PRESENTACIÓN
Nada queda oculto debajo del sol, como
no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista; o tanto va el cántaro
por el agua que al final retorna sin asa. Frases o sentencias nacidas de las
sabias enseñanzas de nuestros ancestros que han dejado actualidad en nuestras
vidas. Lo que ha motivado exteriorizar lo que de niño escuchaba los relatos de
personas mayores, que al escucharlos se me escarapelaba el cuerpo y los pelos
se me ponían en punta. O también vivencias que pude experimentar en el trayecto
de mi vida, las que fueron retratándose o archivándose en el procesador de mi
mente. Ahora que he cumplido mi ciclo, me he propuesto sacar a luz para que la
nueva generación pueda ilustrarse cuan mágico y efímera es la vida; así como
para los de mi época al leerlos puedan recrear su imaginación y recordarse de
los momentos felices que pasaron al contemplar la bella naturaleza cajatambina.
Para todos ustedes quiero dedicarles
estos pequeños relatos intitulado “TRADICIONES DE MI TIERRA CAJATAMBINA”,
que con profundo sentimiento los dedico a Cajatambo, así como a todos los
cajatambin@s residentes en Lima y otras ciudades de nuestra patria, así como a
tod@s l@s cajatambinos residentes en diferentes países del mundo.
Hipólito Yánac
Rivera
PRIMERA PARTE
Nota: En esta
oportunidad pongo a disposición de nuestros lectores la primera parte
relacionado a los “augurios nefastos o supersticiones”, que constituyen
una serie de escritos que salen a luz para el conocimiento de todos ustedes.
I. AUGURIOS NEFASTOS O SUPERSTICIONES:
1. EL CANTO DEL “BÚHO O LECHUZA O
TUCU” Y EL ANUNCUIO DE LA MUERTE DE UNA PERSONA.
Este presentimiento fatalista es un
caso generalizado en todos los pueblos de la provincia de Cajatambo y en
algunos pueblos de nuestro país.
El “Búho o Lechuza o Tucu” (en quechua), es
un animal nocturno que generalmente vive en los peñascos y lugares inaccesibles
y no es usual verlos en la población.
Cuando era niño en compañía de amigos
de nuestra misma edad acostumbrábamos cazar palomas con “ondilla” (onda de jebe) nos internábamos a la
quebrada de “Pisacjhuaín” donde se encontraba la puerta de la iglesia del diablo, parecida a la
puerta de la iglesia matriz de Cajatambo en forma ovalada, pero grabada en la
roca en lo alto del cerro “Pisacjhuaín” al pie del paraje
de “Huaylancana”, donde muy a
menudo se escuchaba el canto de estos rapaces. La hembra solía cantar: “Tucu…
Tucu… Tucu …” y el ave macho le contestaba: “Tucu….Gur…., Tucu …. Gur…., Tucu …. Gur…”, que hacían una
melodía animal que dentro de la soledad y el cerrado del lugar dicho canto era
impresionante que infundía miedo, temor que nos hacía escarapelar el cuerpo.
De igual manera, a estas aves rapaces
se les solía encontrar en la quebrada de “Huapogruy” en unos peñascos inaccesibles entre “Mayús”. y “Huaylanca”;
también se les podían ubicar en las rocas y peñascos de“Antaquirca”, “Chiraumarca” o en los peñascos de “Huancaguisyán” y“Shapil”, como en las rocas de “Maray”, “Huacatupi” y “Shanocj”; y las cuevas de “Cuntuyocj” y “Matara”.
Repentinamente, de manera muy ocasional
estas aves en horas de la noche entre las nueve y diez, hacían su aparición
dentro de la población con su canto característico: “Tucu…, Tucu….., Tucu …” o “Tucu … Gur…; Tucu
…Gur…", dejando atónitos a los pobladores, quienes se sentían
sorprendidos, ya que se posaban en el techo de una vivienda abandonada, un “Rayán” (Saúco) o algún
eucalipto, a una distancia muy cercana de la casa de la persona que se
encontraba delicada de salud.
Entonces los vecinos se preguntaban y
decían ¿quién estará
enfermo?, posiblemente esté grave y va morir. Si a esa hora estábamos durmiendo y
escuchábamos la conversación de los papás solíamos meternos dentro de la cama
con un temor infernal que nos hacía sudar frío. Los papás o personas mayores
comentaban y trataban de diferenciar el canto del “Búho”, si era hebra o
macho. Luego de escuchar bien decían es hembra por que dice “Tucu …Tucu …
Tucu…”, o sino decían es un “Búho” macho porque canta
“Tucu….Gur…., Tucu… Gur, Tucu …. Gur”; de lo que deducían que la persona
que iba a morir era mujer o varón.
Pasado un tiempo de 15 a 20 días
efectivamente se daba el desenlace fatal falleciendo una mujer o un varón de
acuerdo al canto del búho que habían escuchado.
Este hecho era muy esporádico, no era
de todos los días, por lo que, la población lo tomaba como una regla o presagio
(vaticinio) fatal.
La explicación de este acontecimiento
animal, es que estas aves de rapiña perciben el olor del cuerpo orgánico
próximo a la muerte, localizando a la víctima; es por eso que vuelan cerca de
la vivienda de la persona que va fallecer.
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