MIS
POEMAS: A TRAVÉS DE MIS RECUERDOS Y
SENTIMIENTOS
A CAJATAMBO
(Autor: Hipólito Yánac Rivera)
C
ajatambo, ciudad milenaria y
hospitalaria,
A
stobamba, guardián celoso, con tu
imponente “Cuntuyoj”,
J
amás podré olvidarte, por la belleza de
tus paisajes, porque unieron mi vida y de ella.
A
ntay, barrio dónde nací, de mis alegrías
y de mis recuerdos,
T
ambo, barrio recordado por Cruz Pata y Hualpahuayi de amores imposibles,
A
unque, el tiempo pase perdurarás en mi
memoria.
M
amapuncu, testimonio de nuestro legado
histórico,
B
astión de nuestra cultura milenaria:
Shanock, Huacatupi,
O
braje, Chiraumarka, Tambomarka, lugares
históricos de nuestro origen ancestral.
NOSTALGIA POR CAJATAMBO
(Autor: Hipolito G. Yánac Rivera)
¡Cajatambo!
Eres mi encanto,
como
mi madre, a quien adoro,
porque,
les tengo presente,
en
mi pensamiento y en mi corazón.
Siento
en mi alma,
una
profunda nostalgia,
pena de verme ausente de ti,
¡Cajatambo!,
inolvidable.
Han
pasado muchos años
desde
que te dejé,
no
por ingratitud, sino
por
cumplir mi misión.
Cuando
decidí regresar a tu seno,
sentí
una profunda alegría,
porque
volvería a verte, y
recrear
con tu belleza mi ser.
Cada
día que se acercaba
mi
retorno, me hacía ilusiones
de
encontrarte bella y cambiada,
porque
así quería encontrarte.
Pero,
llegó el día ansiado,
el
hijo ausente estaba en tu seno,
esperando
el amanecer del día siguiente,
para
nuevamente contemplar y admirar tu belleza.
Pero,
fue tan grande mi decepción,
te
encontraba abandona, ultrajada,
mancillado
tu santo nombre;
tus
hijos te habíamos abandonado.
Mi
alma se turbó de melancolía,
mi
corazón sangraba de dolor,
mis
ojos se nublaron, y por mis
mejillas
corrían lágrimas de pena.
Mi impotencia
no era por cobarde,
sino,
mi nostalgia era
por
el recuerdo de antaño,
cuando
eras grande y próspera.
¡Cajatambo!
te
asemejas a una ciudad olvidada,
como
si estuvieras condenada,
a
cien años de soledad,
por
la apatía de nosotros tus hijos.
Paradójicamente,
pareciera
tener
asidero, el dicho popular:
“En
tierra de ciegos, el tuerto es rey”
¡Cajatambo!,
despierta,
recuerda tus hazañas,
cuna
de valientes guerreros.
La
ignominia, no podrá doblegarte,
la
traición, aunque tarde se paga,
la
pasión, mueve conciencias,
la
ilusión, al final se hace realidad.
Pasarán
algunos años y te veré,
florecer
como las flores de mayo,
y
al contemplar tu belleza, los traidores
y
los cobardes huirán como judas.
RECUERDOS
DE UN AMANECER CAJATAMBINO
(Autor: Hipolito G. Yánac Rivera)
Al hojear las
páginas de mis recuerdos encuentro en mi pensamiento, lo maravilloso que era un
amanecer cajatambino, un acontecimiento matizado de fenómenos naturales, como
el destellar de la aurora, el cantar bullicioso de los pájaros como alabanzas
al Divino Hacedor, el bramar de los animales como agradeciendo la bondades de
la naturaleza, el aroma de las flores del campo, los rayos fulgurantes del sol
y las actividades matutinas del poblador cajatambino.
El mes de mayo era
el mes más florido, para Cajatambo el mes primaveral, donde todos los campos
estaban cubiertos de verdor, flores, aromas; era un amanecer que representaba
la creación divina de la naturaleza.
Al relampaguear
(fulgurar) del crepúsculo (alba, aurora) se podía contemplar un amanecer cajatambino acompañado
del trinar de los “pichuychancas” (gorriones) como el cantar melodioso de los “cuculíes”,
así como el silbido elegante del “ruiseñor” (Picuruy)
que parecían elevar sus plegarias (adoraciones) al divino
Hacedor.
