirección a “Sacjsucu pince”. En vista que el incidente era continuo  cada fin de mes, el compadre se puso en alerta tomando las providencias del caso.
En una de las tantas veces de sucedido el hecho, el compadre se había aprovisionado de un garrote, al sentir el vuelo del cóndor, luego que se retirara le siguió por la dirección que siempre se alejaba, llegando a la catarata cerca de la estancia (choza); y al llegar al sitio se dio con la sorpresa que a la cóndor hembra los cóndores machos se disputaban para subirse sobre sus alas para que les haga dar vueltas por todo el sector. En una de esas escenas, el compadre aprovechando que la cóndor hembra  estaba totalmente agotada, tomó el garrote y empezó a golpearlo en las alas tratando de cogerlo, cuando un certero golpe del garrote le cayó en el ojo, instantes en que la cóndor hembra se convirtió en una mujer que era su comadre; quien a gritos le decía:
- ¡“disculpa compadrito me ha golpeado en mi ojo que no puedo ver”!.
Tanto fue la sorpresa del compadre que no supo como retornar a la choza, dejando maltrecha a la comadre.
Luego de cierta hora, los perros empezaron a ladrar y el compadre salió para ver que sucedía, pudiendo observar que un cóndor daba dos vueltas a la choza y luego dirigía su vuelo con dirección al pueblo.
El día siguiente el compadre, asombrado por lo sucedido se dirigió al pueblo para indagar por su comadre como si no supiera nada. Y al llegar a la casa de su compadre encontró a la comadre vendada la cabeza y tapada el ojo derecho, manifestándole que su comadre estaba delicada. Entonces, el compadre que había golpeado al cóndor hembra, se convenció que se trataba de su comadre; quien dentro de sí daba fe de todo lo sucedido, comprobando que su comadre tenía pacto con el diablo.
La comadre, cada fin de mes se ponía enferma y hacía cama amarrándose la cabeza. Todo esto sucedía después de haber participado en los rituales y vuelos nocturnos con lo cóndores machos. Lo raro de la señora era que nunca salía de la casa, salvo raras ocasiones.
FIN

EL TORO “FLOR DE HABAS”
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
Sucedía que las Comunidades Campesinas, arrendaban como “Moyas” (terreno secano donde por efecto de las lluvias de enero, febrero y marzo crecían el pasto natural) el pasto o forraje como el alfiler, el trébol, la cebadilla, el rábano que crecían en forma exuberante (prodigiosamente, excesivamente), siendo muy apreciado como alimento por el ganado vacuno (lechero), haciendo que las vacas produzcan gran cantidad de leche que, eran aprovechados por los que vaquereaban para elaborar grandes cantidades de queso, mantequilla, manjar blanco y otros derivados, para luego comercializarlos en el pueblo.
Las “Moyas” eran subastadas al mejor postor de un año para otro en junta de los dirigentes comunales en fiesta de año nuevo, luego del cambio de vara del nuevo Alcalde Pedáneo. Generalmente los ganadores eran personas que tenían ganado vacuno en la puna, que a partir del mes de abril bajaban sus ganados a esas “moyas” y empezaban a vaquerear (sacar leche y  procesarlos como derivados de la leche).
El ganado de día comía el pasto a libre albedrío y en las noches eran encerrados en un corral debidamente amurallado y las crías eran separadas en un corral más pequeño hasta el día siguiente, ya que, en la mañana  se empezaban ordeñar la leche de todas la vacas y luego se les dejaban libres para que coman el pasto fresco, y así proseguía la vaquería día tras día, hasta los meses de Julio, Agosto y septiembre en que dichos ganados  eran traslados a los rastrojales para luego retornarlos a la puna.
Las actividades de vaquerear eran maravillosas e interesantes, porque se podían contemplar la vida de los animales que tenían sus propias manifestaciones, ya que, había una relación de los animales con las personas, existiendo un entendimiento puesto que, las vacas y los becerros entendían sus nombres cuando los dueños los llamaban para ordeñarlos o darles de comer la sal o cuando eran reprendidos si se desbandaban o hacían daños en cementeras ajenas. Así cuando en conjunto dentro del corral balaban dando vueltas alrededor de los batanes de piedra pidiendo sal; si no se les daban se alborotaban y mugían como si protestaran. También, se podía contemplar el nacimiento de los becerros; cómo la madre los protegía, los ayudaba a caminar, los amamantaban y los cuidaba para no ser atacados por el cóndor o el zorro; haciendo prevalecer el amor maternal que instintivamente los animales solían brindar a sus crías.
Los vaqueros, se sentían muy complacidos cuando nacían nuevos becerritos porque la primera leche de la vaca era muy apreciado, al que los llamaban la “corta”, que al ser hervida la leche se convertía en una masa amarillenta muy agradable que comían con mucho agrado. De igual manera, todos los días al momento de ordeñar la leche, tomaban una taza de leche espumante de cada una de las vacas, notándose que cada vaca tenía su leche de diferente sabor y un olor característico propio, por lo que, algunas eran más preferidas que otras. Experiencias indescriptibles que los vaqueros experimentaban día a día.
Conforme iban pasando los días, el contacto de los vaqueros con los animales era más familiar; a través de sus gestos podían determinar que es lo que las reses (vaca, toro, becerro) deseaban, éstos se acercaban a los vaqueros y les lamían la mano, haciendo gestos con sus hocicos, esto era signo que deseaban comer la sal con la jora. Los vaqueros, les daban la sal mezclando con jora molida para que tengan más leche que, luego de comer se echaban a reposar y a rumiar como signo de satisfacción.
En esos días por la noche, cuando todos dormían, bajo el cielo totalmente despejado y el brillo de la luna era como de día; y el viento con la frescura de la noche hacía silbar las hojas de los arbustos percibiéndose el aroma de las flores y el olor a leche, las reces (vacas, toro y becerros) dormían placenteramente como si no existieran; de pronto, se escuchaba el “mugir” (bramar, bufar) de un toro en forma persistente, apareciéndose por un costado del corral arañando el suelo con sus patas delanteras y echándose la tierra en el lomo, era el “Toro Flor de Habas”, que de un momento a otro saltaba la muralla y se introducía al corral.
Al escuchar el mugir del toro, los dueños del ganado que estaban durmiendo se despertaban y se ponían en alerta para observar el comportamiento del toro, cuando de pronto, el “Toro flor de habas” empezaba alborotar a todas las vacas y apareándolas a cada una de ellas, luego, el animal nuevamente saltaba la muralla y se retiraba mugiendo persistentemente con el rabo retorcido en el lomo, desapareciendo por el camino, quedándose las vacas quietas y durmiendo apaciblemente como si no hubiera sucedido nada.
El “Toro flor de habas” (tomaba es nombre porque su color se parecía al color de la flor de las habas, cuya característica era porque tenía manchas blancas con manchas negras), era un hermoso animal fornido de patas gruesas, erguido, de cuernos gruesos y astas puntiagudas con ojos muy vivaces. Éste animal, hacía su aparición solamente en luna llena y no así otras fechas, despertando de esta manera la curiosidad de los dueños, ya que, por allí cerca no existía ganado alguno, para pensar que podría haberse escapado de su manada; por lo que, empezaron a seguirlo a una distancia prudencial para que no se diera cuenta dicho animal; es así que, luego de haber recorrido cierto trecho del lugar el “Toro flor de habas” desaparecía.
En vista que el “Toro flor de habas”  hacía su aparición en forma reiterada y solamente por las noches y en especial los días martes y jueves de luna llena, una mañana decidieron rastrear  hasta donde llegaba el rastro del animal, cuando de pronto al no encontrar huellas más allá donde desaparecía el “Toro flor de habas”, una de las personas se percató y logró mirar la figura idéntica del “Toro flor de habas” en una piedra grande pegado en el cerro al costado de la “tranca” (portón de piedras en la parte más estrecha del camino, para evitar el ingreso y salida de animales a dicho paraje).  El hecho ocurrido fue contado con lujo de detalles al padre de la familia, quedando como un secreto de familia.
Luego del apareamiento entre el “Toro flor de habas” y las vacas; todas la vacas salían preñadas, naciendo después de un tiempo de gestación unos becerritos muy parecido al “Toro flor de habas”, aumentando considerablemente la ganadería de la familia, frente a la mirada envidiosa de la gente.
FIN

ESPÍTUS QUE PENAN EN LA CÁRCEL
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
Hace muchos años en un pueblo muy lejano, existía una cárcel (penal) que estaba diseñado para recluir procesados por diferentes delitos y que por muchos años tuvieron que permanecer recluidos.
La cárcel del pueblo, estaba muy bien diseñado su construcción; sus compartimientos estaban distribuidos ordenadamente con cuatro ambientes destinados para la prevención (oficinas), un portón grande de madera con rejas gruesas de hierro, que daba acceso a toda el área del penal, como pasadizos, campo deportivo y servicios higiénicos. En medio de toda el área del penal, se ubicaban las celdas distribuidas en dos pabellones de siete celdas cada una con un pasadizo amplio en el medio; ya que las celdas estaban frente a frente con sus respectivas rejas, que tenía como acceso un portón grande de madera con rejas gruesas de hierro, que eran cerradas con unas cadenas gruesas y un candado grande.
El penal durante el día estaba bajo la vigilancia de un Alcaide y la policía, así como en las noches eran custodiadas por el mismo Alcaide y otro policía. 
Los reclusos luego de la cena a las seis de la tarde ingresaban al pasadizo central donde tenían que formarse o alinearse para pasarle lista a cada uno de ellos. El policía era el encargado de dicha acción, ordenándoles la formación en columna de uno, giro a la derecha, a la izquierda, media vuelta y orden de lista por la izquierda o la derecha ¡uno, dos, tres, etc…!; luego les ordenaban pasar a sus respectivas celdas y cerrándoles con un candado hasta el día siguiente a las seis de la mañana.
