CUENTO: "LOS CERROS QUE CONVERSAN
(Autor: Profesor Hipólito G. Yánac Rivera)
En una casita muy
apartada de un pueblo lejano, vivían don Jacinto y doña Rosario en compañía de
sus hijos que todos eran varones, quienes habían nacido y crecido en ese lugar.
Los padres eran humildes campesinos que se dedicaban a la agricultura y a la
crianza de animales, los cuales eran su sustento de la familia.
Habían pasado muchos
años, todo era normal, los hijos para matizar la monotonía de cada día trataban
de intercambiar de actividad de lunes a domingo; eran muy unidos y se estimaban
mucho porque los padres les había inculcado amor, afecto, respeto, obediencia,
honestidad, veracidad, justicia, laboriosidad, comprensión; es decir, cada uno
de ellos era el complemento del otro. Los padres se sentían felices al ver que
sus hijos iban creciendo y estaban alcanzando su mayoría de edad. La
preocupación de los padres era que, cada uno de sus hijos logre formar su
propia familia, pero, lo inconveniente era que en ese lugar no había ninguna
joven con quienes podían formar un nuevo hogar. Iba transcurriendo los días,
los padres preocupados conversaban en las noches en su aposento y se preguntaban:
- ¿Cuál será el destino de
nuestros hijos?,
Así, pasaban los días, los
meses y los años, hasta que un día lunes muy de madrugada su hijo Raúl, le dice
a sus padres y hermanos:
- ¡ No tenemos leña, voy a
coger y traer del cerro “Rayhuán”, estaré de regreso por la tarde!.
Raúl partió con dirección al
cerro “Rayhuán” llevando sus asnos para cargar y traer la leña; cuando había
caminado bastante lejos y se encontraba cerca del cerro “Rayhuán”, observó que
a cierta distancia venía una persona, pero, conforme iba acercándose pudo notar
que era una bella dama y justamente en el medio del cerro “Rayhuán” llega a
encontrarse frente a frente. De inmediato la joven dama le pregunto al joven:
- ¿A dónde vas?,
Raúl le contestó:
- ¡Voy a recoger leña aquí en
el cerro!,
Por su parte Raúl le
preguntó a la bella dama:
- ¿Usted a dónde se dirige?,
A lo que, la hermosa joven
le contestó:
- ¡Voy a la casa de don Jacinto, voy llevando
un encargo de mi padre!,
Entonces Raúl le dice:
- ¡Yo soy hijo de don
Jacinto!,
Por lo que, la bella
doncella le propone:
- ¡Te espero para ir juntos!.
Raúl, frente a la respuesta
de la joven, quedó atónito y confundido, luego aceptando la propuesta de la
joven. Raúl empezó a coger la leña, pero, por encanto la leña aparecía por
montones. Al ver la joven que Raúl había cogido gran cantidad de leña le
propuso que descansara, y le dijo:
- ¡Traigo un
suculento fiambre!, ¿podemos compartir?,
A lo que Raúl aceptó y se
sentaron a compartir el ágape. Conforme iban compartiendo y saboreando, Raúl se
sentía cada vez más impresionado de la joven, ya que irradiaba una hermosura
angelical indescriptible, a punto que quedó extasiado (alucinado, deslumbrado,
maravillado) perdiendo el conocimiento. Raúl al volver en sí, se dio cuenta que
estaba en un lugar desconocido, ¡era un palacio!; y la joven le dijo:
- ¡No temas, este era
el encargo que tenía para don Jacinto!.
Luego, la joven
comprendiendo que Raúl estaba ilusionado de ella, le propuso ser su esposa y le
dijo:
- ¡Aquí viviremos juntos tu
y yo y haremos felices a tus padres!. Además le dijo: ¡Toda la leña que has
cogido y mucho más, esta noche estará en la casa de don Jacinto!.