El amanecer
cajatambino del mes de mayo, era un acontecimiento indescriptible porque se
matizaban entre el alba, la frescura de la mañana con el aroma de las flores de
la papa penetrante hasta el fondo del corazón; el aroma de las flores de las
habas que al percibirlos era como si inundaran lo más hondo de nuestro ser. El
aroma de las flores del rábano, flores que cubrían como un manto amarillento
todos los parajes (campos) cajatambinos.
Conforme pasaban los
minutos se empezaba a escuchar el aleteo y el quiquiriquí de los gallos
anunciando el amanecer de un nuevo día; siendo muy divertido escucharlos, ya
que, unos cantaban por “Gayán”, otros por “Hualpahuayi”,
“Cruzpata”,
“Muñapampa”
o en “Astobamba”,
pero, entre ellos parecían responderse unos a otros con tonos diferentes, dando
la sensación de alegría, melancolía, dando un tono característico al amanecer
cajatambino.
El frío de la mañana
era muy intenso porque se acentuaba con las heladas de la temporada, por lo
que, para mitigar el frío se tenían que abrigar los varones con su poncho,
chalina y sombrero; y las damas se protegían con sus mantas multicolores
tejidas con lana de oveja o su pañolón y su sombrero de paja hormado con azufre
adornado con su cinta negra.
Conforme iba
aclarando el día los hermanos cajatambinos empezaban con sus actividades
agrícolas, unos se dirigían a las tomas de los canales de riego para encausar
las aguas a sus terrenos de cultivo para regar sus alfalfares, o cementeras de
trigales, habas o maizales: otros se disponían a ordeñar leche a sus vacas,
niños que iban arriando sus asnos, sus chanchos para dejarlos en el campo; era
un accionar de todas las familias.
Ya aclarado el día,
en el cielo cajatambino en su firmamento
azulado y límpido se apreciaba la aparición de los rayos fulgurantes del
sol por el lado este en las cumbres de “Huaylashtoclanca”, por el oeste sus
rayos luminosos que brillaban en los cerros de Poquián, Copa,
por el lado sur en el cerro “Cuntuyojh” y la planicie de “Paricayán”
y por el norte iluminando la cima del majestuoso guardián del cerro “San
Cristóbal”.
Al mismo tiempo con
el fulgor del sol naciente se podía notar como se levantaban las humaredas de
las cocinas de las casas del pueblo cajatambino y Astobambino, señal que
indicaba que las mamás empezaban a encender sus fogones de leña para preparar
el desayuno que era muy variado. Algunos preparaban en base a leche que
acababan de ordeñar, otros preparaban el suculento “Chupe verde” (Ayaj chupi)
con su cancha de maíz amarillo o rojo; así como también su mate de “cedrón”,
“Yerbaluisa” o “pimpinela” acompañado con su “Cuhuay”
(papa asada en el fogón) o papa sancochada con su queso o con su cancha y su
queso. Algunos degustaban con su “bollo” o “Cemita” elaborado por
ellos mismos en los hornos de doña Adolfina, de doña Eugenia
o de don Zenón Ticerán.
En algunas casas se
percibía el olor del popular “calentado cajatambino”, lo que nos
hacía suponer que empezaban a celebrar el cumpleaños de algún miembro de la
familia y seguidamente se percibía el olor característico del “Ponche
de chicha de jora”.
Mientras todo esto
sucedía, los rayos solares bajaba por “Ocopata” minuto a minuto
constituyendo el reloj natural que marcaba la hora para ir a la escuela. Cuando
los rayos solares llegaba a la población de “Astobamba”, indicaba que
estaba marcando las 7.30 a .m.
momentos en que se escuchaba el primer campanazo que era la “Primera”;
y cuando inundaba los rayos solares toda la población de Cajatambo marcaba las 8.00 a .m., momentos en que
se escuchaba el segundo campanazo al que llamábamos la “Segunda”, indicando la
formación para empezar las clases en las Escuelas Prevocacionales Nº 371 de
Varones y Nº 372 de Mujeres. Así, pasamos los maravillosos años de nuestra infancia
y adolescencia en nuestro querido Cajatambo, ¡Recuerdos inolvidables!
¡HOMENAJE AL CERRO
SAN CRISTÓBAL!
(Autor: Hipolito G. Yánac Rivera)
Imponente cerro San Cristóbal,
guardián celoso de Cajatambo,
eres un enigma para los cajatambinos
ya que, no hemos podido
desenmarañar tu pasado histórico.
¡San Cristóbal!, a través del tiempo
has sido fuente de inspiración
para muchos cajatambinos que,
han escrito poemas y canciones
para resaltar tu grandeza.