La vigilancia por las noches por el Alcaide empezaba a partir de las ocho de la noche, luego de la cena, ubicándose en la celda número tres donde era su dormitorio, quien se acompañaba de su hijo menor.
Como por aquellos años la ciudad no contaba con energía eléctrica, la gente se alumbraba en las noches con velas o linternas a kerosene. Es así que, el Alcaide, colocaba una linterna grande a kerosene dentro del pabellón central al costado de su celda, la cual permanecía encendida durante toda la noche.
Los presos para conciliar con el sueño, muchos de ellos chacchaban la coca y fumaban cigarros (lo que ellos llamaban el boleo), otros cantaban o contaban chistes; y así pasaban las horas hasta las once o doce de la noche cuando todos quedaban dormidos profundamente.
El Alcaide, tenía que dormir como se dice con un ojo cerrado y el otro abierto, para estar al tanto de algún incidente que pudiera suceder. En esos trances de un momento a otro se escuchaba un ruido y unos pasos que se aproximaba al portón general, entonces el Alcaide de inmediato trataba de despertar a su hijo y le preguntaba:
-       ¿escuchas algo?
El niño le respondía:
-       ¡sí, alguien esta entrando!
Poniéndose ambos en alerta, efectivamente sentían que abrían el candado haciendo sonar las cadenas y luego se escuchaba como si nuevamente estuvieran cerrando el portón. De pronto los pasos llegaban hasta el portón del pabellón central y nuevamente se escuchaba como si estuvieran abriendo el candado sonando la cadena.
Entonces el alcaide en voz baja  le decía a su hijo:
-       ¡El policía está entrando, seguro se ha hecho tarde!
Pero, en esos instantes percibían que pasaba una sombra por delante de la puerta de la celda del Alcaide, como si una persona estuviera pasando, observándose claramente con la luz de la linterna que estaba en la puerta de la celda.
Entonces el Alcaide le preguntaba a su hijo:
-       ¡Has visto algo!
El niño inocente le decía a su padre:
-       ¡Parece que alguien ha pasado, por que se ha notado la sombra de una persona con la luz de la linterna!
Padre e hijo seguían atentos, cuando de pronto los presos de la última celda empezaban a dar ciertos alaridos (grito, quejidos, lamentos) como si estuvieran apretándole el cuello: ¡Ayyyyyyyy,  Ayyyyyyyyy, Ayyyyyyyy; Hmmmmm, Hummmm; Guauuuuuuu, Guauuuuuuuuuu; es decir, les estaba dando pesadilla, generalizándose por las demás celdas, momentos en que el resto de los reclusos empezaban a gritar alertando para que se despierten, que al final todos hacían alboroto en sus celdas.
Entonces, el Alcaide, se levantaba de su cama y salía para cerciorarse si algo raro pudiera estar sucediendo, dando una vuelta por todo el penal revisando los candados de los portones, luego regresando a su cuarto. Y al poco rato, el policía ingresaba al penal, quien al llegar le pasaba la voz al Acaide y le decía:
- ¿Todo sin novedad? Y luego se acostaba.
El día siguiente los presos comentaban, burlándose como sus colegas de la celda  catorce, doce y otros habían gritado como chiquillos dando pena. Y otros, presagiaban que alguien que estuvo preso en esas celdas iba a morir y que su espíritu estaba recogiendo sus pasos.
En el penal habían pasado presos por casos de homicidio, crímenes con alevosía, premeditación y ventaja, abigeos de alto vuelo, por honor sexual (violación), etc., quienes permanecieron muchos años recluidos.
El hecho, era que sucedía casi continuamente y la sombra era observada nítidamente con la luz de la linterna al momento de ingreso como de salida del espíritu; y en otras ocasiones del fondo del pabellón salía un gato negro. Entre los presos, había personas supersticiosas que relacionaban el caso con espíritus malignos que andaban penando tratando de librarse, o que eran espíritus de presos que habían fallecido y que su espíritu estaba regresando al lugar donde estuvo en prisión.
FIN
EL VIEJO Y LA RESURRECCIÓN DEL NIÑO MUERTO
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
Una pareja de padres jóvenes fueron de visita a la madre de la chica de una provincia a otra, llevando consigo a su primogénito hijo, a quien le tenían mucho cariño y afecto por ser el primer hijo de la pareja; de igual manera la abuela le tenía todas las preferencias del caso. Durante el poco tiempo de permanencia en la casa de la abuela, el niño llega a enfermarse repentinamente complicándose su salud.
Como en el lugar no había ningún servicio de atención médica, los padres conjuntamente con la abuela llevaron al niño donde un entendido para que pudiera diagnosticarlo qué es lo que tenía, no pudiendo diagnosticar el mal que padecía el niño.
El niño iba perdiendo peso por la fiebre que tenía, a consecuencia de ello el niño ya no tenía apetito para comer. Habían pasado tres días, por lo que, estaban a punto de viajar a la ciudad más cercana donde existía un hospital para recibir atención médica; pero, un familiar les informó a los padres del niño que a una distancia de un kilómetro del pueblo se encontraba un enfermero que había llegado de la capital, quien trabajaba en el hospital de la Fuerza Área y que era muy entendido.
Los padres desesperados inmediatamente se constituyeron donde el enfermero para que lo ausculte, que, luego de un minucioso chequeo no pudo determinar cuál era la causa de su enfermedad, manifestando que el niño estaba sumamente grave y que no tenía posibilidades de vida, recomendando a los padres que se alistaran para un desenlace fatal, es decir, para su sepelio.
Los angustiados padres junto con la abuelita retornaron a casa, cuando de un momento a otro el niño se estiró en los brazos del padre dando un suspiro como signo de que era el fin de su existencia, poniéndose rígido su cuerpo. La familia iba caminando por la carretera entre sollozos, momentos en que la abuelita les dice a los padres:
-   ¡Al lado de la población vive un viejito que sabe rezar y hay que pedirle que le dé los Santos Oleos  y preparar el velatorio!.
Los padres y la abuelita se constituyeron a la casa del viejito, hallándole dormitando en un poyo (posadero, asiento); y al llegar la abuelita le manifestó al viejito todo lo sucedido, pidiéndole que le diera los Santos Oleos para que así el angelito descanse en paz. Luego de escuchar el viejito dijo:
-   ¡voy a verlo al niño!. Al ver al niño dijo:
-   ¡Pobre criatura ya ha fallecido, pero, nuestra oración pueda interceder ante nuestro señor Jesucristo para que le conceda la vida y pueda revivir.
El viejito, pidió a los padres:
-¡Cómprense unas velitas para darle la oración!; y cuando regresaron los padres con las velitas, el viejito les pidió:
-¡Colocadse en círculo delante del niño con las velas prendidas!. Luego, el viejito sacó un librito viejo deshojado y empezó a pronunciar cierta palabras que no tenían sentido, siendo totalmente incoherentes. El padre que estaba muy cerca del viejito se sentía doblemente confundido y sorprendido por la actitud del viejito; que luego de terminar de rezar el viejito le persignó al niño haciéndole una señal de la santa cruz. Y al final, cuando se retiraba toda la familia el viejito llegó a decir:
- ¡El niño va volver a revivir y que no se preocuparan!.
Luego de pagar los honorarios al viejito, toda la familia retornó a casa. En el trayecto a casa los padres y la abuelita hacían planes para el velatorio y el sepelio. Al llegar a la casa dejaron al niño estirado en la cama, a fin de preparar algo de comida, ya que todos estaban sin desayuno, sin almuerzo, sin comer durante el día.
Los padres se encontraban llorando desconsoladamente, mientras la abuelita preparaba la comida, y cuando ya había terminado de cocinar, cuando se disponía a servir la comida, de pronto, el niño salió sonriente del cuarto donde lo habían dejado estirado, manifestando que tenía mucha hambre, quedando toda la familia estupefactos por dicha escena inesperada. La abuelita inmediatamente le sirvió la comida al niño, siendo devorado por éste y pidiendo que le agregaran más. Luego, de terminar de comer el niño se hecho a reír preguntando a todos:
-  ¿por qué están llorando, qué ha sucedido?.
El niño como si nada hubiera pasado, salió corriendo de la casa para jugar con los amigos que recién había conocido en el lugar. La familia no llegaba a comprender lo que había sucedido, manifestando que posiblemente era un milagro de Dios. El niño por su parte, jugó con sus amiguitos hasta el anochecer como un niño sano, notándosele vigoroso y vivaz.
Los padres después de unos días de estancia con la abuelita retornaron a su provincia sin ninguna novedad.
FIN
EL ESPÍRITU  DE UNA DIFUNTA
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
Era una mañana soleada del mes de mayo, cuando un grupo de personas reciben una comunicación para viajar de urgencia a la capital. Como la comunicación era tan urgente, tenían que viajar por cualquier medio posible y llegar a tiempo a su cometido. Es así que, ubican a un camión que salía cargado de carneros y sacos de papas, al que  contratan para viajar, ubicándose en la canastilla del camión, luego emprendiendo el viaje hacía su destino.
El viaje era tan ameno que los pasajeros iban contemplando la hermosura de las praderas que en esa época se encontraban floridos y lleno de verdor. El camión iba corriendo el serpentear de la carretera cruzando de un lado a otro de los cerros, bajando de la parte alta a la parte templada de la zona. Todo era alegría, conversación amena, de rato en rato las frenadas del chofer, ponían nerviosos a los pasajeros y todos se tocaban el pecho por la impresión de la maniobra del chofer.
