AUTOESTIMA
La autoestima hace referencia al
concepto que tenemos de nosotros mismos, según unas cualidades subjetivas,
puesto que se basa en la percepción que tenemos de nosotros mismos y la que
creemos que tiene los demás de nosotros, y según unas cualidades de tipo
valorativo, puesto que en función de nuestras experiencias y de los valores que
imperen en nuestra cultura, atribuimos a estas cualidades un valor positivo o
negativo.[1]
El origen de nuestra autoestima se
encuentra en nuestro entorno social, más concretamente en nuestras relaciones
interpersonales más significativas para nosotros, así pues, padres, hermanos,
profesores y amigos son los que más contribuyen a favorecer o dificultar las
experiencias sociales en las que podemos comprobar nuestras cualidades, en
función del modo en que nos tratan, de cómo interpretan nuestras conductas y de
la información concreta que nos transmiten sobre nosotros mismos
Según como se encuentre
nuestra autoestima, ésta será responsable de muchos fracasos y éxitos, ya que
una autoestima adecuada, vinculada con un concepto positivo de sí mismo,
potenciará la capacidad de las personas para desarrollar sus habilidades y
aumentará el nivel de seguridad personal, mientras que una autoestima baja
enfocará a la persona hacia la derrota y el fracaso.
DIMENSIONES
DE LA AUTOESTIMA
Alcántara refiere: “En la
autoestima existe una valoración global acerca de sí mismo y del comportamiento
de su yo”.[2] Hay
dimensiones que la constituyen que a continuación mencionaremos:
Ø Física:
Sentirse atractivo(a).
Ø Social:
Sentirse aceptado y perteneciendo a un grupo, ya sea empresarial,
educativo, social etc.
Ø Afectiva:
Auto percepción de diferentes características de la personalidad.
Ø Académica:
Enfrentar con éxito los estudios, las carreras y la autovaloración
de las capacidades intelectuales. Sentirse inteligente, creativo, constante.
Ø Ética:
Es la autorrealización de los valores y normas.
LA
ESCALERA DELA AUTOESTIMA
AUTOESTIMA
AUTORESPETO
AUTOACEPTACION
AUTOEVALUACION
AUTOCONCEPTO
AUTOCONOCIMIENTO
AUTOCONOCIMIENTO:
Es conocer el YO de manera integral
(bio-psico-social), considerando necesidades, capacidades, roles y
motivaciones. Es la capacidad de reflexionar sobre sí mismos, acerca de
características personales, gustos, preferencias; en la medida que se
desarrolla está área, el sujeto será capaz de exponerse ante otros, ser
reconocido y tener adecuadas relaciones interpersonales.
AUTOCONCEPTO:
Es lo que la persona cree ser.
Son las creencias que se tiene de sí
mismo y que se basan en los juicios que los demás hacen respecto a su conducta,
y/o sobre las propias experiencias de éxito o fracaso. El autoconcepto se forma
a partir de los comentarios, diálogo, actitudes, de otras personas, en especial
de la familia; así como de la interpretación que se tenga de la vida.
Esta área contribuye a construir la
propia imagen, y la seguridad o inseguridad en sí mismo, según sea el caso.
Algunas estrategias para el
autoconcepto son:
v Expresar
sentimientos e ideas, sin agredir los derechos de otros.
v Enfrentar
situaciones de manera optimista.
v Clarificar
valores
v Fomentar el
diálogo y la cooperación
v Estimular la
imaginación y el sentido crítico.
AUTOEVALUACION:
Es la autocrítica que el sujeto hace
de sí mismo, estableciendo juicios valorativos acerca de sus actos,
sentimientos e intelecto, al considerarlos
como positivos o negativos.
Esta área permite organizar los
acontecimientos externos y planificar acciones frente al medio; en gran medida
dependerá de la capacidad de abstracción que cada sujeto haya desarrollado. Cuando
alguien se aprueba esta indicando el grado en que se siente capaz,
significativo, afortunado o digno.