¡San Cristóbal!, en tu cima y escarpadas
faldas, escondes muchos misterios
que, nadie ha podido escudriñarlos,
a pesar que se dicen y se cuentan
muchas versiones de tu pasado histórico.
¡San Cristóbal!, nadie a podido explicar
el origen de los dos manantiales
que brotan al pie de tu cima;
cual dos ojos que lloran
al contemplar la hermosura de Cajatambo.
¡San Cristóbal!, luego de haberte recorrido
cuerpo entero, y luego de haber palpado
algunos vestigios de tu pasado,
me permito atribuirte que en la antigüedad
fuiste un volcán activo y ardiente.
¡San Cristóbal!, las tierras blancas
que, están sepultadas en “Tizapampa”
son restos que erupcionaste de tus entrañas,
dejándonos huellas grandiosas que,
los cajatambinos no hemos sabido valorar.
De niños hemos jugado con esas tierras,
nuestros maestros nos hacían llevar
a nuestra Escuela Prevocacional 371
para marcar el campo de básquet o de voley
o el campo deportivo de la “pampa”-
“Adahuaylas”.
¡San Cristóbal!, tú eres el testigo mudo
que, conoces como se formó y
floreció
la ciudadela de “Tambomarca”,
otra reliquia de Cajatambo
que a tus pies permanece olvidada.
¡San Cristóbal!, si pudieras hablarme,
me explicarías quienes fueron
los que habitaron tu cima
ya que, en ella hay vestigios
que demuestran que en el pasado
fuiste un gran ¡Mirador!.
¡San Cristóbal!, de tu cima se contempla
la belleza paisajística de Cajatambo,
a tu frente el “Huacshas” con
su manto blanco
resplandece la cordillera del “Huayhuash”,
contemplando el serpentear del río “Isco”.
A tu costado te acompaña el enigmático “Shanocj”
con sus andes y sus ruinas arqueológicas,
“Huacatupi”, “Parpoj” y los andenes de “Cocachacra”
“Mamapunco”, portón del “Capac Ñan”
que dan testimonio de una gran cultura pre inca.
¡San Cristóbal!, de tu mirador
contemplas al cerro “Kuntuyoj”,
cual si fuera tu hijo engreído
que, se cobija entre las cuevas de
“Matara”; otro
vestigio histórico, encantado
por el espejismo de la laguna de “Milpoj”.
¡San Cristóbal!, obra de la creación divina
de tu cima igualmente contemplas,
las pampas de “Pariacayán”;
¡hermosa planicie!
asimismo, contemplas los hermosos parajes
de “Tocanca”, “Chunchur”, “Segra”
“Huaylashtoclanca”, “Mancán”, y “Sacgsuco”.
¡San Cristóbal!, mirador incomparable,
perpetuo vigilante y celoso guardián,
de mayo a diciembre contemplas
apacible y tranquilo al río “Shapil”,
pero, de enero hasta abril,
contemplas la furia de sus aguas
que hacen retumbar sus ecos
en las faldas de tu majestuoso cerro.
¡San Cristóbal!, si pudieras evocar
todo tu pasado, nos contarías
lo floreciente que fue la ciudadela de “Chiraumarca”,
hoy abandona, con su camino subterráneo
pasando por “Huaylancana”, “Chuhuilca”,
“Cashatampu”,”Ayajirca”, para llegar
a la ciudadela de “Tambomarca”.
¡San Cristóbal!, en tu regazo cobijas
al pueblo de “Cajatambo”, cual esposa adorada
y a “Astobamba”, cual hija
preferida,
¡hoy condenada a desaparecer!
por la furia de la naturaleza; todas ellas
circundada por el río “Tabín –
Cuchichaca”,
rodeado de hermosos parajes
formando el valle cajatambino.
¡San Cristóbal!, mi ideal es hacer de tu cima
un MIRADOR TURÍSTICO, para
hacer conocer
al mundo entero lo extraordinario e indescriptible que eres,
donde los turistas, y los visitantes puedan contemplar
lo maravilloso y fenomenal que eres; y
asimismo, contemplar la belleza paisajística
de nuestro querido Cajatambo.
FELIZ DÍA MAESTRO
Homenaje a los Maestros
(Autor Hipólito Yánac Rivera)
F uiste, el artífice de muchas generaciones
E l guía, el modelo, el orientador,
L egaste tu sabiduría, tu ejemplo, tu esfuerzo,
I nculcándonos, disciplina, honradez, trabajo y lealtad,
Z ollipamos, recordando los hermosos momentos que pasamos.
D emostraste tu pasión por los niños y la juventud,
Í deal comparado solamente con el de Cristo,
A prendiste, a templar tu corazón como al acero.