Así, llegaron después de un largo recorrido a un pueblito donde decidieron almorzar. El chofer con un grupo de personas formaron su mesa y por otro los pasajeros que viajaban en la canastilla del camión. Los integrantes de la mesa del chofer brindaron con dos botellas de cerveza negra como aperitivo al almuerzo. Luego de concluir con el ágape, el chofer comunicó a todos los pasajeros que suban y se acomoden para proseguir el viaje.
De pronto, el chofer arrancó el camión emprendiendo el viaje, pero a toda velocidad sin medir las consecuencias que pudiera suceder. Había recorrido unos ciento cincuenta metros y se da con la sorpresa que estaba frente a una curva cerrada y de bajada, no pudiendo controlar el camión y a causa de una mala maniobra el camión terminó volcándose con consecuencias fatales. Los pasajeros todos regados en la carretera unos debajo de los sacos de papas, otros dentro de los carneros, una criatura de unos seis meses de nacido tirado en medio de la carretera con la cara lleno de tierra, pero, sin ninguna magulladura ni gota de sangre, en cambio su madre estaba tirada con el cráneo totalmente ensangrentado, el chofer boca abajo dentro de la cabina y una pasajera sentada en la cuneta de la carretera con un golpe en la cien con hundimiento del cráneo en estado inconciente.
A unos minutos después del accidente se hizo presente un amigo de uno los pasajeros que residía en ese lugar, auxiliándolo con su automóvil y conduciéndolo de inmediato a un hospital cercano. Al llegar a ese nosocomio no podían atenderlo por la gravedad del caso, por lo que, tuvo que ser derivado a un hospital regional llegando en horas de la noche, que luego de una atención tenía que ser derivado a otro hospital de la capital para una atención especializada, pero, la suerte estaba echada, la pasajera falleció en el trayecto a la capital, retornando al hospital regional en horas de la madrugada, siendo llevada a la morgue de dicha entidad de salud. Al escuchar el llanto de su amigo, uno de los pasajeros que también había sido internado en dicho hospital, se levantó de su cama al encuentro con su amigo para acompañarle en su dolor y hacer las gestiones para el traslado del cadáver a su lugar de origen, pero, lo inconveniente era que tenían que hacer la autopsia de ley para determinar la causa del fallecimiento. Ya, con las evidencias del accidente, lograron que no se hiciera la autopsia. Pero, tenían que sacar la autorización de traslado del cadáver, cuyo trámite era tan engorroso que tuvieron que esperar hasta horas de la noche de ese día. Con la autorización de traslado, la comitiva emprendió el viaje de retorno con una carroza transportando a la difunta, llegando al lugar de origen aproximadamente a la una y media de la madrugada. En casa todo ya estaba listo para el velatorio y todos los familiares reunidos compartiendo el dolor por la pérdida del familiar.
Luego de dejar el cadáver, uno de los acompañantes del fatídico viaje tuvo que constituirse a su domicilio para comunicar a sus familiares que ya estaba allí sano y salvo; es así que, sale de la casa del velatorio  solo sin que nadie le acompañe, y al salir a la esquina intentando bajar a la calle principal le detiene la imagen de la difunta todo de blanco impidiéndole el paso, momentos que al verse detenido pronunció palabras soeces despareciendo la imagen de la difunta, momentos en que un perro en la otra esquina empezaba a aullar incontroladamente. Frente a tal situación, no tuvo otra alternativa que proseguir su camino, y al llegar a la esquina el perro al ser espantado corrió velozmente a la otra esquina empezando a aullar desesperadamente, así pudo llegar a su casa y entrevistarse con sus padres, quienes no podían creer que estuviese vivo, ya que la gente les había comunicado como desparecido y que había caído a un rió caudaloso. Pero, al verlo sano y salvo los padres se tranquilizaron, luego el acompañante de viaje de la difunta tuvo que retornar al velatorio para compartir con el dolor de los deudos y familiares.
Al retornar al velatorio contó lo sucedido a los presentes, quienes comentaron que justamente en el proceso del velatorio el espíritu de los difuntos hace su recorrido por los lugares que frecuentaba y en algunas veces es visto de manera inesperada y aseveraron que eso podría haberle sucedido al amigo de la difunta, quien pudo observar el espíritu de la difunta que se desplaza en el aire sin tocar el suelo como si estuviera volando.
Contrastando con lo sucedido y otros antecedentes similares, se puedo afirmar que el espíritu de las personas sí existe y se puede ver.
FIN

LAS LAGUNAS ENCANTADAS
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
A tres leguas (quince kilómetros) del pueblo existía una laguna melliza, una chica que era la laguna hembra y otra más grande que era la laguna macho, estaban conectados por un pequeño riachuelo de diez a quince metros de longitud.
Estas lagunas eran visitadas constantemente por personas que hacían camping y por estudiantes que iban de excursiones de paseo por el paisaje hermoso donde se encontraba ubicada y la gran cantidad de aves silvestres que cobijaba en sus aguas y pantanos o lodazales; en sí era un atractivo turístico impresionante .
Lo curioso de estas lagunas es que tenían un comportamiento extraño y especial: Si las personas visitantes eran mujeres, la laguna hembra empezaba agitar sus aguas formándose olas que golpeaban las orillas donde se encontraban dichas personas, tratando de mojarlas y ahuyentarlas. Y si las personas persistían observando por más tiempo, las aguas de la laguna empezaban a cambiar de color, generando un ruido raro que infundía en las personas cierto temor, miedo; por tanto, no podían soportar tal manifestación de la naturaleza, por lo que, decidían retirarse inmediatamente. Por su parte, la laguna macho frente a las mujeres tenía un comportamiento diferente mostrándose tranquila; de sus aguas brotaba una brisa fresquista, tenue dando una sensación de frescura y tranquilidad haciendo apacible al visitante. En la superficie de la laguna se podía notar una pequeñísimas olas que corrían de este a oeste y de norte a sur, produciendo un sonido armonioso: shasssss..., shusssss…, shisssss…, haciendo que las visitantes pasaran momentos de solaz (esparcimiento, distracción, entretenimiento, regocijo, o pasatiempo) como invitándole a un descanso placentero.
Por el contrario, la laguna macho, si eran varones los visitantes se comportaba agresivo, haciendo que sus aguas se salieran a las orillas como alejando a los visitantes; pero, si eran mujeres mantenía tranquila sus aguas dejándoles contemplar su belleza y el griterío de las aves silvestres.
Si el visitante tenía conocimiento del comportamiento de estas lagunas, acudía a ellas llevando sus regalos u ofrendas, que tenía que depositarlos en el ojo de cada laguna. El ojo de las lagunas estaba localizado en el ingreso de la corriente de agua en cada una de ellas, notándose que había un remolino en forma circular, de donde salía burbujas de agua espumante acompañadas de una melodía impactante e inquietante, que hacía más atractivo a los visitantes. Mientras que otros visitantes duchos o expertos solían realizar otros ritos u ofrendas con coca y cigarrillo nacional, tenían que bolear o chacchar (masticar la coca haciendo un bolo dentro de la cavidad bucal, fumar dos o tres cigarrillos invocando a los seres mágicos de la laguna para que les ayuden a pescar y cazar; esparcían el ron por las orillas de la laguna. Luego los visitantes pescaban gran cantidad de truchas, cazaban patos silvestres y huachhuas, retornando a casa contentos porque la caza y la pesca les había ido bien.
Otras de las incógnitas que encierran estas lagunas es que, en épocas de invierno cuando la zona está anublada, si algún animal se acercaba al ojo de la laguna, el animal era atraído mágicamente por este ojo y desapareciéndolo el animal al interior de la laguna. De igual forma si una persona pasaba cerca de la orilla de la laguna ignorando su comportamiento, la persona era atraída mágicamente por el ojo de la laguna introduciéndolo dentro de sus aguas para siempre.
En las épocas de luna nueva y luna llena, las lagunas tenían su forma peculiar de comportarse: En las noches de luna nueva, bajo su luz tenue, del ojo de la laguna hembra salían una manada de ovejas blancas a comer pasto verde que, luego de aplacar su hambre se regocijaban dando alaridos y brincos por toda la pradera para luego introducirse a la laguna.
De igual forma del ojo de la laguna macho, bajo la fulgurante iluminación de la luna llena, salía un toro color  gris grande muy robusto que mugiendo (bramando) se daba la vuelta por el contorno de las lagunas, como dando que entender que él era el dueño de dichas lagunas, luego de culminar su recorrido se introducía en el ojo de la laguna macho.
En las noches de las fiestas de carnavales, cuando el reloj empezaba a marcar las doce de la noche, del ojo de cada una de las lagunas salían comparsas cantando y bailando música muy melodiosa y melancólica que, en la soledad del paraje se llegaba a escuchar a varios kilómetros confundiéndose con la música de los pastores de las estancias vecinas que solían festejar en los carnavales como ofrendas a sus ganados, para que éstos puedan aumentar para el año siguiente.
En el mes de mayo, las lagunas tenía otra forma de comportamiento como anunciando la temporada de las heladas y el inicio de la cosecha de papas. Una noche de viernes a las doce en punto, antes que los gallos de las estancias empiece a cantar, aparecía del ojo de la laguna macho un gallo ají seco que al compás del relampaguear de las tempestades de la helada empezaba a cantar: Kikiri ki…, Kocoro ko……, Kikiri ki…, Kocoro ko……, como quien decir: ha empezado un nuevo amanecer, alístense que la cosecha de papas va ser abundante. Esta escena se repetía casi por espacio de una semana alertado a la población.