Raúl, ya no regresó a
casa de sus padres, la bella joven por encanto le había introducido dentro del
cerro “Rayhuán”, pero, la joven cumplió con su palabra, haciendo que el día
siguiente cuando don Jacinto, doña Rosario y sus hijos al levantarse,
encontraron en el patio gran cantidad de leña conjuntamente con los asnos que
había llevado Raúl. La familia se preguntaba:
- ¿Qué le habrá sucedido a
Raúl, posiblemente alguien lo ha inquietado y se ha vuelto ir?,
Pasaron los días y no
regresaba Raúl. Los padres y los hermanos lloraron muy amargamente por la
partida de Raúl, pero, cada cierto tiempo aparecía en el patio gran cantidad de
leña. Entonces la familia comprendió que Raúl se había ido a otro lugar y
regresaba solo de noche para dejar la leña y no ser visto.
Un día martes muy de
madrugada, su hijo César les dice a sus padres:
- ¡Voy ha ver el ganado que se
encuentra en el cerro “Cuntuyoj”, vayan preparando el desayuno que regreso!.
Así, partió César con
dirección a su cometido, pero, al llegar al cerro “Cuntuyoj”, divisó a la
distancia que una hermosa joven iba juntando el ganado de don Jacinto, al
acercarse a ella, la joven le dijo:
- ¡El ganado de don Jacinto se
ha pasado a los pastizales de mi padre, por eso los estoy regresando!.
César, que nunca había visto
una joven tan hermosa se quedo impresionado y estupefacto (absorto, turulato,
extrañado, pasmado, boquiabierto) por la belleza deslumbrante de la joven;
circunstancias en la que, la hermosa dama le propuso a descansar, sentándose
juntos en una piedra plana como si fuera un sofá.
La joven empezó a
contarle a César que, su padre tenía gran cantidad de ganado de tras del cerro
“Cuntujoj” y que ella era la hija única de la familia y que además sus padres
tenía grandes extensiones de terrenos de cultivo. Por su parte César, le manifestó que eran siete hermanos
varones y vivían junto con sus padres y que todos los ayudaban en las labores
del campo y en el cuidado del ganado. Conforme iban platicando las horas iban
pasando y la conversación era cada vez más amena y entre ambos empezaba a nacer
un romance y de pronto César le propuso darle un beso como prueba de su amor
hacia ella, a lo que la joven aceptó. César apasionadamente le dio un beso en
la mejilla y en ese instante perdió el conocimiento y cuando volvió en sí,
César se encontraba en un palacio, en un lugar desconocido que todo era de oro.
La joven al ver su desconcierto de César, le prometió que todo lo que veía iban
a ser de los dos. La hermosa dama por
encanto le había introducido dentro del cerro “Cuntuyoj”.
Al ver que no
regresaba César, don Jacinto, doña Rosario y sus demás hermanos, lloraban
desconsoladamente por la desaparición inusitada de César, pero, para su
consuelo el ganado de don Jacinto, permanentemente era cuidado por un joven y
una bella dama y luego desaparecían, por lo que pensaron que posiblemente se
haya casado con la hija del vecino. A partir de esa fecha el ganado de don
Jacinto iba aumentando en grandes cantidades habiendo mejorado inclusive de
raza. Para tranquilidad de la familia, César, les revelaba a sus padres en sus
sueños que, él se encontraba en un palacio habiéndose casado con la hija de un
Rey y que el palacio era todo de oro. Asimismo, en su revelación les decía que
en las mañanas al abrir la puerta de la casa encontrarían objetos de oro como
prueba de que él se encontraba en un palacio muy bien atendido y que no se
preocuparan; y, así fue transcurriendo los años.
Habiendo aumentado
las chacras de cultivo de don Jacinto, el agua empezó a escasear para su riego
en toda la estancia, su hijo Miguel al comprender la magnitud del problema, le
dijo a su padre:
- ¡Voy al cerro “Milphoj “,
allí hay una pequeña laguna y voy a percatarme si es factible hacer una
irrigación para traer el agua a nuestra estancia!
Don Jacinto, aplaudió la
gran idea de su hijo, y le manifestó:
- ¡Que maravillosa idea,
piensas como un gran ingeniero, lamento no haberte educado porque éramos
pobres, pero comprendo que en tu cerebro y en tu corazón hay una gran riqueza!
