TRADICIONES DE MI TIERRA CAJATAMBINA
“PERCIBIR
EL OLOR PERFUMADO O FÉTIDO DE UNA FLOR”
La flor no solo representa la belleza, la pureza, la hermosura y lo
sublime de la naturaleza, que muchas veces asociamos con la hermosura de una
dama o de la mujer que amamos en la vida, o como también representamos la
imagen de nuestra madre; sino, que también su perfume nos hace presagiar un
evento grato de regocijo, como también un hecho o acontecimiento nefasto como
una epidemia o una dolencia generalizada.
Cajatambo, en sus tiempo de grandeza cuando las estaciones del año era
cronométricamente definidos, donde una estación se iniciaba un día determinado
o con una actividad definida de la comunidad; haciendo que su producción
agrícola sea abundante; los campos eran cubiertos de pastos, arbustos a todo
dar; es así que, en cada estación se percibía un aroma especial de la
naturaleza en cada paraje o lugar.
Es así, que cuando la producción de habas iba ser muy buena, cuando
estaba en floración se percibía un aroma de la flor de habas que trascendía
hasta la población de Cajatambo; entonces, nuestros padres decían éste año la
cosecha de habas va ser muy buena. Y en verdad así sucedía. La cosecha duraba
cuatro a cinco días como en Chuchuwilca,
huaylancana, cospocoto, mayúsh., ogshuy, pinculiocj, cashatambo, misarrumi,
jajacjpampa, querochacay, pariantana, laquear, ocopata en Astobamba (por
eso, a los Astobambinos los llamaban “Habas Petaca”), luego se almacenaban para dos o más años. Hasta
se tenía la costumbre de cebar a los chanchos, para luego hacer los
chicharrones ¡que ricos!, ¿dónde estará aquellos tiempos?
De igual manera sucedía con el trigo, el maíz, la papa, cuyos aromas se
percibían en todo el valle cajatambino, era algo incomparable. Qué tal forma de
producir; lo bueno de esos tiempos que toda la gente se dedicaba a la
agricultura y a su vez manejaban la rotación de cultivos y de la tierra en
forma colectiva, lo que en la actualidad no sucede.
Pero, también el olor perfumado o fétido del aroma de una flor que se
percibían en la población, eran relacionados como presagio de un
acontecimiento:
a. En horas de la noche, cuando los pobladores se
encontraba durmiendo, en el pueblo se percibía un olor perfumado, aromático,
fragancioso, como si alguien hubiera esparcido un ambientador que, lentamente
se iba desvaneciendo, haciendo sentir a la gente la belleza de la naturaleza
cajatambina. La gente, inmediatamente relacionaba y comentaba que les deparaba
un buen año de abundancia, ya que las cosechas iban ser muy buenas.
b. Pero, también después de muchos años llegaban a
percibir un olor fétido del aroma de la flor de “Asiacjhuayta” o “Húahuayta”,
generando un mal ambiente, el presagio de toda la gente era que iba ser una mal
año, debido a muchos factores como: sequía, vientos huracanados, lluvias
torrenciales. O también, presentían que iban a ser asechados por alguna
enfermad o epidemia. Y así sucedía, conforme habían predicho.
Me acuerdo que cuando tenía 6 años de edad, invadió a la población un
olor fétido olor a sangre, habiéndose quedado sorprendido la gente, y al poco
tiempo fuimos invadidos por la fiebre asiática con hemorragia nasal y la tos
convulsiva que arrasó con toda la población y en todos los distritos de
Cajatambo.
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