Entre los meses de Agosto y Septiembre, sucedía otro acontecimiento muy importante entre las dos lagunas. A media noche cuando los moradores de las estancias dormían placenteramente y el silencio reinaba en el paraje, repentinamente salían del ojo de las lagunas dos comparsas integradas por hombres y mujeres, empezando a bailar y a cantar en competencia al frente de cada laguna. Si la comparsa de la laguna hembra era la ganadora la cosecha de trigo iba ser abundante y la cosecha de maíz iba ser mala. Pero, si ganaba la comparsa de la laguna macho la cosecha de maíz iba ser abundante con las cuales podían elaborar la jora de maíz y con ella elaborar la chicha de jora, bebida muy apreciado por los hombres.
Este modo de comportamiento de las lagunas marcaba el desarrollo de la vida social y económica de los pueblos de la región, quienes les daban sus ofrendas en el mes de Julio con ocasión de las fiestas patronales del pueblo.
FIN

LA ESPOSA MEZQUINA
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
Había una vez una  pareja de esposos que se dedicaba al cultivo de la papa en diversas épocas del año, así, la papa primeriza lo sembraban en el mes de julio para cosecharlo en el mes de diciembre, enero o febrero y la papa temporal lo sembraban en el mes de  octubre para cosecharlo en el mes de mayo.
Los jóvenes esposos decidieron sembrar papa primeriza, ya que esta papa era muy preferida y cotizada por su sabor característico; para lo cual, tuvieron que remover la tierra de un potrero de alfalfa. Estos terrenos a través de muchos años se iban abonando de forma natural con el estiércol (bosta, boñiga, excremento, defecación) del ganado que se alimentaba del forraje que en ellas se cultivaba como la alfalfa, la festuca, el dactilo o pasto natural. Para tener una buena cosecha o producción de papas, el terreno tenían que estar  bien removido, para ello, los peones utilizando barretas removía la tierra que, luego de haber sido debidamente preparados y abierto los surcos estaban listas para sembrar la papa nueva.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                             
Los jóvenes esposos luego de sembrar la papa se esmeraron en cultivarlos, regando a su debido tiempo, aporcándolos, abonándolos pensando sacar una buena cosecha y así poder venderlos y ganar mucho dinero para mantener a su familia. En este proceso entre las plantas de papas apareció una gran cantidad de caracoles pequeños que se alimentaban de la semilla de la papa que, luego de germinar y crecer la nueva planta quedaba debajo de la tierra sirviendo como alimento de este animal inofensivo. Este caracol de día se introducía debajo de la tierra o debajo de las piedras ocultándose en su concha o caparazón para luego salir en las noches por los camellones o surcos del sembrío de papas buscando que alimentarse. A su paso el animal iba dejando su huella segregando una sustancia babosa como una serpentina blanca. Al desplazarse sacaba su cuerpo carnoso y provisto de dos antenas y en cada antena estaban ubicados sus ojos, desplazándose mediante contracciones arrastrando su concha o caparazón.
Habiendo llegado a su plenitud la maduración de la papa, los jóvenes esposos decidieron realizar la cosecha contratando a personas para poder remover los surcos y recoger las papas. Para ir acopiando las papas que iban recogiendo don Pablo el joven esposo, preparó una “era” (espacio aplanado en forma circular) donde las papas eran clasificados en grandes, medianos y pequeños para luego ser trasladados a la casa del dueño.
En este tipo de cosecha de papas los dueños acostumbran festejar con pachamanca en algunos casos o sino simplemente se sancochaban las mejores papas para comer con ají molido y queso a discreción. La dueña de la chacra solían vaciar toda la papa de la olla sobre el mantel tendido sobre el suelo y las personas cogían y comían a gusto y antojo sin ninguna restricción: En esta ocasión “Juanita” prefirió sancochar las papas de la cosecha, y cuando ya había transcurrido el medio día, siendo la hora del almuerzo, la esposa “Juanita” se preparaba para servir las papas sancochadas momentos en que, fue visto a lo lejos del camino que la madre de don “Pablo” venía hacia ellos, entonces “Juanita” le dijo a don “Pablo”:
-       ¡Allí viene tu madre, va querer que le regales parte de la cosecha, mejor sería que te escondas  debajo del montículo de las papas grandes y luego te taparé para que no te vea tu madre con los tallos de las papas!.
Obediente don “Pablo” frente a la actitud mezquina de su esposa accedió introducirse dentro de las papas y tapado con los tallos de las papas. Al llegar la madre de don “Pablo” pregunto a “Juanita”:
-¿Dónde está mi hijo?, a lo que “Juanita” contestó:
-¡Pablo ha tenido que salir urgente a dejar un recado en el pueblito del frente, posiblemente regrese en horas de la tarde!.
La suegra comprendiendo el mal tono con el que fue recibido y contestado por su nuera, a fin de no incomodar entregó los comestibles que había llevado, manifestando con hondo pesar que, otro día regresaría para ver a su hijo, luego se marchó de regreso a su casa lamentando no haber podido ver a su hijo. “Juanita” al ver que la madre de don “Pablo” se alejaba le llamó:
-¡Pablo, tu madre ya está lejos sal para almorzar! Y “Pablo” no contestaba, nuevamente “Juanita” trató de llamarlo
-¡Pablo, tu madre ya está lejos sal para almorzar!. Al ver que don “Pablo” no contestaba, Juanita corriendo se acercó al escondite, pero, fue tan grande su sorpresa que al levantar los tallos de la papa don “Pablo” no estaba, en su lugar pululaba gran cantidad de caracoles; don “Pablo” se había convertido en caracoles. Todos los trabajadores al gripo desesperado de “Juanita” se constituyeron al lugar comprobando que no estaba don “Pablo” sino  su cuerpo se había convertido en caracoles parecidos a los que abundaban en la chacra.
Asombrados por lo acontecido “Juanita” y los demás trabajadores lloraron amargamente en memoria de don “Pablo”. Entonces “Juanita” la esposa de don “Pablo” meditó profundamente de su actitud mezquina (tacaña, avara, miserable) y dijo:
-¡Este es un castigo de Dios por mi mala actitud en contra de mi suegra, no debí comportarme así, debería haber sido buena porque ella era parte de la familia!. Pero, fue tarde su arrepentimiento; por lo que, los presentes la maldijeron, y en memoria de don “Pablo” a los caracolitos le pusieron el nombre de “Pablito”, convirtiéndose en un animal muy querido y considerado en nombre y recuerdo de don “Pablo”
Este hecho trascendió por toda la región, sirviendo como escarmiento para que las personas mezquinas cambien de actitud y actúen con amor al prójimo. A partir de esa fecha en todos los pueblos de esa zona acostumbran a obsequiar a los visitantes parte de su cosecha, considerando que es parte del pago a la madre naturaleza.

FIN

SULTAN Y EL ESPÍRITU DE LA TÍA MARÍA
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
Había una anciana en un pueblo que no llegó tener hijos, pero era muy  avara y envidiosa, su esposo había fallecido hacía muchos años, por lo que, vivía sola.
La anciana tenía sus propiedades en diversos lugares, así como ganado que, a pesar de su avanzada edad tenía que administrarlos personalmente. Para la anciana no había madrugada, tarde ni noche, en cualquier momento solía desplazarse por diversos sitios; pero, generalmente se levantaba a las dos de la madrugada, llevando consigo un bastón que le servía de compañía, y así proseguía su camino todos los días a ver  sus cementeras y sus ganados, haciendo paradas o descansos en determinados puntos del camino para luego proseguir con su caminata. Tenía una visión mejor que de una joven, oía el menor ruido posible, no tenía problemas para transitar a esas horas de la madrugada.
En ciertas ocasiones la anciana se sentaba en lugares ocultos para descansar plácidamente y no ser visto por otros transeúntes, pero, resultando una sorpresa para otros que quedaban atónitos (estupefactos, pasmados, suspensos, boquiabiertos, alucinados, aturdidos), es decir, los hacía asustar a las personas, ya que eran encuentros inesperados con la anciana hasta hacerlos perder el conocimiento, siendo reanimados por la misma anciana. De tantos sustos la gente ya sabía los lugares de descanso de la anciana, teniendo cuidado para no tener ingratas sorpresas.
Había otro personaje joven que también tenía sus propiedades colindantes con los de la anciana “María” y ambos tenían que transitar por el mismo camino. En muchas ocasiones se habían encontrado en horas de la madrugada que al ser saludada le contestaba de mala gana, murmurando su disgusto de cruzarse en su camino.
En cierta ocasión su joven vecino, tuvo que hacer un viaje a la capital, en ese lapso de tiempo la tía “María” había sufrido un percance fatal (desgracia). La tía “María” una tarde había prendido fuego a un pequeño pastizal, a fin de que el ganado ajeno no ingrese a ese lugar y así evitar que dichos animales se meta a su propiedad, pero, sin medir las consecuencias que pudiera ocasionar el fuego; momentos en que el fuego por acción del fuerte viento se propagó por toda la chacra, y la tía María que se encontraba en la parte alta fue envuelta en llamas y asfixiada y muriendo quemada viva, así como también se había incendiado toda la propiedad de la tía Maria no quedando nada de todo el pastizal, consumándose toda su ambición.
Los pobladores enterados del incidente fueron a rescatarle, pero fue demasiado tarde ella estaba totalmente carbonizada, llevando dicho cuerpo a la población para velarla y darle cristina sepultura. Al regresar el joven vecino de su viaje a la capital no estuvo informado del fallecimiento de la tía María, ni su esposa de éste le había comentado de lo sucedido. Como de costumbre al tener conocimiento que una de sus sementeras estaba siendo dañada por animales de otros vecinos, optó por levantarse muy temprano, pero, confundiéndose de la hora, pensando que era la cuatro de la mañana se había levantado a la una de la madrugada.