Miguel, con la aprobación de
su padre una mañana partió hacia el cerro “Milphoj”, al caminar hacia la laguna
iba haciendo un pequeño trazo por donde podría hacerse la irrigación e
inclusive iba poniendo pequeños hitos de piedra hasta llegar a la laguna. Pero
fue tan grande su sorpresa que al momento de acercarse a la compuerta de la
laguna, encontró sentada a una joven hermosa de cabellos dorados que le cubría todo
el busto; y ella muy risueña le dijo:
- ¿A dónde se dirige apuesto
joven?,
A lo que, Miguel le
contestó:
- ¡Vengo a ver esta laguna y ojala pueda llevar sus aguas
mediante una irrigación a la estancia de mi padre, porque el agua ha escaseado!
La bella joven, le
respondió:
- ¡El dueño de esta laguna es
mi padre, pero, yo puedo interceder para que te autorice y puedas llevar sus
aguas a la estancia de tu padre!
Miguel, muy cortésmente le
contestó:
- ¡No tengo como agradecerle,
pero, mis padres les hará legar sus plegarias, deseándoles muchas felicidades!
La joven doncella le
contesto:
- ¡Te aseguro que tus sueños
de tener una irrigación en tu estancia se hará realidad, porque mi padre tiene
gran cantidad de trabajadores y ellos lo harán en el tiempo más corto posible!;
además agregó:
- ¡Las aguas de esta laguna
son deliciosas y son muy frescas, si gusta puedes probarlo!
Miguel, ni corto ni
perezoso, se agachó y probó las aguas y en el acto perdió el conocimiento y
cuando recobró el conocimiento se encontraba en una hermosa hacienda con
praderas llenos de flores, de exuberante vegetación, cascadas, cataratas y un
hermoso río que contorneaba toda la hacienda; así, como gran cantidad de peones
trabajando en las chacras de la hacienda. La bella joven se acercó donde estaba
Miguel y le dijo:
- ¡Esta es la hacienda de mi
padre, pero a partir de hoy todo esto será tuyo y mío!, ¡Tu proyecto de hacer
una irrigación y hacer llegar el agua a las chacras de tu padre se hará
realidad convirtiéndose en otra hacienda igual como el de mi padre!
Miguel, no salía de su
asombro, entonces le dijo:
- ¿Por qué me prometes tantas
cosas, si yo soy un humilde campesino?, a lo que, la bella joven le dijo:
- ¡Quiero que tu seas mi
esposo y nos casemos!,
Miguel como estaba en cierto
modo atrapado y en un lugar desconocido aceptó casarse. La bella dama de
inmediato dispuso que todos los peones de la hacienda de su padre en el acto
empiecen hacer la irrigación por el trazo y los hitos que el joven Miguel había
hecho en su viaje hacia la laguna. Como los trabajos de la irrigación estaban
en plena ejecución, la doncella, le dijo a Miguel:
- ¡Vamos a darle la noticia a
tus padres que, la irrigación está cerca de su estancia y que pronto se
convertirá en una gran hacienda!
A lo que, Miguel aceptó,
dirigiéndose ambos a la estancia de don Jacinto, al llegar Miguel a su casa le
presentó a sus padres a la joven doncella, manifestándole que se habían
casado y que por eso no había regresado
de inmediato. Don Jacinto y su esposa y el resto de los hermanos se alegraron y
le ofrecieron una pequeña fiesta. Entonces la bella joven, dijo:
-
¡Mire, don Jacinto la irrigación ya está aquí, los peones de mi padre están
trabajando día y noche, los sueños de su hijo Miguel se harán realidad!
Don Jacinto al mirar hacia
el cerro “Milphoj”, pudo observar que cientos de personas estaban trabajando.
Así llegó la irrigación a la estancia de don Jacinto convirtiéndose en una gran
hacienda igual que del padre de la joven, pero, Miguel y su esposa decidieron
regresarse a la hacienda de la doncella.