M anantial de grandes virtudes, de los que nos
A limentamos espiritualmente cultivando el amor al prójimo,
E nseñanzas que perdurarán eternamente, y
S imbolizarán las huellas que dejaste en nuestras mentes y corazones, como
T estimonio viviente de tu fructífera labor pedagógica,
R ecuerdo imperecedero, digno de reconocimiento; los que te
O frecemos hoy en tu día y te decimos ¡Feliz Día del Maestro!
RÉQUIEM A
FELÍCITAS MI MADRE
Al recordar tu santo nombre,
no puedo soportar el dolor
que albergo en mi corazón,
recordando de niño las caricias
que me distes en tu pecho.
Al recordar tu imagen,
imploro al Hacedor para que,
allí en el cielo, te dé su bendición;
yo de aquí, elevo mis plegarias
deseándote la paz eterna.
Al recordar tus enseñanzas,
hoy de adulto, valoro tus sabidurías,
las que alimentaron mi ser:
así como tus caricias,
son las que sensibilizaron mi alma.
Este réquiem de dolor, te ofrendaré,
hoy, mañana y siempre, aún cuando
estemos juntos en la mansión eterna;
ya que como madre, eres un ser
que existirás por toda la eternidad.
Tu hijo, Hipólito.
A MI QUERIDA
MADRE
(Autor: Hipólito G. Yánac Rivera)
(Autor: Hipólito G. Yánac Rivera)
Feliz día madre querida,
cuánta alegría siento al recordar tu memoria,
y cuanto dolor siento en mi corazón,
al no tenerte a mi lado por tu partida a la eternidad.
En tu día y por los días que Dios me dé vida,
elevo tu santo nombre ante el altar de Dios,
para que el Divino Hacedor, te bendiga,
y te tenga en su reino lleno de bendiciones.
A pesar que el tiempo haya trascurrido,
desde tu partida a la mansión de Dios,
en mi corazón y en mi pensamiento,
tu imagen está presente a todo instante.
En mi soledad y en mis sueños,
también estás presente,
guiándome por el camino correcto,
inculcándome siempre con el ejemplo.
A través de mis plegarias, madre querida,
quiero recompensar todo tus sacrificios,
sé que nunca llegaré a recompensar tus desvelos,
pero, por lo menos déjame implorar,
para la tranquilidad de mi alma.
¡Gracias
mamá…que Dios te bendiga eternamente!
(Tu amado hijo Hipólito)
A FELÍCITAS MI MADRE
(Autor: Hipólito G. Yánac Rivera)
Mamá Felícitas, tú que supiste cobijarme en tu
pecho,
alimentándome con amor y ternura,
con paciencia me diste tus caricias,
forjando en mí, el hombre del mañana.
alimentándome con amor y ternura,
con paciencia me diste tus caricias,
forjando en mí, el hombre del mañana.
Mamá Felícitas, años y años pasamos juntos,
tardes y meriendas llenas de juegos y acertijos,
éramos compañeros de batallas y de ensueños,
en esa aventura de moldear nuestras vidas.
tardes y meriendas llenas de juegos y acertijos,
éramos compañeros de batallas y de ensueños,
en esa aventura de moldear nuestras vidas.
Mamá Felícitas, por eso te escribo este poema,
por que fuiste un manantial de amor y dulzura,
fuente inagotable de sabiduría maternal,
por que representas al ser que más amo en la vida.
por que fuiste un manantial de amor y dulzura,
fuente inagotable de sabiduría maternal,
por que representas al ser que más amo en la vida.
Mamá
Felícitas, nuestras hazañas y nuestra felicidad,
están
grabadas desde puris hasta pusgoj,
Lauricocha
y Joncococha testigo de mi infancia,
en donde
todos tus hijos hemos crecido.
Chuchuhuilca,
Quitapuquio, y Agurragra,
Huaylancana, Mayush, Antaquirca,
Chiraumarca, Pata Pata, grandes
parajes,
que marcaron el Siglo de Oro de
Daniel y Felícita.
¡Mis padres a quienes adoro
eternamente!
(Tu hijo Hipólito)
A DANIEL,
MI PADRE EJEMPLAR
(Autor: Hipólito G. Yánac Rivera)
¡Oh! Daniel, padre abnegado,
que de cada hijo hiciste tu ideal,
esforzándote para cumplir tu misión,
fuiste un ejemplo y modelo entre los padres
Supiste encausarnos y guiarnos,
templaste el acero de nuestros corazones,
como todo un Yánac valiente,
jamás te rendiste a las adversidades.