Es así que, antes de salir de su casa se aprovisionó de un poncho, chalina y sombrero para mitigar el frío y cuando se aprestaba abrir el portón de la casa su perro “Sultán” que estaba en la esquina del callejón empezó a aullar desesperadamente como si alguien le estuviera ahorcando; lo que sucedía en ese instante era que el espíritu de la tía María estaba pasando por dicha esquina. Frente a este hecho el joven se quedó atónito (estupefacto, pasmado, fascinado, boquiabierta, aturdido) con los pelos en punta sintiéndose confundido queriendo regresar a su cuarto o continuar con su cometido, pero, como ya estaba preparado decidió continuar. Al llegar a la esquina su perro “Sultán” desesperado trató de ocultarse entre las piernas de su dueño, poniéndole en aprietos y aumentando su miedo. Entonces, el joven trató de deshacerse de su perro como de a lugar, quedándose el perro en ese mismo sitio y prosiguiendo el joven su camino y cuando estaba por llegar al lugar conocido como el desando de la tía María su perro “Sultán” corriendo desesperadamente le alcanzó tratando de escudarse entre las piernas de su amo y poniéndose a aullar como si alguien le estuviera persiguiendo y amenazando. El joven totalmente nervioso por la actitud de su perro, trató nuevamente de deshacerse del animal; lo que sucedía era que, el espíritu de la tía María estaba yendo junto con el joven, luego de tanto esfuerzo pudo deshacerse de su perro prosiguió con su camino, pero, cuando estaba en el otro punto de descanso de la tía María el perro “Sultán” nuevamente le dio el encuentro empezando ha aullar, repitiéndose el mismo cuadro anterior. El joven a punto de reventar de nervios empezó a vociferar palabras soeces como respuesta a la actitud del animal, pero, “Sultán” continuaba quejándose  y sollozando; lo que sucedía es que, el espíritu de la tía María seguía yendo junto al joven. Éste sudando frío de terror y miedo con el cuerpo adormecido y los pelos en punta no sabía que hacer, no podía comprender el por qué del comportamiento de su perro, luego de reprimirle al animal siguió su camino. Este lugar era el punto de quiebre del camino, es decir, de allí partía otro camino por donde la tía María continuaba su camino y el otro por donde el joven tenía dirigirse a sus chacras, y cuando el joven había  caminado un cierto trecho le alcanzó “Sultán” comportándose muy cariñoso moviéndole la cola oliéndole la ropa percatándose que ya no iba el espíritu de la tía María, llegando luego ambos al trigal recorriendo toda la chacra sin ningún problema. Al ver que, no amanecía el joven trató de echarse en un lugar apacible (agradable, tranquilo) junto con su perro “Sultán”, pero, como no amanecía decidió retornar a casa, volviendo ha acostarse, contando todo lo sucedido a su esposa.
Entonces, su esposa empezó a contarle todo lo acontecido a la tía María, describiéndole  con lujo de detalles como se había producido el accidente y que el día anterior había sido el sepelio o entierro de la difunta. Al recibir la información el joven comprendió que durante el trayecto por el camino estaba acompañado por el espíritu de la tía maría y el único que veía era su perro “Sultán”, ya que estos animales tienen esa capacidad de avistar los espíritus que deambulan a nuestro alrededor; y a esto se debió su comportamiento durante la madrugada en el trayecto a la chacra.
Así, podemos comprender que nuestra ambición y nuestra avaricia nos pueden llevar a la muerte, sin aprovechar todo lo que hemos acumulado en nuestra vida, por lo que, hay que tratar de compartir con los demás lo poco o mucho que tenemos. Por otra parte, podemos comprender cómo un animal como “Sultán” tuvo la capacidad de ver el espíritu de la tía María y mediante su comportamiento pudo alertar a su amo que estaba caminando junto a un espíritu de la difunta.

FIN
LA MINA DE ORO
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
En las faldas de un cerro, don Pedro se encontraba pastando su ganado, después que había cacchado su coca y fumado su cigarro, se recostó en la sombra de una pequeña cueva y de pronto le vino un sueño muy profundo, quedándose dormido. A don Pedro en su sueño se le apareció un viejito con barbas blancas muy crecidas hasta la altura de las rodillas y jorobado, caminando apoyado en un bastón, y le dijo:
-       ¿Pedro, qué haces durmiendo en la entrada de mi mina?
Don Pedro, asustado, le contestó:
-       ¡Había cacchado mi coca y fumado mi cigarro y de un momento a otro me quedé dormido!
Entonces, el anciano le contestó:
-       ¡Precisamente, al percibir el olor de la coca y del cigarro he salido de adentro de la mina para ver quien estaba haciendo una ofrenda a mi mina!
Don Pedro, se sorprendió al escuchar al anciano y entre sí se decía:
-       ¿Tengo tantos años viviendo y pastando mi ganado en este lugar, nunca he visto ninguna mina en este cerro?
Y, el anciano al ver confundido a don Pedro, le dijo:
-       ¡Todo este cerro es de oro, lo que pasa es que todavía no has abierto los ojos!
En esos instantes, el anciano golpeó la roca con su bastón, produciendo un fuerte ruido, haciendo que don Pedro se despertara, y al abrir los ojos vio que todo el cerro brillaba de un color amarillo dorado; efectivamente lo que estaba viendo era oro.
Don pedro, emocionado a punto de perder la razón, fue corriendo a su choza que estaba muy cerca del cerro donde se encontraba su esposa y sus hijos, contando todo lo sucedido con lujo de detalles. La esposa y los hijos no le creyeron, a lo que, don Pedro insistió y al ver la incredulidad de su familia, les invitó ir al cerro. Y cuando la familia se iba aproximando al cerro, todas las rocas brillaban de color amarillo dorado; entonces creyeron que era cierto. Don Pedro, entendiendo que era verdad lo que estaban viendo su familia, empezó a saltar, gritar:
-       ¡Soy muy rico!, ¡Soy muy rico!
A partir de ese momento, toda la familia de don Pedro empezó a extraer el oro desde la pequeña cueva donde se había quedado dormido; conforme iba extrayendo el oro iba apareciendo cada vez más y más; por lo que, tuvieron que contratar a otras personas para seguir extrayendo dicho mineral.
            Con el paso de los días, meses y años la mina de don Pedro se hizo famosa y muy conocida en toda la región, siendo visitado por ingenieros y capitalistas queriendo asociarse con don Pero para explotar la mina en gran escala. Es así que, don Pedro hizo un contrato con una empresa minera, quienes se encargaron en construir una carretera y de pronto alrededor  de la choza de don Pedro se construyó un gran asentamiento minero con una concentradora donde se procesaba el mineral para obtener el oro.
            Don Pedro y su familia durante el tiempo que había explotado su mina habían acumulado una gran fortuna, comprando propiedades en diversos lugares, casas, carros, haciendas. Sus amigos y familiares lejanos, al ver cómo don Pedro de un simple pastor se había convertido en un gran millonario, quisieron saber cómo es que había descubierto esa mina; entonces don Pedro que, era una persona de buen corazón, sincero, honesto y honrado, empezó a confiar su secreto contando todo lo sucedido.
            A partir de la primera vez que divulgó todo lo acontecido, la suerte de don Pedro fue cambiando, de igual manera la calidad de la mina iba disminuyendo; y repentinamente la beta de la mima desapareció. Los empresarios mineros se sorprendieron y no podían salir de su asombro que, de un momento a otro se desaparezca la beta. Por tanto, los empresarios se vieron arruinados, ya que, habían invertido gran cantidad de dinero para la explotación de la mina.
            Nadie se daba cuenta del comportamiento del cerro y lo que estaba sucediendo. El anciano que, a don Pedro le había revelado que todo el cerro era de oro, aprovechando el resplandor de la luna llena todas las noches salía del cerro con 25 llamas cargado de oro y se dirigía por diferentes direcciones del cerro. Una noche salía por el este, otras por el oeste, por el norte y por el sur. Las 25 llamas caminaban de prisa guiados por el anciano jorobado de barbas blancas, quien con sus llamas desaparecía por los cerros.
            Lo curioso del caso, el anciano tenía que salir del cerro antes de las 12.00 a.m. de la noche y antes que cante el primer gallo, eso era el secreto del anciano; pero, la ultima noche como era las últimas cargas de oro que tenía que transportar se demoró y le dio las 12.00 a.m., antes que cruzara una gran catarata, preciso momento en que cantó el gallo; entonces el anciano no tuvo otra alternativa con sus poderes mágicos que las 25 llamas cargadas de oro se introduzca por la catarata, y de igual manera el anciano tuvo que introducirse en dicha catarata porque ya no tenía tiempo para regresar al cerro.
A partir de esa fecha, la catarata se convirtió en un gran lugar mágico en noches de luna llena de esa catarata salía una mujer muy hermosa cargando un cántaro de oro lleno de agua y se dirigía a regar unas plantas de manzano que existía cerca de ese lugar y la mujer tenía que retornar a la catarata antes de las 12.00 a.m. y antes que cante el gallo anunciando la media noche.
En otras oportunidades, en noches de luna llena, salía las 25 llamas cargadas de oro dirigiéndose por diferentes caminos, cuya finalidad era que, esas cargas de oro se vayan expandiendo por todos los cerros, siendo actualmente la codicia y la ambición de muchos mineros.
Por su parte, el anciano en las noches de luna llena salía de la catarata y se sentaba en el camino, esperando que algún caminante pase por allí para engatusarlo con sus poderes mágicos para luego introducirlos dentro de la catarata desapareciéndole para siempre.
Luego que, la mina había colapsado por completo, don Pedro fue revelado en sus sueños por el anciano jorobado, proponiéndole que debería regresar a su choza y ver cómo se encontraba el cerro que había dejado. Don Pedro cegado por su codicia y su ambición, obediente aceptó retornar. Al llegar al lugar don Pedro encontró que todo se encontraba abandonado; guiado por su curiosidad trató de ingresar a los socavones de la mina, de donde jamás pudo salir.

