RECUERDOS
INOLVIDABLES DE CAJATAMBO
(Autor: Hipólito G. Yánac Rivera)
Cómo puedo olvidarme del verdor de tus
campos, del vendaval del follaje de tus árboles, el retumbar del río Shapil y
del río Tabín en los meses lluviosos de enero, febrero y marzo.
Cómo puedo olvidarme de la siembra de
papas, del trigo, de las habas, del maíz entre las inclemencias de la naturaleza
y la abundancia de sus cosechas que nos hacían sentir felices a toda nuestra
familia.
Cómo puedo olvidarme de haber
respirado el aire fresco, puro lleno de fragancias: de haber bebido sus aguas
cristalinas de Tojtuy, Tictipuquio, Chuhuilca, Andahuaylas; las que circularon
por mis venas y oxigenaron mi cerebro.
Cómo puedo olvidarme de ti Cajatambo,
si he recorrido tu suelo por mil una vez, tus pueblos; tus parajes habiendo
caminado palmo a palmo, haciendo que cada tropezón me haga recordar de la grandeza
de la tierra que me vio nacer.
Cómo puedo olvidarme de los relámpagos
y los truenos en las épocas de lluvia que cegaban los ojos y hacía retumbar los
cerros como si ya fuera el fin del mundo.
Cómo puedo olvidarme de una infernal tarde
lluviosa en las punas de Tocanca, cuando casi fui alcanzado por la descarga de
un estruendoso rayo, que me dejó inconsciente.
Cómo puedo olvidarme de la granizada
en las alturas de Huaylastoclanca que en unos segundos se convirtió en un
glacial, quedando atrapado y el valor que tuve que imponerme para salir
victorioso.
Por qué puedo olvidarme de Cajatambo,
si así se templó mi corazón como el acero, entre el fresco aroma de la
vegetación cajatambina, los fenómenos de la naturaleza; así nací, crecí y me
desarrolle; entonces por qué podría olvidarme de mi simiente.
Cómo puedo olvidarme de sus fiestas costumbristas: los
carnavales, la Semana Santa ,
Corpus Cristi (los negritos), los Aucas,
las Quiyayas, las Pallas, el Capitán de la Tarde,
el Torneo de Cintas, la Corrida de Toros.
Cómo puedo olvidarme de nuestro Cajatambo,
si me brindó sus encantos: la belleza de su paisaje, su
folclor, sus exquisitas viandas, su chicha de jora, el amor de mi vida, a quien
le jure amor eterno en el rosal del portón de su casa. ¡Recuerdos…!
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