Tu ejemplo fue la honestidad y el trabajo,
nunca tu nombre y apellidos,
estuvo manchado por la deshonra,
tu frente mantuviste siempre erguida y digna.
Jamás tus manos supieron castigarnos,
tus palabras fueron látigos de amor y ternura,
porque tus nobles sentimientos,
fueron la fuente inagotable para nuestras vidas.
Fuiste un hombre autodidácta,
fruto de la universidad de la vida,
tus coloquios después de cena,
fueron los que moldearon nuestras vidas.
Por lo que, tus hijos: Inocencia, Zoilo,
Aquilina, Servio, Fidencio, Victoria,
Hipólito y Rosalía, imploramos al divino Hacedor, te
dé su bendición por toda la eternidad.
A MI
PADRE QUE GOZA
DE LA
ETERNIDAD
(Autor: Hipólito G. Yánac Rivera)
Padre, ya no te tengo conmigo
pero quiero decirte viejo del alma,
que aunque ya no camine a tu lado
tu recuerdo está grabado en mi memoria.
Te fuiste querido padre
y estoy seguro que desde donde tú estés,
me querrás agarrar de la mano
para transmitirme con tu contacto,
el amor que siempre sentiste
desde el fondo de tu corazón.
Me hubiera gustado hablarte,
contarte mis sentimientos
pero sufro al recordar
que te fuiste antes de tiempo.
pero quiero decirte viejo del alma,
que aunque ya no camine a tu lado
tu recuerdo está grabado en mi memoria.
Te fuiste querido padre
y estoy seguro que desde donde tú estés,
me querrás agarrar de la mano
para transmitirme con tu contacto,
el amor que siempre sentiste
desde el fondo de tu corazón.
Me hubiera gustado hablarte,
contarte mis sentimientos
pero sufro al recordar
que te fuiste antes de tiempo.
¡Cuando
la mente y
el corazón tienen su
punto de encuentro!
UN IDILIO QUE PERDURÁ POR SIEMPRE
(Autor: Hipólito G. Yánac Rivera)
¡Perdurarás! por siempre en mi pensamiento,
porque, en mi corazón,
sigue latiendo el amor que te ofrendé;
a pesar, que te alejaste sin explicación.
No nos dijimos ni una sola palabra,
te alejaste sin una justificación y sin un adiós;
hasta ahora, no nos hemos visto,
el tiempo a transcurrido como si fuera ayer,
Compartimos largos años de idilio,
tiempo en el que nuestros corazones,
compartieron día a día con toda ternura,
sus ilusiones, sus pasiones, sus palpitaciones.
Los años podrán haber pasado,
pero mi amor, persiste igual,
como el último día de nuestro encuentro,
que compartimos nuestro romance.
Si por suerte, leyeras estas líneas,
comprenderás lo mucho que te amé;
y si todavía, existo en tu pensamiento,
te estaré esperando como si fuera ayer.
No guardo rencor en mi corazón,
porque, aprendí a valorarte,
así como el cariño que te ofrecí,
fue un amor sin condiciones.
Largos años, vivimos juntos,
compartimos el néctar de nuestro idilio:
recuerdos que a través del tiempo perdurarán,
por eso, te seguiré amando por siempre.
PARA
TÍ, A QUIEN AMO TANTO
(Autor: Hipólito G.
Yánac Rivera)
Obsesionado de nuestro idilio,
vivo solo pensando en ti,
porque las experiencias que compartimos,
fue lo más sublime de nuestra existencia.
Si recordamos los lugares y los momentos,
donde nos ofrendamos y sellamos nuestro amor,
revive nuestra ardiente pasión,
hechos imborrables que perdurará por siempre.
Por más que el tiempo haya pasado,
tú sigues siendo el tesoro de mi vida,
la mujer encantadora que cautivaste mi corazón,
porque en tu pecho cobijaste mi ardiente pasión.
Tu partida insólita, sin decirme nada,
es lo que me atormenta día y noche,
al no haber podido escuchar de tus labios,
el motivo de tu partida, sin retorno.
Quisiera que me guardes en tu recuerdo,
te imagines que me tienes en tus brazos,
pegado tu rostro con el mío,
compartiendo ese beso candoroso,
que solíamos deleitar noche tras noche.
Las hazañas de nuestro amor,
son recuerdos imperecederos,
que ni el tiempo ni la desdicha,
podrán borrarlo, porque son huellas,
indelebles del eterno amor que nos juramos.