Fin
EL DULCE REY Y DULCENITA
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
Por la incomprensión de sus padres una pareja de enamorados decidieron escaparse de sus casas y emprendieron un viaje al desconocido, deambulando de pueblo en pueblo, hasta que llegaron a un lugar muy lejano, allí se asentaron y construyeron una humilde cabaña; con el sudor de su frente tuvieron que labrar la tierra para poder alimentarse y poder sobrevivir, hasta que, poco a poco con el correr de los años pudieron establecerse bien y decidieron tener sus hijos.
Después de meses de gestación la señora dio a luz a una hermosa niña, a quien le pusieron el nombre de Luzmaría; la niña fue creciendo y los padres se sentían felices de tener una niña tan hermosa. El padre por esa satisfacción trabajaba mucho más para poderla alimentar bien y  que crezca sana y fuerte. Ya cuando Luzmaría estaba grandecita, los esposos se pusieron de acuerdo para tener otro hijo para la compañía de Luzmaría y pasaron los meses la esposa resultó embarazada, toda la familia se sentían felices al ver que había un nuevo miembro en el seno del hogar. Los esposos pensaban tener un varoncito, pero al final nació otra hermosa niña, a quien le pusieron de nombre Luzmarina, por haber nacido el mismo día que naciera Luzmaría.
Los papas se esmeraban en alimentarlas, vestirlas y cuidar que no se enfermaran y así  fueron creciendo hasta cuando llegaron a ser  unas bellas y hermosas señoritas; pero, iba surgiendo un pequeño detalle:
-       Luzmaría, era muy apegada a su padre y la quería demasiado, y
-       Luzmarina, era muy apegada a su madre, de igual manera la quería demasiado a su madre.
Las hermanas empezaron a tener una rivalidad entre ellas, aduciendo que Luzmarina era más linda y hermosa que Luzmaría; y Luzmaría por su parte sostenía que era más bella y hermosa que Luzmarina; para remate de males, la mamá tenía más preferencia  por Luzmarina, porque ella la quería más que a su padre; y el papá tenía más preferencia a Luzmaría, porque ella la quería más que a su madre, es decir surgió una rivalidad entre las dos hermanas y por otra parte, surgiendo indirectamente otra rivalidad entre los padres por la marcada preferencia que tenían cada uno.
Como se acercaba el cumpleaños de las dos hermanas, los padres decidieron hacerles una gran fiesta, puesto que a diario eran visitadas por numerosos pretendientes por la hermosura que irradiaban ambas hermanas y era de público conocimiento en toda la zona; entonces deciden salir a los pueblos vecinos ha aprovisionarse de diversos alimentos para ofrecerles un gran banquete.
De la cabaña donde vivía la familia, salían dos caminos:
-       Uno que se dirigía hacia el norte
-       Otro que se dirigía al sur.
El padre con Luzmaría, decidieron dirigirse por el camino que conduce hacia el norte. Y por su parte la mamá con Luzmarina decidieron dirigirse por el camino que conduce hacia el sur.
            El padre con Luzmaría, caminaron durante todo el día sin encontrar nada, ya de noche llegaron a una chocita (ranchito, chacrita) donde vivía sola una anciana que era una bruja muy famosa; en vista que estaban muy cansados le suplicaron a la anciana  para que les brindara posada y le proporcione alimento para mitigar su cansancio y su hambre. La anciana a regañadientes, aceptó darles alojamiento, pero, con la condición que el día siguiente cumplieran con el requerimiento de la anciana. Al acostarse en la oscuridad de la noche para conciliar el sueño, empezaron a conversar padre e hija:
-       ¿Papá, porqué la viejita tiene la nariz tan grande y encorvada y nosotros no tenemos así?. El papá, para no infundirle miedo o temor a su hija , le dicía:
-       ¡La anciana tiene muchos años y por el correr de los años y el sufrimiento le ha causado que la nariz le crezca de esa manera y lleno de granitos; y cuando lleguemos a tener su edad posiblemente nos crezca la nariz como a la anciana!. Y así, siguieron conversando hasta que se quedaron dormidos.
Al día siguiente, la anciana después del desayuno les propuso a sus visitantes que, tenían que cumplir con unos encargos como pago de la atención que les había brindado:
A Luz María le dijo:
-       ¡Tú, tienes que ir a la laguna que está detrás de ese cerro y traerme agua con esta canasta!, recomendándole que si no podía cumplir con el encargo, mejor que no regrese
Y al padre le dijo:
-       Usted me va traer veinte cargas de “hichu” de los cerros del frente!, de igual manera le replicó al padre. Si no puedes recoger, mejor es que no vuelvas aquí.
Luzmaría, toda acongojada y muy cansada llegó a la laguna que la bruja anciana le había indicado. Y al llegar al lugar vio una hermosa laguna y quedó impresionada, por lo que, decidió contemplarla recorriendo toda la orilla de la laguna; y luego de tantas vueltas intentó introducir la canasta a la laguna para poder coger el agua, y al sacar la canasta todo el agua se vació por las rejillas de la canasta y se quedaba sin una gota de agua, por lo que, intentó varias veces sin resultado alguno. De pronto, cuando se dio cuenta a su costado a orillas de la laguna saltaba un sapito cantando ¡Croack, croack, croack …!; al contemplar el comportamiento del sapito, Luzmaría dijo en voz alta:
-       ¡Qué bonito sapito, de dónde  habrá salido!, y le cogió entre sus manos, y de pronto el sapito le habló, preguntándole:
-       ¡Y usted hermosa doncella de dónde viene a mi palacio!. Luzmaría al escuchar hablar al sapito se sorprendió, a lo que respondió:
-       ¡Vengo de la casita de la anciana, quien me ha encargado que lleve agua con esta canasta, pero, cuando quiero recoger en ella no queda ni una sola gota, no sé que voy hacer!. Y el sapito le contestó:
-       ¡Tienes que esperar que el sol se oculte y se haga noche, entonces podrás coger el agua que desees con la canasta que tienes en la mano!
Luzmaría, tuvo miedo y se preguntó: ¿Si de día no puedo recoger el agua, de noche será peor?. En ese preciso instante, el sapito que estaba en las manos  de Luzmaría, saltó y se introdujo en la laguna. Así, transcurrió el día sin que se diera cuenta Luzmaría, ocultándose el sol y empezó salir la luna con un resplandor increíble; y,  de un momento a otro, sin que se diera cuenta Luzmaría, apareció un Joven muy simpático decentemente vestido como un Rey. El joven, al ver a Luzmaría confundida y totalmente apenada, le preguntó:
-       ¿Hermosa dama, en qué le puedo ayudar?
Luzmaría, con voz entrecortada le dijo:
-       ¡La anciana de la casita de abajo me ha pedido que le lleve agua con esta canasta, pero, todo el agua que trato de recoger se pasa por las rejillas de la canasta, sin quedar una sola gota de agua en la canasta!.
Al comprender la impotencia de la bella dama, le dijo:
-       ¡No te preocupes, yo, te voy ha ayudar y vas ha coger el agua que desees, ya que ésta laguna es mío, y dentro de ella está mi palacio, si gustas te invito a observar!
Y cuando Luzmaría, miró toda la laguna, ésta se convirtió en un gran palacio, quedándose asombrada, no llegando a comprender todo lo que estaba sucediendo; por lo que, la bella joven le pregunto al joven acompañante:
-       ¡Hace un rato un sapito me dijo también que esta laguna era suyo y que dentro tenía un palacio!
El elegante joven, le dijo:
-       ¡Ese sapito, soy yo, el que me tenías en tus manos, en recompensa de ello quiero tenerte en mi palacio!
Por arte de magia, los dos jóvenes aparecieron dentro del palacio; quedando hechizada  Luzmaría. Entonces el joven Rey, le dijo:
-       ¿Desde este momento tú serás mi esposa y seremos felices para siempre!
Luzmaría, quedó encantada y aceptó la propuesta del joven Rey, lloró de felicidad, pero tuvo mucha pena por su padre, su madre y por su hermana. Entonces, el joven rey, le dijo:
-       ¡No te preocupes, mira en este espejo grande, allí está tu papá, no ha podido recoger el hichu de los cerros, porque allí no existe ni un solo hichu, la bruja le pidió un imposible; como ves, él está bien, pronto estará con nosotros. Allí esta tu mamá y tu hermana, puedes verlo, ellas también se encuentran en otro palacio que es de mi hermano!
Luzmaría, sumamente emocionada le dijo al joven rey:
-       ¡No tengo cómo agradecerte, tú serás mi dulce rey!
Y el joven rey, le dijo:
-       Tú serás mi Dulcenita!
Entonces, el joven rey le prometió:
-       ¡Yo y mi hermano haremos un gran palacio en la cabaña de tus padres, para que ellos puedan vivir como reyes, igual como nosotros. Ya no habrá esa rivalidad entre tú y tu hermana, entre tu padre y tu madre, todos seremos muy felices por toda la vida!
La perseverancia (constancia, persistencia, entereza, paciencia, tenacidad) del padre por hacer felices a sus hijas, de una humilde cabaña donde vivían se convirtió en un gran palacio. Allí volvieron a reunirse con sus hijas, abrazándose juraron amor eterno.

Fin
LOS CERROS QUE CONVERSAN
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
En una casita muy apartada de un pueblo lejano, vivían don Jacinto y doña Rosario en compañía de sus hijos que todos eran varones, quienes habían nacido y crecido en ese lugar. Los padres eran humildes campesinos que se dedicaban a la agricultura y a la crianza de animales, los cuales eran su sustento de la familia.