Por ejemplo:
v ”Soy
solidario con mis amigos”
v “Aprendo a
superar mis errores”
AUTOACEPTACION:
Es identificar y reconocer las
cualidades y defectos de si mismo, tanto en la forma de ser como de sentir.
Algunas personas utilizan “Máscaras”,
para darse seguridad y evitar que las lastimen, esto no les permite crecer como
personas y verse realmente como son.
Es importante aceptarse de manera
auténtica.
Por ejemplo:
v “Me siento
bien de la cantidad de amigos que tengo
v “No sé
cantar, pero puedo contar chistes”
AUTORESPETO:
Es el amor propio, la capacidad de
sentirse orgullosos de sí mismo, al valorar lo que se hace o se tiene. En esta
área se expresa y maneja en forma conveniente los sentimientos y emociones. Es
atender y satisfacer las necesidades, buscar metas realistas, sentirse bien
consigo mismo por los logros obtenidos. Es elogiarse, apreciar los propios
talentos, esforzarse por alcanzar habilidades nuevas y desarrollar las que ya
se tiene, dándose tiempo para realizarlas.
Por ejemplo:
v Cosas que me
gusta hacer…
v Cosas que he
hecho para ayudar a otros.
v Cosas de las
que me siento orgulloso…
.
IMPORTANCIA
DE LA AUTOESTIMA
El modo en que nos sentimos con respecto a nosotros
mismos afecta virtualmente en forma decisiva todos los aspectos de nuestra
experiencia, desde la manera en que funcionamos en el trabajo, el amor o el
sexo, y las posibilidades que tenemos de progresar en la vida. “Nuestras
respuestas ante los acontecimientos dependen de quién y qué pensamos que
somos. Los dramas de nuestra vida son los reflejos de la visión íntima que
poseemos de nosotros mismos. Por lo tanto, la autoestima es la clave del éxito
o del fracaso”.[3]
También es la clave para comprendernos y
comprender a los demás. Aparte de los problemas de origen biológico, no se
conoce una sola dificultad psicológica desde la angustia y la depresión, el
miedo a la intimidad o al éxito, el abuso del alcohol o de las drogas, el bajo
rendimiento en el estudio o en el trabajo, hasta los malos tratos a las mujeres
o la violación de menores, las disfunciones sexuales o la inmadurez emocional,
pasando por el suicidio o los crímenes violentos que no se atribuye a una
estima deficiente. De todos los juicios a que nos sometemos, ninguno es tan
importante como el nuestro propio. La autoestima positiva es el requisito
fundamental para una vida plena.
BARRERAS DE LA AUTOESTIMA:
La mayoría de las veces, nuestras deficiencias
están “enganchadas” a ciertas experiencias tempranas (archivadas
subjetivamente), que tienen relación con miembros de nuestra familia. Esto es
lo que se llama barreras de la autoestima. Tales barreras, con
frecuencia mantienen ciertas cargas emocionales muy perjudiciales. Me refiero a
la culpa, al rencor, por lo que creemos que nos hicieron; miedo a ser nosotros
mismos, a conseguir lo que nos proponemos, a la dependencia emocional de
personas, y a la dependencia de cosas con las que creemos sentirnos superiores
o mejores; estados emocionales todos ellos, que bloquean nuestro potencial de
autoestima, y nuestro desarrollo como seres humanos completos.
EL MIEDO, LA DEPENDENCIA Y LA CULPA:
Son las peores barreras con las que nos encontramos
en nuestro camino de progreso, y tenemos que deshacerlas, desmontarlas, derribarlas.
La responsabilidad es de cada uno de nosotros, ya no podemos seguir culpando a
nada ni a nadie de lo que nos ocurre. Cualquier cosa que nos sucede en la
vida, somos nosotros los únicos responsables. El miedo es un terrible enemigo
que nos acecha, que nos impide actuar, que nos bloquea, ese enemigo que no es
nada, tan solo miedo.
Pero, ¿miedo a qué?