¡CÓMO
PASA EL TIEMPO!
(Autor:
Hipólito G. Yámac Rivera)
Al
nacer nos cobijamos,
en
el regazo de nuestra madre
y
seguimos alimentándonos
con
el néctar de los senos del ser más querido
Conforme
pasan los días, meses y años
vamos
aprendiendo a caminar,
a
hablar, tomando conciencia
de
nuestra propia existencia.
Conforme
va pasando el tiempo,
vamos
dejando huellas indelebles
en
nuestras mentes y nuestros corazones
fuente
de nuestros pensamientos y sentimientos.
Conforme
va pasando el tiempo,
las
personas nos vamos apoderando
de
las bajas pasiones: del odio,
la
hipocresía, el egoísmo, la envidia, etc.
Conforme
va pasando el tiempo,
en
vez de acercarnos a la perfección,
nos
vamos deshumanizando cegados,
por
la ambición, el orgullo y la vanidad.
Conforme
va pasando el tiempo,
y
conforme nos hemos comportado
nuestra
vida se va consumiendo
como
una vela encendida.
Y
finalmente, cuando todo haya pasado,
es
tarde cuando nos damos cuenta,
de
nada ha servido nuestra ambición,
nuestro
orgullo y nuestra vanidad.
Cuando
todo haya pasado,
y
cuando la vida llega a su fin,
de
nada sirve lamentos y arrepentimientos,
por
que todos vamos al mismo sitio,
sin
penas ni glorias.
¿Has
pensado de tu vida?
¡QUE
INJUSTA ES LA VIDA!
(Autor: Hipólito G.
Yánac Rivera)
No puedo dejar de
mencionar y dejar pasar,
hechos que suceden en
la vida,
donde tanto se pregona
la justicia,
la igualdad, la
honestidad, la moral;
pero, nuestros actos
desdicen lo contrario.
La incomprensión,
alimentada por la ambición
desnaturalizan a las
personas, volviéndolas:
irracional, obstinado,
estúpido; convirtiéndose
en dueño de la verdad,
cuando le conviene a él;
pero, injusto, desleal,
cuando se trata de otro.
Piden justicia,
clemencia, cuando les convienen;
ultrajan, vilipendian
para denigrar a otros;
porque son sus
adversarios ideológicos;
mucho más, cuando son
fiscalizados por éste,
por estar comprometidos
en actos de corrupción.
En nuestro país, el
Congreso de la República
se ha convertido en
refugio de politiqueros,
que no encarnan el
verdadero significado
de ser Padres de la Patria , menos ser miembros
del primer Poder del
Estado Peruano.
El Seno del Congreso de
la República ,
podríamos decir que, se
ha convertido en un circo,
dónde algunos
congresistas aúllan, unos rugen, otros braman, chillan, gruñen, ladran, mugen,
maúllan; sin reparo del qué dirán, desprestigiando
la honorabilidad del
Parlamento.
Mientras tanto, la
corrupción, la impunidad
campea a todo nivel por
muy encumbrado sea el cargo. Tenía justa razón el escritor peruano,
Manuel Gonzáles Prada,
cuando decía:
“hoy el Perú es un
organismo enfermo: donde se aplica el dedo brota la pus”
RECUERDOS
INOLVIDABLES DE CAJATAMBO
Cómo puedo olvidarme del
verdor de tus campos, del vendaval del follaje de tus árboles, el retumbar del
río Shapil y del río Tabín en los meses lluviosos de enero, febrero y marzo.
Cómo puedo olvidarme de la
siembra de papas, del trigo, de las habas, del maíz entre las inclemencias de la
naturaleza y la abundancia de sus cosechas que nos hacían sentir felices a toda
nuestra familia.
Cómo puedo olvidarme de haber
respirado el aire fresco, puro lleno de fragancias: de haber bebido sus aguas
cristalinas de Tojtuy, Tictipuquio, Chuhuilca, Andahuaylas; las que circularon
por mis venas y oxigenaron mi cerebro.
Cómo puedo olvidarme de ti
Cajatambo, si he recorrido tu suelo por mil una vez, tus pueblos; tus parajes
habiendo caminado palmo a palmo, haciendo que cada tropezón me haga recordar de
la grandeza de la tierra que me vio nacer.
Cómo puedo olvidarme de los
relámpagos y los truenos en las épocas de lluvia que cegaban los ojos y hacía
retumbar los cerros como si ya fuera el fin del mundo.
Cómo puedo olvidarme de una
infernal tarde lluviosa en las punas de Tocanca, cuando casi fui alcanzado por
la descarga de un estruendoso rayo, que me dejó inconsciente.