Habían pasado muchos años, todo era normal, los hijos para matizar la monotonía de cada día trataban de intercambiar de actividad de lunes a domingo; eran muy unidos y se estimaban mucho porque los padres les había inculcado amor, afecto, respeto, obediencia, honestidad, veracidad, justicia, laboriosidad, comprensión; es decir, cada uno de ellos era el complemento del otro. Los padres se sentían felices al ver que sus hijos iban creciendo y estaban alcanzando su mayoría de edad. La preocupación de los padres era que, cada uno de sus hijos logre formar su propia familia, pero, lo inconveniente era que en ese lugar no había ninguna joven con quienes podían formar un nuevo hogar. Iba transcurriendo los días, los padres preocupados conversaban en las noches en su aposento  y se preguntaban:
-       ¿Cuál será el destino de nuestros hijos?,
Así, pasaban los días, los meses y los años, hasta que un día lunes muy de madrugada su hijo Raúl, le dice a sus padres y hermanos:
-       ¡ No tenemos leña, voy a coger y traer del cerro “Rayhuán”, estaré de regreso por la tarde!.
Raúl partió con dirección al cerro “Rayhuán” llevando sus asnos para cargar y traer la leña; cuando había caminado bastante lejos y se encontraba cerca del cerro “Rayhuán”, observó que a cierta distancia venía una persona, pero, conforme iba acercándose pudo notar que era una bella dama y justamente en el medio del cerro “Rayhuán” llega a encontrarse frente a frente. De inmediato la joven dama le pregunto al joven:
-       ¿A dónde vas?,
Raúl le contestó:
-       ¡Voy a recoger leña aquí en el cerro!,
Por su parte Raúl le preguntó a la bella dama:
-  ¿Usted a dónde se dirige?,
A lo que, la hermosa joven le contestó:
-  ¡Voy a la casa de don Jacinto, voy llevando un encargo de mi padre!,
Entonces Raúl le dice:
-       ¡Yo soy hijo de don Jacinto!,
Por lo que, la bella doncella le propone:
-       ¡Te espero para ir juntos!.
Raúl, frente a la respuesta de la joven, quedó atónito y confundido, luego aceptando la propuesta de la joven. Raúl empezó a coger la leña, pero, por encanto la leña aparecía por montones. Al ver la joven que Raúl había cogido gran cantidad de leña le propuso que descansara, y le dijo:
- ¡Traigo un suculento fiambre!, ¿podemos compartir?,
A lo que Raúl aceptó y se sentaron a compartir el ágape. Conforme iban compartiendo y saboreando, Raúl se sentía cada vez más impresionado de la joven, ya que irradiaba una hermosura angelical indescriptible, a punto que quedó extasiado (alucinado, deslumbrado, maravillado) perdiendo el conocimiento. Raúl al volver en sí, se dio cuenta que estaba en un lugar desconocido, ¡era un palacio!; y la joven le dijo:
- ¡No temas, este era el encargo que tenía para don Jacinto!.
Luego, la joven comprendiendo que Raúl estaba ilusionado de ella, le propuso ser su esposa y le dijo:
- ¡Aquí viviremos juntos tu y yo y haremos felices a tus padres!. Además le dijo: ¡Toda la leña que has cogido y mucho más, esta noche estará en la casa de don Jacinto!.
Raúl, ya no regresó a casa de sus padres, la bella joven por encanto le había introducido dentro del cerro “Rayhuán”, pero, la joven cumplió con su palabra, haciendo que el día siguiente cuando don Jacinto, doña Rosario y sus hijos al levantarse, encontraron en el patio gran cantidad de leña conjuntamente con los asnos que había llevado Raúl. La familia se preguntaba:
-       ¿Qué le habrá sucedido a Raúl, posiblemente alguien lo ha inquietado y se ha vuelto ir?,
Pasaron los días y no regresaba Raúl. Los padres y los hermanos lloraron muy amargamente por la partida de Raúl, pero, cada cierto tiempo aparecía en el patio gran cantidad de leña. Entonces la familia comprendió que Raúl se había ido a otro lugar y regresaba solo de noche para dejar la leña y no ser visto.
Un día martes muy de madrugada, su hijo César les dice a sus padres:
-       ¡Voy ha ver el ganado que se encuentra en el cerro “Cuntuyoj”, vayan preparando el desayuno que regreso!.
Así, partió César con dirección a su cometido, pero, al llegar al cerro “Cuntuyoj”, divisó a la distancia que una hermosa joven iba juntando el ganado de don Jacinto, al acercarse a ella, la joven le dijo:
-       ¡El ganado de don Jacinto se ha pasado a los pastizales de mi padre, por eso los estoy regresando!.
César, que nunca había visto una joven tan hermosa se quedo impresionado y estupefacto (absorto, turulato, extrañado, pasmado, boquiabierto) por la belleza deslumbrante de la joven; circunstancias en la que, la hermosa dama le propuso a descansar, sentándose juntos en una piedra plana como si fuera un sofá.
La joven empezó a contarle a César que, su padre tenía gran cantidad de ganado de tras del cerro “Cuntujoj” y que ella era la hija única de la familia y que además sus padres tenía grandes extensiones de terrenos de cultivo. Por su parte  César, le manifestó que eran siete hermanos varones y vivían junto con sus padres y que todos los ayudaban en las labores del campo y en el cuidado del ganado. Conforme iban platicando las horas iban pasando y la conversación era cada vez más amena y entre ambos empezaba a nacer un romance y de pronto César le propuso darle un beso como prueba de su amor hacia ella, a lo que la joven aceptó. César apasionadamente le dio un beso en la mejilla y en ese instante perdió el conocimiento y cuando volvió en sí, César se encontraba en un palacio, en un lugar desconocido que todo era de oro. La joven al ver su desconcierto de César, le prometió que todo lo que veía iban a ser de los dos. La  hermosa dama por encanto le había introducido dentro del cerro “Cuntuyoj”.
Al ver que no regresaba César, don Jacinto, doña Rosario y sus demás hermanos, lloraban desconsoladamente por la desaparición inusitada de César, pero, para su consuelo el ganado de don Jacinto, permanentemente era cuidado por un joven y una bella dama y luego desaparecían, por lo que pensaron que posiblemente se haya casado con la hija del vecino. A partir de esa fecha el ganado de don Jacinto iba aumentando en grandes cantidades habiendo mejorado inclusive de raza. Para tranquilidad de la familia, César, les revelaba a sus padres en sus sueños que, él se encontraba en un palacio habiéndose casado con la hija de un Rey y que el palacio era todo de oro. Asimismo, en su revelación les decía que en las mañanas al abrir la puerta de la casa encontrarían objetos de oro como prueba de que él se encontraba en un palacio muy bien atendido y que no se preocuparan; y, así fue transcurriendo los años.
Habiendo aumentado las chacras de cultivo de don Jacinto, el agua empezó a escasear para su riego en toda la estancia, su hijo Miguel al comprender la magnitud del problema, le dijo a su padre:
-       ¡Voy al cerro “Milphoj “, allí hay una pequeña laguna y voy a percatarme si es factible hacer una irrigación para traer el agua a nuestra estancia!
Don Jacinto, aplaudió la gran idea  de su hijo, y le manifestó:
-       ¡Que maravillosa idea, piensas como un gran ingeniero, lamento no haberte educado porque éramos pobres, pero comprendo que en tu cerebro y en tu corazón hay una gran riqueza!
Miguel, con la aprobación de su padre una mañana partió hacia el cerro “Milphoj”, al caminar hacia la laguna iba haciendo un pequeño trazo por donde podría hacerse la irrigación e inclusive iba poniendo pequeños hitos de piedra hasta llegar a la laguna. Pero fue tan grande su sorpresa que al momento de acercarse a la compuerta de la laguna, encontró sentada a una joven hermosa de cabellos dorados que le cubría todo el busto; y ella muy risueña le dijo:
-   ¿A dónde se dirige apuesto joven?,
A lo que, Miguel le contestó:
            - ¡Vengo a ver esta laguna y ojala pueda llevar sus aguas mediante una irrigación a la estancia de mi padre, porque el agua ha escaseado!
La bella joven, le respondió:
-   ¡El dueño de esta laguna es mi padre, pero, yo puedo interceder para que te autorice y puedas llevar sus aguas a la estancia de tu padre!
Miguel, muy cortésmente le contestó:
-   ¡No tengo como agradecerle, pero, mis padres les hará legar sus plegarias, deseándoles muchas felicidades!
La joven doncella le contesto:
-   ¡Te aseguro que tus sueños de tener una irrigación en tu estancia se hará realidad, porque mi padre tiene gran cantidad de trabajadores y ellos lo harán en el tiempo más corto posible!; además agregó:
-   ¡Las aguas de esta laguna son deliciosas y son muy frescas, si gusta puedes probarlo!
Miguel, ni corto ni perezoso, se agachó y probó las aguas y en el acto perdió el conocimiento y cuando recobró el conocimiento se encontraba en una hermosa hacienda con praderas llenos de flores, de exuberante vegetación, cascadas, cataratas y un hermoso río que contorneaba toda la hacienda; así, como gran cantidad de peones trabajando en las chacras de la hacienda. La bella joven se acercó donde estaba Miguel y le dijo:
-   ¡Esta es la hacienda de mi padre, pero a partir de hoy todo esto será tuyo y mío!, ¡Tu proyecto de hacer una irrigación y hacer llegar el agua a las chacras de tu padre se hará realidad convirtiéndose en otra hacienda igual como el de mi padre!