Miedo al cambio, porque otro tipo de miedos reales
o traumáticos tienen una solución mucho más concreta. El miedo al cambio, es
mucho más traidor, dada su dificultad de identificarlo y derribarlo. Temor a
perder el control de la situación, temor a no saber lo que va a ocurrir, temor
a los retos, temor a no saber actuar correctamente, temor al fracaso, temor al
éxito. El miedo al éxito nos hace pensar que si cambiamos nos vamos a tener que
enfrentar a situaciones nuevas, o a responsabilidades, o a tener que ser
nosotros mismos. Es miedo a la acción, a la independencia, al compromiso. El
miedo al éxito tiene en definitiva mucho que ver con la pereza, la negligencia,
la parsimonia y la comodidad. La realidad de la vida está en lo más profundo de
nosotros mismos, en un “lugar secreto” donde reside.
AUTOESTIMA BAJA
“Las respuestas que hay en
mi interior llegan a mi conciencia con facilidad”
L. Hay
Los distintos niveles de autoestima determinan
nuestro comportamiento ante problemas u otro tipo de situaciones. Desde tiempo
atrás se han venido perfeccionando pruebas que permiten medir la autoestima del
individuo.
Todos tenemos en el interior sentimientos no
resueltos, aunque no siempre seamos conscientes de estos. Los sentimientos
ocultos de dolor suelen convertirse en enojo, y con el tiempo volvemos el enojo
contra nosotros mismos, dando así lugar a la depresión. Estos sentimientos
pueden asumir muchas formas: odiarnos a nosotros mismos, ataques de ansiedad,
repentinos cambios de humor, culpas, reacciones exageradas, hipersensibilidad,
encontrar el lado negativo en situaciones positivas o sentirse impotentes y
autodestructivos. “Cuando una persona no logra ser auténtica se le originan los
mayores sufrimientos, tales como enfermedades psicológicas, depresión,
neurosis y ciertos rasgos que pueden no llegar a ser patológicos pero que
crean una serie de insatisfacciones y situaciones de dolor, como por ejemplo,
timidez, vergüenza, temores, trastornos psicosomáticos”. [4]
La autoestima es importante porque es nuestra
manera de percibirnos y valorarnos como también de moldear nuestras vidas. Una
persona que no tiene confianza en sí misma, ni en sus propias posibilidades,
puede que sea por experiencias que así se lo han hecho sentir o por mensajes
de confirmación o desconfirmación que son trasmitidos por personas importantes
en su vida, que la alientan o la denigran. Otra de las causas por las cuales
las personas llegan a desvalorizarse, es por la comparación con los demás,
destacando de éstos las virtudes en las que son superiores, por ejemplo:
sienten que no llegan a los rendimientos que otros alcanzan; creen que su
existencia no tiene una finalidad, un sentido y se sienten incapaces de otorgárselo;
sus seres significativos los descalifican y la existencia se reduce a la de un
ser casi sin ser. No llegan a comprender que todas las personas son diferentes,
únicas e irrepetibles, por lo que se consideran menos que los demás.
Actitudes o posturas
habituales que indican autoestima baja:
Autocrítica dura y excesiva que la mantiene en un estado de
insatisfacción consigo misma.
Hipersensibilidad a la crítica, por la que se siente exageradamente atacada/o,
herida/o; echa la culpa de los fracasos a los demás o a la situación; cultiva
resentimientos tercos contra sus críticos.
Indecisión crónica, no por falta de información, sino por miedo
exagerado a equivocarse.
Deseo innecesario por complacer, por el que no se atreve a decir “no”, por miedo a
desagradar y a perder la buena opinión del peticionario.
Perfeccionismo, autoexigencia esclavizadora de hacer
“perfectamente” todo lo que intenta, que conduce a un desmoronamiento interior
cuando las cosas no salen con la perfección exigida.
Culpabilidad neurótica, por la que se acusa y se condena a otros por
conductas que no siempre son objetivamente malas, exagera la magnitud de sus
errores y delitos y/o los lamenta indefinidamente, sin llegar nunca a
perdonarse por completo.