Cómo puedo olvidarme de la
granizada en las alturas de Huaylastoclanca que en unos segundos se convirtió
en un glacial, quedando atrapado y el valor que tuve que imponerme para salir
victorioso.
Por qué puedo olvidarme de
Cajatambo, si así se templó mi corazón como el acero, entre el fresco aroma de
la vegetación cajatambina, los fenómenos de la naturaleza; así nací, crecí y me
desarrolle; entonces por qué podría
olvidarme de mi simiente.
Cómo puedo olvidarme de sus
fiestas costumbristas: los carnavales, la Semana Santa , Corpus Cristi
(los negritos), los Aucas,
las Quiyayas, las Pallas, el
Capitán de la Tarde,
el Torneo de Cintas, la Corrida
de Toros.
Cómo puedo olvidarme de
nuestro Cajatambo,
si me brindó sus encantos: la
belleza de su paisaje, su folclor, sus exquisitas viandas, su chicha de jora,
el amor de mi vida, a quien le jure amor eterno en el rosal del portón de su
casa. ¡Recuerdos…!
OFRENDA DE AMOR
(Autor:
Hipólito G. Yánac Rivera)
Cuando las flores amarillas de los rábanos,
cubría cual manto dorado
el paisaje cajatambino,
un día de mayo de límpido firmamento
nos juramos amor eterno.
Bajo el aroma de las flores del alfalfar
y el aletear de las mariposas,
contemplando sus multicolores alas
embriagados de amor,
sellamos nuestro juramento.
Un día de mayo, fecha inolvidable
cuando los ardientes rayos del sol,
cubría el panorama cajatambino
bajo la sombra de un eucalipto,
nos prometimos amarnos toda la vida.
Entre el trinar de los gorriones,
el silbido galante de los ruiseñores,
el cantar armonioso de los cuculíes,
sentados entre eucaliptos y alisos
cristalizamos nuestro amor sincero y puro
A orillas del ancestral río tabín,
contemplando el discurrir de sus aguas
y su tañer sobre las cantoneadas piedras,
juntamos nuestros corazones
como señal de nuestro cariño.
Entre la penumbra de la noche
junto al rosal del portón de tu casa,
entrelazamos nuestros brazos
pegados nuestras mejillas cual una lápida,
nos prometimos jamás olvidarnos.
Entonando los versos de una canción
evocados de lo más profundo de mí ser,
te expresé lo mucho que te amaba
y te prometí nunca olvidarte,
del cual evidencian éstas líneas de amor.
Entre besos y caricias,
sellamos el amor que nos prometimos,
ahora que el tiempo ha transcurrido
entre recuerdos y nostalgias,
te recordaré hoy y siempre.
PÉRDIDA DE LA
IDENTIDAD CAJATAMBINA
(Escrito por: Hipólito Yánac Rivera)
(Escrito por: Hipólito Yánac Rivera)
Con las disculpas del caso, sin ánimo de dañar la buena imagen
de los paisanos cajatambinos, me permito comentar sobre la triste realidad por
el que atravesamos los cajatambinos, que es, la pérdida de identidad por la
tierra que nos viera nacer; a pesar de ser vehementes devotos de María
Magdalena, apasionados del valor mágico de la tierra del Anaypuyo, acérrimos
degustadores del Pari, del cuy, de la pachamanca y demás riquezas culinarias.
Por otra parte, algunos hemos dedicado versos y poemas a San
Cristóbal , al nevado Huacshash, a Huacatupi; otros han compuesto excelentes
versos como “Linda Cajatambina”; y lo más grave de todo esto, es que, no
sabemos valorar las ingentes riquezas naturales con que cuenta la tierra que
nos viera nacer; así como la riqueza artística, paisajística, turística; a
pesar de todo ello, hemos abandonado masivamente nuestra tierra, habiendo sido
absorbidos por la invasión cultural moderna alienante, solo nos recordamos de
nuestra tierra en su fiesta patronal de julio que la visitamos masivamente;
allí lloramos, nos lamentamos, para luego nuevamente retornar después de un
año, hasta finalmente dejar nuestros huesos en tierras extrañas.
