¡QUE INJUSTA ES LA VIDA!
(Autor: Hipólito G.
Yánac Rivera)
No puedo dejar de mencionar
y dejar pasar,
hechos que suceden en
la vida,
donde tanto se
pregona la justicia,
la igualdad, la
honestidad, la moral;
pero, nuestros actos
desdicen lo contrario.
La incomprensión,
alimentada por la ambición
desnaturalizan a las
personas, volviéndolas:
irracional,
obstinado, estúpido; convirtiéndose
en dueño de la
verdad, cuando le conviene a él;
pero, injusto,
desleal, cuando se trata de otro.
Piden justicia,
clemencia, cuando les convienen;
ultrajan, vilipendian
para denigrar a otros;
porque son sus
adversarios ideológicos;
mucho más, cuando son
fiscalizados por éste,
por estar
comprometidos en actos de corrupción.
En nuestro país, el
Congreso de la República
se ha convertido en
refugio de politiqueros,
que no encarnan el
verdadero significado
de ser Padres de la Patria , menos ser miembros
del primer Poder del
Estado Peruano.
El Seno del Congreso
de la República ,
podríamos decir que,
se ha convertido en un circo,
dónde algunos
congresistas aúllan, unos rugen,
otros braman, chillan, gruñen, ladran, mugen;
sin reparo del qué dirán, desprestigiando
la honorabilidad del
Parlamento.
Mientras tanto, la
corrupción, la impunidad
campea a todo nivel
por muy encumbrado sea el cargo.
Tenía justa razón el escritor peruano,
Manuel Gonzáles
Prada, cuando decía:
“hoy el Perú es un
organismo enfermo:
donde se aplica el
dedo brota la pus”
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