Hostilidad flotante, irritabilidad a flor de piel, siempre a punto de
estallar aún por cosas de poca importancia, propia del súper crítico a quién
todo le sienta mal, todo le disgusta, todo le decepciona, nada le satisface.35
Tendencias defensivas, un negativo generalizado todo lo ve negro: su
vida, su futuro y, sobre todo, su sí mismo y una inapetencia generalizada del
gozo de vivir y de la vida misma.
BUENA AUTOESTIMA:
Alguien con una buena autoestima no necesita
competir, no se compara, no envidia, no se justifica por todo lo que hace, no
actúa como si “pidiera perdón por existir”, no cree que está molestando o
haciendo perder el tiempo a otros, se da cuenta de que los demás tienen sus
propios problemas en lugar de echarse la culpa “por ocasionar molestias”.
Características de la autoestima positiva:
Ø Una persona con una buena autoestima cree
firmemente en ciertos valores y principios, está dispuesta a defenderlos, aún
cuando encuentre fuerte oposiciones colectivas, y se siente lo suficientemente
segura como para modificar esos valores y principios si nuevas experiencias
indican que estaba equivocada.
Ø Es capaz de obrar según crea más acertado,
confiando en su propio juicio, y sin sentirse culpable cuando a otros les parece
mal lo que ha hecho.
Ø No emplea
demasiado tiempo preocupándose por lo que ha ocurrido en el pasado, ni por lo
que pueda ocurrir en el futuro.
Ø Tiene confianza en su capacidad para resolver sus
propios problemas, sin dejarse acobardar por los fracasos y dificultades que
experimente.
Ø Se considera y realmente se siente igual, como
persona, a cualquier otra, aunque reconoce diferencias en talentos específicos,
prestigio profesional o posición económica.
Ø Da por supuesto que es una persona interesante y
valiosa para otros, por lo menos para aquellos con quienes se asocia.
Ø No se deja manipular por los demás, aunque está
dispuesta a colaborar si le parece apropiado y conveniente.
Ø Reconoce y acepta en sí mismo una variedad de
sentimientos e inclinaciones tanto positivas como negativas y está dispuesta a
revelarlas a otra persona si le parece que vale la pena.
Ø Es capaz de disfrutar diversas actividades como
trabajar, jugar, descansar, caminar, estar con amigos, etc.
Ø Es sensible a las necesidades de los otros, respeta
las normas de convivencia generalmente aceptadas, reconoce sinceramente que no
tiene derecho a mejorar o divertirse a costa de los demás
Autoconocimiento:
“Cuando aprendemos a conocernos
en verdad vivimos”
Schüller
Autoconocimiento es conocer las partes que componen
el “yo”, cuáles son sus manifestaciones, necesidades y habilidades; los papeles
que vive el individuo y a través de los cuales es; conocer por qué actúa, cómo
lo hace y cómo siente. Es imposible amar algo que no conozco. No puedo amarme y
respetarme si no conozco los aspectos que me integran.
“Conocerme significa percibirme completo: mi
cuerpo, mis pensamientos y sentimientos, y mi capacidad de relacionarme con
otros. Conocerme es descubrirme con capacidades, habilidades y virtudes, pero
también con límites, defectos, errores. Conocerme es darme cuenta de que
cambio, no siempre soy igual, soy alguien dinámico y cambiante como cambiante
y dinámica es la vida”. [5] Es conocer las partes que componen el yo. Al
conocer todos sus elementos, que desde luego no funcionan por separado sino que
se entrelazan para apoyarse unos a otros, el individuo logra tener una
personalidad fuerte y unificada; si una de estas partes funciona de manera
deficiente, las otras se ven afectadas y su personalidad es débil y dividida,
con sentimientos de ineficiencia y desvaloración.
[4] Rodríguez Pellicer,
Domingo, (1988) .Autoestima: Clave del éxito personal, Editorial Manual
Moderno, México
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