Por otro lado, hemos abandonado nuestras pequeñas parcelas,
nuestras casas donde pasamos nuestra infancia, nuestra adolescencia; muchos nos
hemos venido, haciendo que personas extrañas se empoderen (no es malo) pero
hemos perdido el valor material que nos unía a nuestra tierra. De esta manera,
las nuevas generaciones ya no tienen el mismo amor a nuestras costumbres,
tradiciones, y en esencia el amor a esa tierra linda que es <cajatambo lo
hemos perdido
La identidad cultural es un conjunto de valores, orgullos,
tradiciones, valores, folclor, creencias, etc., y modos de comportamiento que
funcionan como elementos dentro de un grupo social y que actúan para que los
individuos que lo forman puedan fundamentar su sentimiento de pertenencia que
hacen parte a la diversidad al interior de las mismas en respuesta a los
intereses, códigos, normas y rituales que comparten dichos grupos dentro de la
cultura.
Durante el tiempo, las autoridades locales están haciendo uso y
abuso en la tierra que nos viera nacer, sin importarles el futuro, su destino,
su desarrollo, su progreso. Estos individuos han confundido la función para el
que fueron elegidos y creen que Cajatambo son sus feudos o haciendas, hasta que
el actual Alcalde ha tenido la osadía de enraizar alfalfa en la Plaza de Armas
de Cajatambo manifestando sarcásticamente que era para los burros cajatambinos.
Doce (12) años de gestión municipal ¿Cuáles son las obras que se
han ejecutado en bien de Cajatambo?, ¿Cuánto de Presupuesto ha manejado y cómo
se justifican los resultados?. Solamente me estoy refiriendo al presupuesto del
distrito de Cajatambo, porque los demás distritos tienen su Presupuesto propio.
Entonces, cuál es la explicación para que la tierra que nos viera nacer esté en
las condiciones en que se encuentra. ¿Cuál es la culpa de nuestro pueblo para
que un hijo le pague mal, para que un hijo lo traicione?, pareciera que no
tuvieran sangre en la cara, sentimiento, ética. No podemos permitir que por
nuestros traumas y/o frustraciones y resentimientos nuestro pueblo sea el
pagano.
Cómo no va estar abandonado a su suerte nuestros pueblos, si
somos marginados y postergados por el Gobierno Regional de Lima Provincias,
habiendo llegado a ser la provincia de Cajatambo un apéndice (complemento) de
Barranca, donde funciona la sede de la ODE (Oficinas Descentralizadas
Ejecutoras), lo que no sucede con el resto de las provincias que conforman el
Gobierno Regional de Lima Provincias; donde en cada una de ellas existen
independientemente las sedes de las ODEs (Oficinas Descentralizadas Ejecutoras)
conforme se indican a continuación:
Frente a tales hechos, ¿cuál ha sido la actitud del alcalde
provincial, del gobernador y del resto de autoridades?, ¿Debemos preguntarnos,
por qué no sucede lo mismo en el caso de Oyón, Yauyos, Cañete, Huaral,
Huarochirí, Canta, Huaura?: Lo que pasa, es que, nuestras autoridades son
indiferentes a los intereses de nuestra provincia; lo que más les preocupan son
sus intereses personales.
QUÉ SIGNIFICA TENER
IDENTIDAD CAJATAMBINA
Adquirimos
nuestra identidad cajatambina, a través de dos fuentes:
1. El
sello indeleble que nos ha impreso en nuestro ser nuestras madres cajatambininas,
que al cobijarnos en su claustro materno, nos trasmitió sus impresiones, sus
vivencias (alegrías, sentimientos y sufrimientos) del acontecer cajatambino.
2. Al nacer tuvimos la suerte de respirar por primera
vez el aire puro, fresco y gragancioso del ambiente cajatambino; que a través de
nuestro desarrollo evolutivo fuimos internalizado en
nuestro ser el sentimiento:
a.
De ser hijo nato de cajatambo;
b.
Festejar (homenajear) y deleitar (degustar,
apreciar, saborear) sus exquisitas viandas, costumbres (usanzas,
tradiciones); su folclor ( sus bailes, sus canciones, sus
fiestas);
c.
Sentirnos orgullosos de su cultura cajatambina,
de su historia, de su belleza paisajística;
d.
Identificarnos entre nosotros como
cajatambinos;
e.
Identificarnos con sus necesidades y problemas
de nuestros pueblos;
f.
Honrar su nombre de la tierra que nos viera
nacer ¡Cajatambo! donde quiera que nos encontremos;
g.
Defenderla hasta con el precio de nuestras
vidas;
h.
Borrar de nuestras mentes y de nuestros
sentimientos el egoísmo, la apatía, la envidia y la traición a la tierra que
nos vio nacer;
i. Reflexionar
frente a su realidad, formulando iniciativas,
propuestas en bien de su progreso y desarrollo.
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