Miguel, no salía de su asombro, entonces le dijo:
-   ¿Por qué me prometes tantas cosas, si yo soy un humilde campesino?, a lo que, la bella joven le dijo:
-   ¡Quiero que tu seas mi esposo y nos casemos!,
Miguel como estaba en cierto modo atrapado y en un lugar desconocido aceptó casarse. La bella dama de inmediato dispuso que todos los peones de la hacienda de su padre en el acto empiecen hacer la irrigación por el trazo y los hitos que el joven Miguel había hecho en su viaje hacia la laguna. Como los trabajos de la irrigación estaban en plena ejecución, la doncella, le dijo a Miguel:
-   ¡Vamos a darle la noticia a tus padres que, la irrigación está cerca de su estancia y que pronto se convertirá en una gran hacienda!
A lo que, Miguel aceptó, dirigiéndose ambos a la estancia de don Jacinto, al llegar Miguel a su casa le presentó a sus padres a la joven doncella, manifestándole que se habían casado  y que por eso no había regresado de inmediato. Don Jacinto y su esposa y el resto de los hermanos se alegraron y le ofrecieron una pequeña fiesta. Entonces la bella joven, dijo:
- ¡Mire, don Jacinto la irrigación ya está aquí, los peones de mi padre están trabajando día y noche, los sueños de su hijo Miguel se harán realidad!
Don Jacinto al mirar hacia el cerro “Milphoj”, pudo observar que cientos de personas estaban trabajando. Así llegó la irrigación a la estancia de don Jacinto convirtiéndose en una gran hacienda igual que del padre de la joven, pero, Miguel y su esposa decidieron regresarse a la hacienda de la doncella.
            Por otra parte, como la estancia de don Jacinto se estaba convirtiéndose en una gran hacienda y en un pueblo próspero, era necesaria la construcción de una carretera que una la hacienda de don Jacinto con la capital. Samuel, el hijo de don Jacinto, le propuso a su padre viajar a la capital para gestionar ante las autoridades para que construyan una Carretera como una vía de acceso a toda la zona. Es así que, Samuel, emprende el viaje y en el trayecto tenía que cruzar el cerro “Shanock”, de donde se podía observar la belleza de toda la hacienda de don Jacinto y para contemplarla Samuel hizo una parada en el camino, cuando de pronto apareció en el camino una gran comitiva dirigida por una hermosa dama, quien le preguntó a Samuel:
-       ¿Dónde queda la hacienda de don Jacinto que, toda la gete comenta que es muy hermosa que tiene su propia irrigación con cataratas, cascadas y un estupendo río?. A lo que, Samuel le respondió:
-       ¡Todo lo que ve al frente es la hacienda de mi padre, precisamente estoy viajando a la capital para gestionar la construcción de una carretera para hacerle muy famosa!.
Y la joven verdaderamente al contemplar toda la paradera del frente comprendió lo hermoso que era la hacienda de don Jacinto, entonces dijo:
- ¡De razón, todas la autoridades de la provincia están decididos en construir una carretera a este lugar, por eso nos hemos constituido para dar testimonio de ello, por tanto, ya no es necesario llegar hasta la hacienda de don Jacinto!
Samuel, por su parte, emocionado le puso de manifiesto que:
-       ¡Precisamente me estaba constituyendo a la capital de la provincia para hacer las gestiones para la construcción de la carretera a la hacienda de mi padre!
Entonces, la bella dama,  jefe de la comitiva le dijo:
-       ¡Ya no es necesario que nosotros lleguemos hasta el lugar, mejor sería que usted nos acompañe a la provincia!
La comitiva, dio media vuelta conjuntamente con Samuel y en el trayecto se hizo noche y la comitiva se desvió del camino correcto y lo condujo a un lugar desconocido, llegando a un gran palacio, allí es presentado ante el rey, quien inmediatamente ordena que todas las maquinarias, los ingenieros y los técnicos empiecen la construcción de la carretera que, en el término de ciento ochenta días la carretera debería estar completamente terminado. Pero, la bella dama, le propone a Samuel,  para que todo ello, se lleve a cabo tenían que casarse con ella, a lo que, tuvo que aceptar Samuel.
            Conforme iba pasando los días, los padres de Samuel estaban desesperados y llorando por su ausencia; pero, en las noches Samuel les revelaba que la carretera estaba construyéndose aceleradamente y que dentro de ciento ochenta días estaría totalmente lista la carretera. Mientras tanto, en verdad las autoridades de la provincia estaban avocados en la construcción de dicha carretera y justamente coincidía con la fecha en que llegaría la carretera. Pasaron los días, las semanas y los meses y en el tiempo previsto llegó la carretera a la hacienda de don Jacinto, fijándose la fecha de la inauguración para el domingo primero de noviembre, día de todos los santos.
            Al convertirse la estancia de don Jacinto en una gran hacienda era urgente y necesario contar con una central hidroeléctrica para equipar la hacienda de energía eléctrica para implementar y equipar de todos los servicios necesarios de acuerdo a los adelantos de la ciencia y la tecnología: Nicanor, el hijo de don Jacinto, le propone a su padre inspeccionar la catarata de “Shapil” para ver la posibilidad de construir una planta hidroeléctrica y así viajar a la capital para gestionar ante las autoridades para que construya dicha Central Hidroeléctrica.
Con la aprobación de su padre, se dirige a la Catarata de “Shapil” caminando por toda la orilla del río que contorneaba las chacras de la hacienda y así logró llegar a la catarata, pero como estaba demasiado cansado se hecho a un costado de la catarata y se quedó dormido y al despertarse a su costado estaba sentada una hermosa joven de cabellos rubios color candela. En ese instante, la joven le dijo al joven:
-       ¡He venido a dar un paseo y contemplar la catarata, ya que de tras de este cerro mi padre tiene un palacio!, pero me doy con la sorpresa de encontrarlo dormido.
La bella dama, a Nicanor le invitó dar un paseo por la catarata, a lo que, Nicanor aceptó la invitación y conforme se iban acercando más a la catarata y en contacto con la brisa de las aguas de la catarata, de repente se abrió una gran puerta ingresando los dos a una ciudad totalmente iluminada, jamás visto por él, a lo que aprovechó la bella dama para decirle:
- ¡Que ese era el palacio de su padre y si él le prometía casarse le haría dueño de todo el palacio!
Nicanor acepta casarse y le hace dueño del palacio. Pero, Nicanor a su vez le propone y le dice a su esposa:
-       ¡Cómo quisiera que la hacienda de mi padre se convierta en un palacio tan iluminado como este!
Entonces la joven doncella le dijo:
-       ¡Hoy en la noche vamos a salir del palacio y observaremos cómo la hacienda de tu padre estará iluminado tan igual o mejor que este palacio!
Salieron en la noche a contemplar la hacienda de su padre y efectivamente estaba  muchos más iluminada que el palacio de su esposa.
Cuando todo estuvo concluido, sucedió algo inesperado, los cerros aledaños a la hacienda de don Jacinto, donde sus hijos se encontraban encantados, empezaron a conversar y coordinar para la inauguración de la carretera, haciendo que sus voces se escucharan en toda la provincia y que ese día asistieran todos los habitantes de la provincia:
El cerro “Shanock” a las doce de la noche empezó a llamar:
-       ¡Hermano “Rayhuán”, el día domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la carretera de la hacienda de nuestro padre, debes  de enviar gran cantidad de leña para que nuestros padres con sus sirvientas puedan preparar el banquete para todos los invitados de la provincia, y para ese día debes estar presente con tu esposa!
El cerro “Rayhuán” por su parte empezó llamar:
-       ¡Hermano “Cuntuyoj”, el día domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la carretera de la hacienda de nuestro padre, debes mandar con tus siervos una docena de novillos para sacrificar para el banquete de todos los invitados de la provincia, y para ese día debes estar presente con tu esposa!
Por su parte el cerro “Cuntuyoj”, empezó a llamar:
-       ¡Hermano “Milphoj”, el día domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la carretera de la hacienda de nuestro padre, debes soltar gran cantidad de agua de la laguna para que de las cataratas, las cascadas y del río se produzcan hermosos arco iris adornando toda la hacienda, y para ese día debes estar presente con tu esposa!.
El cerro “Milphoj”, también empezó a llamar:
-       ¡Hermano “Shanock”, el día domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la carretera de la hacienda de nuestro padre, debes ordenar a todos los siervos del palacio de tu esposa para que se coloque a los costados de la carretera formando una guardia de honor y así hacer el recibimiento de toda la comitiva que vendrá  de toda la provincia, y para ese día debes estar presente con tu esposa!.
El cerro “Shanock”, complementó llamando:
-       ¡Hermano “Shapil”, el día domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la carretera de la hacienda de nuestro padre, debes ordenar a todos los siervos del palacio de tu esposa para que ilumine toda la hacienda, haciendo que la gente se sientan como en el cielo, y para ese día debes estar presente con tu esposa!.
Esta misma conversación durante toda una semana se volvió a escuchar, habiéndose informado toda la gente, así como don Jacinto, doña Rosario y el resto de los hermanos; entonces comprendieron que sus hijos estaban vivos y ellos eran los autores de todo el cambio producido en la hacienda para convertirlo en una gran hacienda.
            Cuando llegó el día de la inauguración, todo estaba listo no faltaba ningún detalle, toda la servidumbre de los palacios de sus hijos estaban a su disposición; y cuando llegaron la comitiva oficial se sorprendieron de la magnitud de los preparativos y lo hermoso de la hacienda que se vislumbraba con arco iris naturales que resplandecían de los ríos que contorneaban la hacienda; era una población mágica. Y al entrar la comitiva a la plazoleta (plaza, glorieta, plazuela) de la hacienda observaron que en cada una de las esquinas se encontraban cuatro carrozas de oro donde se encontraban sus hijos cada uno con sus esposas, luego empezando la fiesta con el agasajo y el baile que se prolongó toda la noche hasta el día siguiente.
La hacienda de don Jacinto se había convertido en una hacienda mágica nunca visto en toda la región.
FIN

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