Por otra parte, como la estancia de don Jacinto se estaba
convirtiéndose en una gran hacienda y en un pueblo próspero, era necesaria la
construcción de una carretera que una la hacienda de don Jacinto con la
capital. Samuel, el hijo de don Jacinto, le propuso a su padre viajar a la
capital para gestionar ante las autoridades para que construyan una Carretera
como una vía de acceso a toda la zona. Es así que, Samuel, emprende el viaje y
en el trayecto tenía que cruzar el cerro “Shanock”, de donde se podía observar
la belleza de toda la hacienda de don Jacinto y para contemplarla Samuel hizo
una parada en el camino, cuando de pronto apareció en el camino una gran
comitiva dirigida por una hermosa dama, quien le preguntó a Samuel:
- ¿Dónde queda la hacienda de
don Jacinto que, toda la gente comenta que es muy hermosa que tiene su propia
irrigación con cataratas, cascadas y un estupendo río?. A lo que, Samuel le
respondió:
- ¡Todo lo que ve al frente es
la hacienda de mi padre, precisamente estoy viajando a la capital para
gestionar la construcción de una carretera para hacerle muy famosa!.
Y la joven verdaderamente al
contemplar toda la pradera del frente comprendió lo hermoso que era la
hacienda de don Jacinto, entonces dijo:
-
¡De razón, todas la autoridades de la provincia están decididos en construir
una carretera a este lugar, por eso nos hemos constituido para dar testimonio
de ello, por tanto, ya no es necesario llegar hasta la hacienda de don Jacinto!
Samuel, por su parte,
emocionado le puso de manifiesto que:
- ¡Precisamente me estaba
constituyendo a la capital de la provincia para hacer las gestiones para la
construcción de la carretera a la hacienda de mi padre!
Entonces, la bella
dama, jefe de la comitiva le dijo:
- ¡Ya no es necesario que
nosotros lleguemos hasta el lugar, mejor sería que usted nos acompañe a la
provincia!
La comitiva, dio media
vuelta conjuntamente con Samuel y en el trayecto se hizo noche y la comitiva se
desvió del camino correcto y lo condujo a un lugar desconocido, llegando a un
gran palacio, allí es presentado ante el rey, quien inmediatamente ordena que
todas las maquinarias, los ingenieros y los técnicos empiecen la construcción
de la carretera que, en el término de ciento ochenta días la carretera debería
estar completamente terminado. Pero, la bella dama, le propone a Samuel, para que todo ello, se lleve a cabo tenían
que casarse con ella, a lo que, tuvo que aceptar Samuel.
Conforme iba pasando los días, los padres de Samuel estaban
desesperados y llorando por su ausencia; pero, en las noches Samuel les
revelaba que la carretera estaba construyéndose aceleradamente y que dentro de
ciento ochenta días estaría totalmente lista la carretera. Mientras tanto, en
verdad las autoridades de la provincia estaban avocados en la construcción de
dicha carretera y justamente coincidía con la fecha en que llegaría la
carretera. Pasaron los días, las semanas y los meses y en el tiempo previsto
llegó la carretera a la hacienda de don Jacinto, fijándose la fecha de la
inauguración para el domingo primero de noviembre, día de todos los santos.
Al convertirse la estancia de don Jacinto en una gran
hacienda era urgente y necesario contar con una central hidroeléctrica para
equipar la hacienda de energía eléctrica para implementar y equipar de todos
los servicios necesarios de acuerdo a los adelantos de la ciencia y la
tecnología: Nicanor, el hijo de don Jacinto, le propone a su padre inspeccionar
la catarata de “Shapil” para ver la posibilidad de construir una planta
hidroeléctrica y así viajar a la capital para gestionar ante las autoridades
para que construya dicha Central Hidroeléctrica.
Con la aprobación de
su padre, se dirige a la
Catarata de “Shapil” caminando por toda la orilla del río que
contorneaba las chacras de la hacienda y así logró llegar a la catarata, pero
como estaba demasiado cansado se hecho a un costado de la catarata y se quedó
dormido y al despertarse a su costado estaba sentada una hermosa joven de
cabellos rubios color candela. En ese instante, la joven le dijo al joven:
- ¡He venido a dar un paseo y
contemplar la catarata, ya que de tras de este cerro mi padre tiene un palacio!,
pero me doy con la sorpresa de encontrarlo dormido.
La bella dama, a Nicanor le
invitó dar un paseo por la catarata, a lo que, Nicanor aceptó la invitación y
conforme se iban acercando más a la catarata y en contacto con la brisa de las
aguas de la catarata, de repente se abrió una gran puerta ingresando los dos a
una ciudad totalmente iluminada, jamás visto por él, a lo que aprovechó la
bella dama para decirle:
-
¡Que ese era el palacio de su padre y si él le prometía casarse le haría dueño
de todo el palacio!
Nicanor acepta casarse y le
hace dueño del palacio. Pero, Nicanor a su vez le propone y le dice a su esposa:
- ¡Cómo quisiera que la
hacienda de mi padre se convierta en un palacio tan iluminado como este!
Entonces la joven doncella
le dijo:
- ¡Hoy en la noche vamos a
salir del palacio y observaremos cómo la hacienda de tu padre estará iluminado
tan igual o mejor que este palacio!
Salieron en la noche a
contemplar la hacienda de su padre y efectivamente estaba muchos más iluminada que el palacio de su
esposa.
Cuando todo estuvo
concluido, sucedió algo inesperado, los cerros aledaños a la hacienda de don
Jacinto, donde sus hijos se encontraban encantados, empezaron a conversar y
coordinar para la inauguración de la carretera, haciendo que sus voces se
escucharan en toda la provincia y que ese día asistieran todos los habitantes
de la provincia:
El cerro “Shanock” a las
doce de la noche empezó a llamar:
- ¡Hermano “Rayhuán”, el día
domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la
carretera de la hacienda de nuestro padre, debes de enviar gran cantidad de leña para que
nuestros padres con sus sirvientas puedan preparar el banquete para todos los
invitados de la provincia, y para ese día debes estar presente con tu esposa!
El cerro “Rayhuán” por su
parte empezó llamar:
- ¡Hermano “Cuntuyoj”, el día
domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la
carretera de la hacienda de nuestro padre, debes mandar con tus siervos una
docena de novillos para sacrificar para el banquete de todos los invitados de
la provincia, y para ese día debes estar presente con tu esposa!
Por su parte el cerro
“Cuntuyoj”, empezó a llamar:
- ¡Hermano “Milphoj”, el día
domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la
carretera de la hacienda de nuestro padre, debes soltar gran cantidad de agua
de la laguna para que de las cataratas, las cascadas y del río se produzcan
hermosos arco iris adornando toda la hacienda, y para ese día debes estar
presente con tu esposa!.
El cerro “Milphoj”, también
empezó a llamar:
- ¡Hermano “Shanock”, el día
domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la
carretera de la hacienda de nuestro padre, debes ordenar a todos los siervos
del palacio de tu esposa para que se coloque a los costados de la carretera
formando una guardia de honor y así hacer el recibimiento de toda la comitiva
que vendrá de toda la provincia, y para
ese día debes estar presente con tu esposa!.
El cerro “Shanock”,
complementó llamando:
- ¡Hermano “Shapil”, el día
domingo primero de noviembre, día de todos los santos es la inauguración de la
carretera de la hacienda de nuestro padre, debes ordenar a todos los siervos
del palacio de tu esposa para que ilumine toda la hacienda, haciendo que la
gente se sientan como en el cielo, y para ese día debes estar presente con tu
esposa!.
Esta misma
conversación durante toda una semana se volvió a escuchar, habiéndose informado
toda la gente, así como don Jacinto, doña Rosario y el resto de los hermanos;
entonces comprendieron que sus hijos estaban vivos y ellos eran los autores de
todo el cambio producido en la hacienda para convertirlo en una gran hacienda.
Cuando llegó el día de la inauguración, todo estaba listo no
faltaba ningún detalle, toda la servidumbre de los palacios de sus hijos
estaban a su disposición; y cuando llegaron la comitiva oficial se
sorprendieron de la magnitud de los preparativos y lo hermoso de la hacienda
que se vislumbraba con arco iris naturales que resplandecían de los ríos que
contorneaban la hacienda; era una población mágica. Y al entrar la comitiva a
la plazoleta (plaza, glorieta, plazuela) de la hacienda observaron que en cada
una de las esquinas se encontraban cuatro carrozas de oro donde se encontraban
sus hijos cada uno con sus esposas, luego empezando la fiesta con el agasajo y
el baile que se prolongó toda la noche hasta el día siguiente.
La hacienda de don
Jacinto se había convertido en una hacienda mágica nunca visto en toda la
región.
FIN
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